La peor pesadilla del imperio son ahora Maduro y Rousseff

La defensa personal asumida por la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, al desenmascarar en el propio Congreso a los senadores de la derecha de aquel país, quienes, no obstante lograron mediante un golpe parlamentario sacarla del poder, luego de juzgarla sin potestad para convertirse en tribunal de justicia y, acusarla sin prueba alguna de crímenes que no cometió separarla de la presidencia, mientras, simultáneamente la derecha venezolana materializo al día siguiente la toma "pacifica" de Caracas que contenía objetivos similares. Toda una estrategia elaborada en los laboratorios de USA para matar dos pájaros con una misma pedrada y la colaboración de los vende patrias suramericanos.

Se trataba, por parte de la tendencia fascista venezolana, aprovechar a los ingenuos anti chavistas en una supuesta marcha pacífica, para ejecutar acciones bélicas contra los seguidores del gobierno nacional y, valiéndose de su hegemonía mediática, acusar al presidente Maduro de su macabro plan, pero los servicios bolivarianos de inteligencia lo descubrieron oportunamente, e incluso, hizo presos a muchos de sus responsables al decomisarles explosivos y otros artefactos de guerra tal como lo ha revelado el gobierno bolivariano, para explicar la detención de algunos líderes de Voluntad Popular, lo cual permitió que la marcha de la oposición se realizase relativamente en paz sin ninguna agresión por parte del gobierno.

En otras palabras, aun cuando tal manifestación antigubernamental escondía una nueva versión del imperio gringo en aras crear el caos al no resignarse a. perder lo que siempre considero su patio trasero, máxime cuando la presunta amenaza contra la paz en Colombia, gracias al acuerdo del mandatario neogranadino y las FARC, les ha cancelado tan tradicional pretexto para justificar una posible intervención foránea en países cuyos gobiernos se han confesado de izquierda y anti imperialistas, lejos de conseguir su propósito golpista en nuestro caso ha servido para demostrar al mundo el gran respeto de la revolución por los derechos humanos de sus compatriotas. Es por eso que aun cuando al final de la misma algunos de los más radicales oposicionista intentaron con acciones de violencia provocar a los cuerpos de seguridad, la llamada toma de Caracas que se anunciaba como un ultimátum que obligaría la salida del presidente, no paso de ser una marcha más y, en cuanto a Brasil, si bien se impuso el golpe parlamentario los votos para impedirle por ocho años ejercer cualquier cargo público no le alcanzaron y ahora la presidenta Dilma Rousseff como Maduro se les han convertido en su peor pesadilla.

 



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Mauro Briceño Prato


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