En política, no hay pecado más peligroso que la soberbia; el que crea que sabe está destinado al fracaso. Al contrario, la humildad y la compasión son inmejorables consejeras; quien sepa oír, quien tenga la habilidad de sentir como el prójimo, sufrir lo que él sufre, ser feliz junto a él, podrá encontrar la senda del triunfo.
Chávez les dejó el gobierno pero no les dio un instructivo para gobernar, no podía, no existe más allá de su ejemplo, su vida era la enseñanza, al seguirla se harían discípulos y podrían avanzar. Sin embargo, como suele pasar con los sucesores, el poder, la riqueza los empalaga. Al principio rodaron cabezas, la lucha interna cobró talentos que serían después necesarios, se talaron los árboles del bosque, ya no había fronda; en aquel yermo, el pragmatismo sustituyó a las ideas. Se comenzó a tropezar contra un muro de realidad, y con tenacidad digna de mejores propósitos aún se le dan cabezazos.
Esta es la situación de hoy. No hay discípulos, sólo imitadores que perdieron la magia, la tragedia se resiste a cualquier medida: productividad, elevar las fuerzas productivas, sustituir la renta, vender pedazos de Patria, el olp, el clap, cerrar la frontera, abrirla, comprar armas, super misiones, que dirija un General, que el fun, el fan...todo fracasa, y el muro se resiste sin siquiera resquebrajarse un poquito, pero la terquedad se impone y siguen los topetazos.
Si sólo estuviera en juego este gobierno todo sería más sencillo, sería cuestión de enfrentarse a los neoadecos, pero resulta que este gobierno mancha al gobierno de Chávez, al Socialismo, la derecha externa enfila contra estos y aprovecha de ir contra el Comandante. Por eso es necesario dejar las cosas claras. Decíamos que al asumir el gobierno, estos que no conocen las hierbas se metieron a brujos y desconocieron las enseñanzas del Comandante. Veamos.
Primera enseñanzas no aprendida: el poder reside en el espíritu y no en lo material, por eso el 4 de febrero no se repartió ni una aguja y es una fecha histórica, partió las aguas de la política. Estos malos discípulos repartieron lo que tenían y lo que no tenían, y en poco tiempo consiguieron fortalecer el muro con la conciencia egoísta.
Segunda enseñanza no aprendida: hay que dejar muy claros los bandos en pugna, por un lado los desposeídos; por el otro los expropiadores, los capitalistas, el imperio. Cuando el gobierno ataca a los gringos, los acusa de querer invadir y recoge firmas contra la agresión, está aplicando la enseñanza; no obstante, cuando no entrega las firmas, abraza a los oficiales del ejército invasor, implora por que le acepten al embajador, le da golpecitos en la barriga a cisneros, le pela los dientes a mendoza, los agasaja en Miraflores, está confundiendo a la masa, desdibujando los campos.
Tercera enseñanza no aprendida: no hay que mentir jamás, la credibilidad es un pilar de un gobierno revolucionario, sólo así la masa lo podrá seguir por las orillas de los desfiladeros, con los ojos cerrados, con fe.
Cuarta enseñanza no aprendida: el deber de la dirección es dirigir, esa potestad es indelegable. El gobierno debe estar organizado alrededor de la jefatura y ésta debe tener alto grado de responsabilidad con sus decisiones, estudiarlas con rigor, combatir la improvisación.
Quinta enseñanza no aprendida: el empoderamiento de los humildes reside en su organización, en un tejido social que vaya desde lo local a lo nacional, en la ideologización y formación política de ese tejido.
Sexta enseñanza no aprendida: nunca abandonar el objetivo estratégico, que debe estar presente en todas las acciones, preguntarse siempre dónde está el Socialismo.
No hay que hacer mucho esfuerzo para entender por qué al gobierno todo le sale mal: se apartaron de las enseñanzas del Comandante, de las que emanan de su ejemplo y las más directas escritas en el Plan de la Patria. Que no se diga que esto es Chavismo, tampoco que esto es Socialismo. El Comandante sigue invicto y el gobierno es condenado por sus errores.