Los excesos de cerebralismo

El sufijo "ismo" se le agrega a los sustantivos para denotar algún tipo de doctrina, tendencia, teoría o sistema, como en el caso de capitalismo, fetichismo, comunismo, heroísmo, alcoholismo, galleguismo, hispanismo, latinismo, imperialismo, mutismo, zarismo, catolicismo, sandinismo, entre tanto de los que se puede construir a partir de una palabra y porque no, también inventar.

No cabe duda, quien consume mucho alcohol es presa del alcoholismo, quien desea ver al planeta destruido es seguidor del capitalismo, el iluso que conjetura que los ricos van acabar con la pobreza es partidario del neoliberalismo y quien presume de su sacrificio por la patria aguardará sentado un galardón por su heroísmo.

En verdad mi interés no es desarrollar un ensayo sobre los "ismos", lo que deseo es referirme sobre los "excesos de cerebralismo". Esta expresión no me pertenece, la leí en un libro de cuentos del escritor Leopoldo Alas (Clarín) (1852-1901) autor de "La Regenta", nacido en Zamora (Oviedo, España). Como tirano de la literatura, este autor utilizó la frase que identifica este artículo para referirse, con palmario sarcasmo, a los "intelectuales" que hacían gala de su erudición, incapaces de dominar sus impulsos vitales por sus excesos de cerebralismo.

Estudiando el comportamiento de los líderes y lideresas en el ámbito nacional e internacional tengo la certeza que estas "autoridades" padecen de exceso de cerebralismo. Al igual que los seres humanos que aman con demasía, o quienes sufren mucho, o los que trabajan con desatino son proclives a una cardiopatía. Así mismo, los alcohólicos por sus excesos con las bebidas espirituosas, en el futuro padecerán de alcoholismo y lo que les espera será una cirrosis hepática. Por eso temo por los hombres y mujeres que están manejando la política económica, social y militar mundial como el emperador Obama, Rajoy, Ban Ki-moon, Luis Almagro, Christini Lagarde, Jens Stoltenberg (jefe de la OTAN), François Holande, Theresa May, Hilary Clinton, entre tantos de los eruditos, cada uno en su especialidad, que de tanto utilizar el cerebro en el futuro padecerán de una endémica y peligrosa cerebropatía.

Hay diversas opiniones sobre la creación del sistema Solar, en la galaxia donde desde hace cuatro mil millones de años está girando la Tierra alrededor del astro rey. Quizás, por algún ardid de la mutación o de la evolución emerge el hombre hace setenta millones de años, aunque otros afirman que fue hace 1.750.000 años. En verdad, debe ser harto difícil precisar esta fecha y más cuando cada día la ciencia nos entrega nuevos aportes sobre la aparición del homo sapiens. Independiente de cualquier sea la data, se necesita padecer de exceso de cerebralismo para acabar o volver mierda en un santiamén lo que a la naturaleza le costó evolucionar en millones y millones de años y a la sociedad construir en varios siglos. Los hombres y mujeres mencionados anteriormente están empeñados en arruinar la humanidad, pretenden resolver todas las dificultades sobre la base de guerras continuas, de la destrucción de civilizaciones enteras, con la muerte de sus semejantes, del terrorismo, del cataclismo del planeta al construir nuevas bombas nucleares y amenazar a los humanos con el uso de tales engendros de la muerte. Lo lamento por los líderes que tienen en sus manos la conducción de la política planetaria y más me apenan los electores, quienes todavía después de tantos años de engaños imaginan que la democracia capitalista-burguesa solucionará los problemas que sobrellevamos.

Es lastimoso escuchar al Secretario General de ONU opinar sobre la situación económica de Venezuela coincidiendo con Almagro, con el emperador Obama, con el jefe del Comando Sur de EEUU y con todos aquellos líderes de la derecha mundial quienes aspiran acabar con la Revolución Bolivariana (¿Será coincidencia?). Temo por la vida de Ban Ki-moon, su exceso de cerebralismo lo va llevar a padecer de una cerebropatía, por tal motivo, quizás, le dejará el cargo a Luis Almagro, quien al igual que el referido está empeñado en destruir la obra de mi comandante Chávez y la de los líderes progresista suramericanos. Todos ellos alejados de los mandatos de los entes financieros e industriales empeñados en adueñarse del mundo y dirigidos por Christini Lagarde.

