Ahora soy un mendigo
Mi esposa
Mis dos hijas
Mis tres perros también
Nuestra delgadez extrema, nuestros harapos
Nuestra mirada alucinada de hambre
Lo evidencian.
Paseamos nuestro desamparo
Por calles donde multitudes de mendigos
Caminan y pasean su hambre y harapos.
De vez en cuando
Pasa un rutilante auto de los oscuros
Y nos lanzan no mendrugos de pan
Sino chisquetes de saliva y blablablá.
Visten de rojo, blanco, verde, azul
Todos los colores del arco iris
Pero los distingue el brillo de la avaricia en los ojos
Los labios torcidos del que sabe mentir con frialdad.
Nosotros solo paseamos con nuestra hambre a cuestas
Muriendo de mengua
Solo muriendo en silencio
Muriendo.