La semana que termina se cumplieron dos años de la desaparición, y seguramente muerte, de los 43 estudiantes normalistas rurales en Ayotzinapa, México. A pocos días comenzó una búsqueda, que hasta ahora ha resultado infructuosa. Han aparecido otras fosas comunes, encontraron otros grupos de cadáveres, pero nada de estos 43.
Incluso han participado expertos extranjeros, sin concluir su misión por la intimidante conducta del gobierno federal. La prensa mexicana, y en general sus medios, no pueden ocultar algunas revelaciones y otros hechos relacionados, pero nunca han sido un factor de presión sobre el gobierno nacional. Habrá sus excepciones. El caso es que ya han transcurrido dos años, sus familiares, compañeros y otros sectores de la sociedad mexicana se han estado movilizando regularmente reclamándolos vivos y nada que aparecen. Uno lo comprendería si se tratara de un estudiante desaparecido, o de una pareja, ¡pero es que son 43! ¿Y cómo es posible que todos los servicios de inteligencia, y todas las fuerzas públicas, policiales y militares, no hayan dado desde entonces un solo paso firme para que se produzca el hallazgo? Y los medios, silenciosos, pasivos. A eso, el presidente Peña Nieto lo llama "la buena prensa", y no sé cómo llamará a los 13 periodistas mexicanos asesinados en lo que va del año. Y tampoco sabemos por qué la SIP y organizaciones con financiamiento oculto como Reporteros sin Fronteras, guardan silencio. ¿Se imaginan qué habría ocurrido en Venezuela si un hecho como ese hubiese sucedido aquí? ¿Cómo sería la campaña internacional? ¿Cuál habría sido la conducta de la Conferencia Episcopal?
También esta semana que finaliza hubo un hecho en Venezuela, excepcional en América Latina, porque seguramente no ocurre en ningún otro país algo similar. Según las cifras oficiales, se iniciaron las clases en 30 mil escuelas, de ellas 200 nuevecitas, se vendieron a bajo precio 1,5 millones de kits de uniformes escolares, se repartieron nueve millones de cuadernos, 20 millones de textos de la Colección Bicentenaria, y 300 mil canaimitas, para llegar a los 5 millones entregados desde el Gobierno de Chávez. Es tal la magnitud de esa entrega, precisamente en un año de pocas divisas y de dificultades financieras del Gobierno, que resultaría comprensible que algunas de esas cifras fuesen más bajas de las anunciadas. Y que, por ejemplo, en lugar de 200 nuevas escuelas no hubiesen terminado 30, y "sólo" inauguraron 170, o que no fueron 20 millones de textos, sino 19 millones 700 mil. ¿Cuál habría sido la noticia para muchos medios? Con toda seguridad las fallas habidas, aún siendo insignificantes y algunas por causas extrañas, atribuidas a terceros, proveedores, fabricantes, etc., como ha ocurrido otros años. A eso es que podría llamarse "la mala prensa".
Agresión a Venezuela
No creo equivocarme, pero la sistemática campaña desde el exterior contra Venezuela apenas es comparable a la que hubo contra la revolución cubana, exceptuada la parte que le correspondió a Washington, que fue insaciable, sin tregua, hasta llegar a promover invasiones e imponer un bloqueo inhumano contra todo un pueblo, y que a pesar de los acercamientos habidos, todavía persiste, pese a las repetidas condenas en la Asamblea General de la ONU, unánimes si no fuese por los votos contrarios de EEUU y de Israel. Pero no fue así en América Latina, hubo votos en contra como el de México, y varias abstenciones cuando la expulsaron de la OEA. Con el tiempo, gradualmente, hubo expresiones solidarias, y se creó el Sela, con Cuba, y ¡sin Estados Unidos!
No ha sido así con Venezuela. La última agresión vino conjuntamente de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, México y Perú, como pueden observar están los países de la "alianza del Pacífico, menos Colombia, más Brasil y Argentina, que hasta hace poco eran otra cosa. Ahora se preocupan hasta por decisiones autónomas, que aquí pueden contrariarse, como ha sido la resolución del CNE sobre la recolecta de firmas pidiendo el revocatorio. Antes, ya se había pronunciado EEUU, que les dio la señal de luz verde. Por supuesto, no son estas las únicas expresiones de esos países, lo que ocurre es que ahora son los respectivos gobiernos que, por supuesto, merecieron el repudio de nuestra Cancillería.
Cabría preguntarse por qué se establece esa diferenciación que yo observo. En mi opinión, además de las reservas del petróleo, que no pueden compararse con la producción de azúcar, existe otra razón mucho más importante, y es que la revolución cubana influyó mucho en la izquierda de los países latinoamericanos y estimuló la formación de guerrillas en varios países, Venezuela, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y potenció las de Colombia, pero la mayoría sin opciones de alcanzar el poder.
En cambio, la influencia del proceso revolucionario venezolano trascendió los límites guerrilleros, y contribuyó a que llegaran al gobierno sectores progresistas en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y El Salvador, que crecieran las fuerzas de izquierda en otros países, ayudó a consolidar las revoluciones en Cuba y Nicaragua, acercó a los países del Caricom, y las relaciones internacionales llegaron a Rusia, China e Irán. Que no es poca cosa.
75 años
Les voy a hacer una especial recomendación: que compren el martes la edición aniversaria de Últimas Noticias. Hicimos algo que no ha intentado ningún diario en Venezuela, y es que con motivo de sus 75 años le dedicamos la edición al periódico, desde su nacimiento en 1941, su evolución, cambios habidos, dueños que ha tenido, la historia de sus secciones, etc. Allí está la vida del diario que ustedes están leyendo hace décadas, o años. Tengo confianza, más que confianza, certeza, de que les gustará.
Encontrarán hechos que desconocían de la vida del diario del pueblo, como durante tantos años se le llamó. Y una recomendación final, en algunos puestos, y particularmente en el interior del país, no es mala idea reservar su ejemplar de pasado mañana.
Comienza la pelota
Todos los años para esta época siempre escribo un comentario al beisbol cuando inicia, y afirmo que el país comenzará a cambiar. Ha ocurrido así, y no hay razones para suponer que no se repita este año. Por el contrario, de alta significación es el hecho de que los ocho managers son venezolanos, que todos los equipos encontraron gente capaces de dirigirlos. Nunca antes había ocurrido, desde 1946, cuando los cuatro clubs tuvieron al frente a cuatro criollos. Además, existe la posibilidad de que algunos de los venezolanos que están en las Grandes Ligas vengan a jugar a Venezuela, y que cuatro televisoras programarán esas transmisiones, lo cual revela la importancia de este campeonato. Y como quiera que no se han producido cambios en la fanaticada (no sé de un solo caraquista que abandonara a los gloriosos Leones) que seguirá desde las tribunas, o por la radio, la TV, y la prensa, el desarrollo de los partidos, confirma la estimación según la cual apenas comience el campeonato, se empezarán a observar los cambios en la gente. Venezuela será distinta en las próximas semanas.