El exceso de cerebralismo está atacando a los líderes de la derecha, no sólo en el ámbito europeo, también los líderes y lideresas de centro y Suramérica asoman los síndromes de una posible cerebropatía. Enrique Peña Nieto está empeñado en acabar con los herederos de la civilización azteca, la cual tardó mucho años para edificarse. Para tal fin este sujeto dispone de los recursos energéticos y las tierras cultivables de México para entregárselas a las corporaciones energéticas y agroindustriales transnacionales. El presidente Michel Temer se empeña en destruir los logros sociales y las metas alcanzadas por Dilma. Así mismo, Macri, al igual el brasilero interino, no escatima esfuerzo para borrar de Argentina los logros sociales de los esposos Kirchner, bien merecidos por los obreros, los campesinos, las mujeres, los estudiantes y los excluidos durante cientos de años. Un indocto como yo, alejado de la intelectualidad productiva, reconozco que hay que poseer un exceso de cerebralismo para tener tan sobresaliente capacidad de destrucción.

Admiro a los "intelectuales" venezolanos quienes durante una entrevista a la prensa, por lo general, se retratan teniendo a su espalda una miríada de libros pulcramente ordenados sobre los entrepaños de una biblioteca. De seguro que muchas de aquellas obras no las leyó y si la estudió y la aprendió, la pátina del tempo hace lo suyo. Lo más probable que el 80 % de lo cultivado descansa en algún intersticio cerebral donde fenecerá estoicamente. Son estos intelectuales con grado, posgrado, maestría, Phd, pos doctorado con títulos académicos de sobra los que, a pesar de haber gobernado durante cuarenta años, ahora por su exceso de cerebralismo descubrieron que tienen la solución de todas las contrariedades del país.

Imposible negar que es preciso sufrir de un exceso de cerebralismo para aseverar que el presidente Chávez se adueñaría de la patria potestad de todos los niños y niñas del país. Esta misma dolencia deben padecerlo quienes concibieron que los bombillos ahorradores fueron diseñados por agentes cubanos para espiar todos los hogares venezolanos. Así mismo, envidio a los eruditos de la política, quienes en alianza con los poderes fácticos internacionales pretenden adueñarse de los recursos almacenados dentro de las entrañas de nuestra tierra con el objeto de convertimos en excelsos capitalista. No dudo en anhelar el exceso de cerebralismo de ciertos políticos venezolanos que tienen diecisiete años conspirando en su intento de volver al poder, repitiendo los mismos errores del pasado. La cerebropatía amenaza a los dirigentes de la MUD, comandado por el adeco senil Ramos Allup, quienes por exceso de cerebralismo concibieron acabar, a los seis meses de elegido, con el gobierno de del presidente MM bajo el falso alegato de su nacionalidad colombiana. Es la abundancia de materia gris de ciertos opositores que bajo el arrebato del uso desproporcionado de su testuz concibieron una maquinaria publicitaria para burlarse de nuestra galardonada saltarina Yulimar Rojas, ganadora de la medalla olímpica, solo por el hecho de provenir de la clase popular, la misma que detesta la consorte del curaca de la AN. De seguro a todos esos eruditos que prohíjan el uso desmesurado del reservorio de materia cerebral deberán cuidarse, a riesgo que por el uso y abuso del depósito de raciocino les espera una inminente cerebropatía.

Son estos personajes que padecen de exceso de cerebralismo quienes desprecian la paz entre los pueblos y están llevando la destrucción del único lugar que nos acoge, bien a través de una guerra inclemente o bien, que por sus desaforados apetitos monetarios nos arrastran a una catástrofe planetaria.



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Enoc Sánchez


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