Cuando Maduró decidió comenzar a pagar compensación por las expropiaciones mineras realizadas por Chávez, y firmar contratos de exploración y explotación minera con más de 150 empresas nacionales y transnacionales, despertó otra vez, la "pasión por el dinero", tanto de las empresas transnacionales y su instrumento legal de saqueo de recursos financieros de los Estados de los países subdesarrollados el CIADI, como la misma pasión en las empresas locales.
Y es que parece que el gobierno olvidó que Chávez luchó por salirse de las influencias voraces del sistema económico imperialista internacional y que al nacionalizar y "expropiar", Chávez "les dio duro donde ellos eran más débiles, en su pasión por el dinero" (Jacinto Pérez Acay /9/06/2016), pero el comandante no se quedó allí, impulsó el fortalecimiento de la CELAC, UNASUR y la creación de la Alternativa Bolivariana para nuestra América-ALBA y el Banco del Sur, en un claro rumbo de independencia.
Mientras eso se olvida, viene Adán Chávez Frías a cuestionar abstractamente al reformismo, olvidando piadosamente que uno de los principales impulsores del reformismo es Maduro y su grupo de apoyo. Pero teóricamente no se equivoca en plantear, solo que tardíamente, que el reformismo es colaboración de clases y contaminación de la ideología revolucionaria.
Toby coincide con Adán en que, el Chavismo está en graves problemas, sin reconocerlos no hay solución, vanos son los esfuerzos por ocultar la realidad. Ante esta situación sólo hay una salida para el Chavismo, para el gobierno: una lucha frontal, valiente, contra el reformismo, por el Socialismo.
Hace un poquito más de dos meses dijo el general Arcay: No quieren sacar a Maduro por ser Maduro, sino PORQUE DEBILITA EL PENSAMIENTO DE CHÁVEZ.
Este es el problema fundamental de la revolución venezolana:
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Que los gobernantes no quieren reconocer que son ellos los que nadan en el reformismo.
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Que al defender a Maduro están defendiendo la causa del debilitamiento del pensamiento de Chávez.
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Que nadie tiene cojones para salir a la palestra revolucionaria (con movilizaciones escandalosas, no de camping) a defender con energías sociales revolucionarias los programas creados por el socialismo.
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Y a desafiar y derrotar organizadamente en las calles el poder terrorífico de las clases dominantes.
¿En qué estamos? O somos agoreros escatológicos del mítico 1S, o salgamos antes y siempre, a las calles a gritar consignas hermosas y combativas. Así se quitan los miedos