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Desde entonces quedó claro su liderazgo, aunado a sus estudios, hábitos y lecturas que lo distinguían entre la alta oficialidad.
Todo ello hizo que, en la oposición, sus "analistas militares", y seguramente algunos oficiales y quienes hablan de "chavismo sin Chávez", pensaran que Baduel podría ser el jefe de una hipotética alternativa. Gradualmente se han bajado de esa nube. Sus acciones, pero sobre todo sus palabras, debieron desanimarlos. Cada vez está más comprometido con este proceso que vive el país, y consciente de los peligros que le acechan al interior y desde el exterior.
Sorprendió a quien lo quiso; nada más natural su designación como ministro de la Defensa. En algún momento parecían lógicas las aspiraciones de García Carneiro de continuar como ministro y de Baduel a acceder a ese cargo; Chavez cortó por lo sano: 45 minutos antes de nombrarlo, se lo dijo al vicealmirante Orlando Maniglia y comenzó la necesaria distensión. Ahora nos resta escuchar lo que diga en el discurso que prepara para los próximos días.
Hipótesis de guerra. Entre tanto, como comandante del Ejército informó el jueves
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de algo que en otras épocas eran rigurosos secretos militares; se refirió a los posibles escenarios de amenazas que ha venido evaluando la Junta Superior de la Fuerza Armada.
Esas hipótesis de guerra son: 1) guerra de cuarta generación con posible confrontación asimétrica; 2) desestabilización y desarticulación del país mediante golpe de Estado, subversión o acciones de grupos separatistas; 3) conflicto regional, que podría derivarse del estado de violencia interna en Colombia, en el que participa EEUU con algo más que el Plan Colombia, y usar el pretexto de que Venezuela es promotor de violencia en ese país para utilizarlo como casus bellis y propiciar una intervención en el nuestro, y 4) invasión directa de EEUU, "no descartable en vista de la política desarrollada por EEUU, sobre todo en Oriente Próximo".
Esos posibles escenarios son reflejo de la situación actual, no sólo en nuestro país, sino en escenarios internacionales, y aunque explican la política de adquisición de armamentos, ameritan más información a los venezolanos, ¿Qué pasaba en la Cuarta República? Aunque esos escenarios también se estudiaban, y en función de los mismos se hacían las respectivas adquisiciones, apenas trascendían al país. Se supo de la compra de las fragatas y de aviones por escándalos de corrupción. Los venezolanos no teníamos información que no fuese difundida por circunstancias como esas.
Durante años se estudiaban y las Fuerzas Armadas se preparaban para tres hipótesis de guerra: la verde, una hipotética confrontación con Colombia, que tuvo varios momentos de alta tensión; la negra, con Guyana, con una aventura a fines del gobierno de Leoni, y la roja, con Cuba. En armonía con esas hipótesis se aplicaban las políticas de adquisiciones. Por ejemplo, cuando se evaluaban los F16, los israelitas Kfir C-2 y los franceses Mirage 50, una de las razones para adquirir el sistema de armas F16 fue su radio de acción de mayor alcance que los demás, y siendo Cuba el objetivo, pesó mucho a la hora de decidir. Igualmente, los poderosos tanques AMX30, recién potenciados y vistos en el desfile en el Campo de Carabobo, fueron adquiridos por su capacidad de maniobra en terrenos como los de la Goajira en los límites con Colombia.
Pero ¿ustedes recuerdan que en algún momento un presidente, un ministro, o un jefe del ejército le hablara al país de estas hipótesis de guerra y por qué se adquirían determinados armamentos? Es grande la diferencia. Ahora, en condiciones totalmente distintas, los escenarios han cambiado y el concepto de defensa también. Ya no es asunto exclusivo de los militares.