La derecha entendió que con Maduro le va bien, por eso ha dejado a un lado, temporalmente, la iniciativa del revocatorio; en cambio la izquierda crítica, sin una correlación capaz de desmontar gobiernos, quiere aprovechar la acumulación de descontento social y las firmas de la derecha para promover una posibilidad no muy segura, de remover a Maduro y entrar ellos en la contienda por el poder.
Para el pueblo, el problema no es negociación o referendo, los asuntos políticos para el pueblo están determinados por quien sea capaz de resolver el problema social: el desabastecimiento, la violencia, la inseguridad, las colas; los asuntos del Estado los resuelve el pueblo en las elecciones y en la lucha directa, si estos afectan las decisiones tomadas por las masas.
Con el nivel de conciencia adquirido por la experiencia socialista, se puede decir sin temor a equivocarse: Con el pueblo no se juega.
Sí, hay problemas económicos y sociales serios en Venezuela; pero, que Maduro no haya logrado resolverlos por aplicar políticas injertas de liberalismo y socialismo socialdemócrata es otro cosa.
Maduro y la izquierda crítica está subsumido en un laberinto que no tiene salida desde las concepciones limitadas a tomar el poder por el poder. Es un juego que se perfila en confrontaciones socialdemócratas y demócratas cristianos; entre copeianos y mudeanos; entre GPP y Psuv.
El verdadero pleito por el socialismo está desplazado de esa confrontación política: ni marea socialista, ni el Psuv; tampoco el partido comunista y los montoneros tienen interés en luchar en la actualidad por el socialismo marxista aplicado creadoramente a la realidad latinoamericana.
Los esfuerzos concepcionales y de entrega voluntaria a la causa del socialismo marxista, ya lo decía, hace algún tiempo Roland Denis, se ha diferido por un largo tiempo. Ahora lo que domina es el pragmatismo político de derecha; allí, en ese laberinto están dando vueltas todas las tendencias políticas del presente conflicto.
Como expresé en un artículo previo; es tiempo ya de cambiar de perspectiva. Hay que agarrar la mochila, internarse en el país y en los países vecinos latinoamericanos y sigamos con la revolución. Hasta que el destino nos alcance.