¿Quién mueve los hilos, quién es marioneta?

La declaración del Presidente de PDVSA, que viene reforzada por Pérez Abad y por algunos falsos dirigentes obreros que abogan por revertir las nacionalizaciones, son como un corrientazo en el escenario político. Ahora se discuten, es verdad, con timidez aún, temas centrales de la dirección de la sociedad que no pueden ser despachados con cinco minutos de discurso virulento. Uno de los temas que más preocupa es ¿quién mueve los hilos del gobierno, quién dirige?

Cualquier observador en su sano juicio, no influenciado por lealtades patológicas, aceptará que este gobierno es desordenado. Las líneas de mando están difusas, el gobierno tiene voceros como arroz, declaran, opinan, como el loro de temas que no son de su competencia, muchos miembros del gobierno cometen imprudencias y nadie le pone orden, al contrario, el despelote continúa. El Partido calla, el alto gobierno voltea para otro lado. En estas condiciones es difícil saber quién tiene los hilos que mueven al gobierno, quién mueve y quién es movido.

Es difícil seguir la trayectoria de los hilos que mueven a las marionetas, pero sabemos que una mariposa bate sus alas en el departamento de Estado y algo se sacude en el CNE, que Shanonn viene a Caracas y las marionetas se agitan, que hay reuniones secretas con la MUD, así lo declaran voceros del gobierno, algunos hilos deben haber por allí. Los hilos están enredados, forman una maraña que dificulta la dirección, un titiritero mueve un hilo y consigue un resultado perverso, inesperado.

En el gobierno la situación es más compleja, las marionetas son muchos pero muchas también los titiriteros, y cada uno de estos tiene su propio guión, desarrolla su propia obra. El presidente de PDVSA junto a la fracción burguesa del gabinete tienen la suya propia, la desarrollan con eficacia, sus hilos se internan hacia el norte, de eso no hay dudas. A veces simulan responder a una hilacha que sale de Miraflores, entonces se retractan, hablan de Socialismo, poder popular, se visten de rojo.

La fracción izquierdosa de la alta dirigencia es jalada por dos hilos, por la fidelidad a las ideas que tuvieron y la por comodidad de su posición. Unas veces el hilo que viene de su pasado los reclama, entonces declaran bonito, pero rápido los tiempla el hilo de la comodidad, la costumbre, y en ese momento se desdicen.

Existen quienes son jalonados por la disciplina, son bastantes, funcionan como resonancia de las instrucciones de los de arriba, no importa que sean disparates, que sean barbaridades: una marioneta no piensa, le mueven el hilo y actúa, aletea las manos, levanta una pierna, todo a voluntad del titiritero.

Existen los que son marionetas y a la vez titiriteros, son movidos y mueven, se sienten poderosos, alguna vez, por momentos fugaces, tuvieron algunos hilos en la mano, pero se durmieron y hoy en realidad no tienen nada, sus hilos no terminan en ninguna parte, son hilachas, son reliquias, muñecos sentados con la cabeza gacha, inservibles ya para el espectáculo, tristes representantes de un papel que perdió a su público. Esperan que se apague la luz.

Existe la patética historia de la marioneta que se creía titiritero, y un día descubrió los hilos en su cuerpo, pero no se inmutó, al contrario, gritó más duro, saltó más fuerte, amenazó, bramó, cambió y volvió a cambiar, puso aquí y quitó allá, no buscaba romper los hilos, sino que el público no los percibiera.

 La obra del teatrino no cesa, siempre en el pequeño escenario hay luces, algunas marionetas son condenadas al cajón, al pipote, pero siempre habrá otros hilos, otros actores de trapo, artificios de engañar…



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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