Se puede dividir una acción golpista en dos fases: la primera, la cruenta, el golpe arremete contra el gobierno y lo desplaza, es una fase súbita, ocurre en horas; la otra es la de la sustitución del aparato del Estado, todos los poderes quedan suspendidos, paralizados y se forma un nuevo tejido. Así debía suceder, así está escrito en el "Manual del buen golpista".
No obstante, el trópico es abundante en perplejidades, en asombros, el mismo Darwin quedó aturdido en las Islas Galápagos frente a la naturaleza tropical. Aquí la política rompe cualquier esquema: cuando en Europa se retorcían en las miasmas de la propiedad privada, ya aquí los Incas vivían en un avanzado Socialismo. Sin apartarnos mucho, el golpe de Abril se estudia en las academias de los cuerpos de inteligencia mundial y aún no atinan a resolver porqué aquellos "gobernantes" salieron despavoridos de Miraflores. Hoy vivimos en una innovación que seguramente será estudiada por siglos, se trata de una modalidad inédita de golpe. Veamos.
Todo comenzó por la segunda fase, aun permaneciendo el ejecutivo en pie las demás instituciones del Estado se desmoronaron: la Asamblea es un elefante blanco, una locura que legisla y la realidad no se entera; el poder judicial, el TSj desconoce a la Asamblea inexistente y apoya las legislaciones del ejecutivo; el CNE es incapaz de conducir un piche referéndum, funciona más bien como un consejo antielecciones, especialista en impedirlas; la Fiscalía General parece un náufrago gritando a los cuatros vientos que los derechos humanos se están violando y sólo las gaviotas escuchan, pero no oyen; la Defensoría del Pueblo quiere hacer tortilla sin cascar los huevos; el Poder del Ejecutivo está diluido entre el uniforme de un General y la inoperancia de un gabinete que es la suma de pequeños egos…
Es así, la segunda fase del golpe se cumplió sin consumar la primera, cosas del trópico. Ahora vivimos un vacío histórico: el gobierno se derrumbó pero no hay sustituto, el país se consume en una pelea con las sombras de la vida cotidiana. La situación reclama que se cumpla la primera etapa, alguien se dará cuenta del "mango bajito" y cerrará el ciclo.
La hora reclama el concurso de la dirección política del Chavismo, que deje el canibalismo, las peleas subalternas, las amenazas desesperadas, que deseche los problemas superficiales y se ocupe de lo principal, del gobierno, del poder. No es posible que se sumerja en las peleas artificiales leguleyas del tsj con la asamblea, de la asamblea con el ejecutivo, respondiendo las rabietas de allup, y en ese cretinismo se desentienda del poder, vea como se le diluye, destruido por la estulticia.
Nada indica una reacción de la dirección del Chavismo. De no haberla, si allí adentro no despierta una visión de Estado, una visión revolucionaria, estratégica que supere la mezquindad de lo meramente personal, del chisme, entonces debemos prepararnos para un siglo de resistencia, preservar el pensamiento del Comandante Chávez, la idea de Socialismo, mantener la esperanza… ese es el deber de los revolucionarios.