Hay pena por quienes sienten actitudes que tienden hacia la vida imperial

Los soldados que lucharon y perdieron sus vidas en las guerras independentistas desde Centro América, el Caribe y hasta el sur de este continente, gente que se dio con entereza en esas luchas, indios, blancos, negros y mestizos, debe sentir pena por unos cuantos de sus habitantes actuales, que tienen actitudes con tendencias hacia la vida imperial.

Para muchas personas, por ejemplo, es inexplicable lo que ha ocurrido en Argentina y Brasil, cuyas gestiones gubernamentales estuvieron dirigidas hacia la mayoría de sus pueblos y, pese a ello, hayan permitido unos cambios drásticos que ponen en duda el que alguna vez esos pueblos hayan pensado con la sensatez que da la razón.

Aunque se entienda desde lejos, se aprecia como inaceptable que un grupo de parlamentarios, investigados por corrupción, logren saca de la Presidencia de Brasil a su titular, como también se ve casi inexplicable que los habitantes de una nación como Argentina dejen de apoyar a su principal partido para creer en un candidato sobre el que conocían y han recaído sospechas durante su mandato como gobernador.

Pero luego de ambas situaciones, conocidas no solo por los mismos latinoamericanos y caribeños, sino por el mundo entero, luego nos encontramos con una especie de lamento de las poblaciones de ambos países, que ahora mantienen una posición de lucha y firmeza en contra de quienes le hicieron actuar en contra de lo que habían vivido.

Claro, en Brasil la pena debe pasar por los mismos integrantes del Partido Popular que salieron a establecer alianzas con gente del partido de Temer, un vicepresidente que trama la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff. Hoy la población se matiné enardecida y aun lado de la mandataria, pese a lo que ocurre.

Los argentinos, por su lado, se equivocaron dando un salto largo y dejan de lado al candidato del partido de gobierno y votan, de modo increíble en su contra y a favor del actual presidente y quien, como especie de castigo al traidor, tiene pariendo a todos los argentinos con sus medidas económicas y fascistoides, al punto de que por poco no tiene entre rejas a Hebe de Bonafini, ductora de las Madres de la Plaza de mayo, de larga y fuerte lucha en la búsqueda de sus nietos y nietas desaparecidos por la dictadura militar de Videla.

Y también hay otras naciones mal pardas o mal conducidas, como es el caso de Honduras, donde acaban de anunciar que contratarán a israelitas para que los ayuden en el camino hacia el progreso. Y aquí es donde uno suele preguntarse, ¿Es que realmente quiere EE.UU sembrar a Israel en nuestro continente latinoamericano?

El apreciar las conductas de algunos ciudadanos que sueñan con ser dirigidos por otras naciones, nos damos cuenta que han recibido una formación que los desorientó de por vida y al hacerlo, se ve el papel lacayo que han tenido los pasados gobiernos.

Lo claro de todo este enojoso asunto, es que los latinoamericanos y caribeños, por siglos, nunca recibieron ni las verdades ni las informaciones adecuadas que le permitieran el desarrollo de una vida esperanzada en otros valores, por el contrario, lo que recibieron fue una imposición de valores torcidos del mundo mercantilista, que ha sido, al fin y al cabo, lo único que le ha interesado a quienes embriaga el poder político y económico.

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Pedro Estacio


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