Mendicidad

Ahora soy un mendigo

Mi esposa

Mis dos hijas

Mis tres perros también

Nuestra delgadez extrema, nuestros harapos

Nuestra mirada alucinada de hambre

Lo evidencian.

 

Paseamos nuestro desamparo

Por calles donde multitudes de mendigos

Caminan y pasean su hambre y harapos.

 

De vez en cuando

Pasa un rutilante auto de los oscuros

Y nos lanzan no mendrugos de pan

Sino chisquetes de saliva y blablablá.

 

Visten de rojo, blanco, verde, azul

Todos los colores del arco iris

Pero los distingue el brillo de la avaricia en los ojos

Los labios torcidos del que sabe mentir con frialdad.

 

Nosotros solo paseamos con nuestra hambre a cuestas

Muriendo de mengua

Solo muriendo en silencio

Muriendo.



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José Canache La Rosa


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