Mi legado, mi posible error y mi eventual razonar

A juzgar por mi edad, estoy a tres años de cumplir los ochenta y por los dos cáncer que llevo a cuesta hace más de siete, sé que mi tiempo de vida física está a punto de extinguirse y lo único que me preocupa es no dejar un testimonio noble de mi paso por este planeta, lo cual intento lograr en este artículo.

No obstante por los vientos que soplan, lamentablemente creo no estar errado cuando vislumbro un quiebre eventual en la fuerza bolivariana aun cuando al final se impondrá la verdad histórica añorada por los verdaderos revolucionarios y, quienes hoy rechazan mi manera de pensar, otrora para mi satisfacción, dirán: el viejo no estaba equivocado. Y ese sera mi humilde legado

Dada la multitud de flancos en que simultáneamente nacional e internacionalmente bajo su batuta el imperio yanqui dispone de cuanto requiere, para convertir en traidores a ingenuos peseteros, debo advertir que se pudiera perder esta batalla pero no la guerra aun cuando para ese momento quisiera ya no estar entre vosotros a no ser que me quedasen fuerzas para morir en su defensa.

Pero como todo rio al que contraviniendo su original naturaleza es desviado a la fuerza, finalmente regresa a su cauce a la revolución bolivariana le ocurrirá lo mismo, y, entonces: volverá para ser invencible y marchar hacia el progreso a costa de su propia sangre si ese fuese el reto. No otra cosa se puede esperar ante unos contra revolucionarios amargados y doblemente derrotados.


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Mauro Briceño Prato


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