Exigencia de diálogo y construcción de lo común

"Hay que tener en cuenta que el entendimiento entre los hombres crea tanto un lenguaje común como también inversamente lo presupone. El extrañamiento entre los hombres se muestra en que ya no hablan el mismo lenguaje (como suele decirse); y la aproximación, en que se encuentra un lenguaje común. Es verdad que el entendimiento se torna también bello donde se busca y al final se encuentra un lenguaje común."

Hans-Georg Gadamer

"¿Quiénes deben dialogar? O, en caso de que no puedan hacerlo directamente, ¿quiénes deben ser tenidos en cuenta en el diálogo y en el acuerdo final?"

Karl-Otto Apel

"¿Que es la tolerancia? Es lo propio de la humanidad.

Todos estamos llenos de debilidades y errores;

perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías

es la primera ley de la naturaleza"

Voltaire

"El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre.

Lo que singulariza al mundo humano es,

por encima de todo, que en él ocurre entre ser y ser

algo que no encuentra par en ningún otro rincón de la naturaleza"

Martin Buber

Quien tiene fe en la democracia aleja de sí la tentación de la fe en la dictadura. La fe (de cualquier tipo) es, en realidad, la voluntad de que el sentido del mundo sea éste antes que otro, de cierto tipo antes que de otro. Sobre la realidad caben muy diversas perspectivas, innumerables puntos de vista. Si la descalificación y el desconocimiento del otro han conducido al odio y a la violencia, ¿No será el conocimiento y el reconocimiento del otro un camino para la paz y el buen entendimiento? ¿Debemos afirmar que la generación actual de venezolanos parece haber perdido su esquema de valores? ¿Debemos llegar a la conclusión de que el país se halla en una desorientación profunda y generalizada? ¿Es verdad que la certeza ha sido sustituida por el cinismo y que la esperanza ha cedido lugar a la desesperación? ¿Cómo es posible que la realidad sea tan distinta para un partido político que para su contrario? ¿Por qué si el partido político en el gobierno propone unas "medidas racionales" encaminadas al bien común de los ciudadanos, han de ser, sin más rechazadas? ¿Por qué lo que es bueno para unos resulta deletéreo para otros?

El diálogo como atmósfera de la autentica comunicación acostumbra a presentarse como una de las exigencias mayores de nuestro tiempo. Las personas se pueden dividir en dos categorías: las que hablan para comunicar algo y las que dicen algo por hablar. La persona que quiere dialogar, tiene que estar abierta al razonamiento de los demás. Para dialogar primero hay que preguntar y después escuchar. En nuestros días, desde posiciones ideológicas muy diferentes, se ha subrayado la decisiva importancia del dialogo para una coherente edificación del ser humano.

El auténtico diálogo, a la inversa de lo que acontece con el monólogo, es un poderoso inductor de la simpatía, porque tiende al descentramiento del yo y a la superación del monologismo que le caracteriza, a fin de implantar unas relaciones humanas policéntricas, que hacen posible la salida hacia el otro y el consiguiente reconocimiento del otro en su irrenunciable alteridad y diferencia. Nos cabe la menor duda de que, en el momento presente, necesitamos con urgencia una "praxis de la simpatía", que permita a los venezolanos el "padecer con" (sym-pathos) o, diciéndolo de otra manera, debemos encontrar la manera de habilitar al hombre para que sea capaz de "ponerse en la piel del otro".

Dialogar supone encontrarse con el otro "a través" (dia-) de la "palabra" (logos).En todo encuentro entre los hombres, en todo intento de encontrar al otro a través del lógos, nos ponemos en camino de encontrar los hitos que nos permitan llegar a un cierto entendimiento con el otro, a un cierto acuerdo. Que este encuentro pueda en absoluto tener lugar no es sino posible por meditación de un cierto acontecer el lenguaje, un acontecer en el que se encuentran esas palabras que se dirigen mutuamente aquellos que dicen estar hablando. Y en este encuentro de esas palabras dirigidas a un hombre, precisamente a ese hombre que se encuentra con nosotros, ante nosotros, y que responde a nuestras palabras con sus palabras, está siempre presente, como presupuesto y como meta, la consecución de un lenguaje común a ambos. Y es que no puede darse entendimiento alguno entre aquellos que no hablan el mismo idioma, de la misma manera que no puede llegarse a entendimiento alguno allí donde se han hablado lenguas completamente diferentes.

Si bien el haber hablado distintas lenguas no implica no haber hablado un mismo idioma y, por tanto, no haber llegado a entendimiento alguno (pues es cierto que es posible el diálogo entre hablantes de lenguas diferentes), no obstante, es cierto que un cierto lenguaje común ha de ser presupuesto allí donde ha de acontecer un cierto acuerdo aunque dicho lenguaje no esté dado de suyo, sino que haya de ser buscado.

Gadamer piensa, en este sentido, en esa voluntad de acuerdo que existe, por ejemplo entre dos hombres que hablan distintas lenguas y que sólo conocen algunas migajas del idioma del otro, pero que se sienten apremiados a decirse algo. En este sentido, el lenguaje común es un lenguaje que ha de ser buscado, quizás por medio de la paciencia, el tacto, la simpatía y la tolerancia, con el fin de poder llegar, en algún sentido, a un lenguaje común.

Esto puede entenderse mejor si recordamos el hecho de que "hablar el -uno- con -el -otro no es primariamente discutir el -uno- con -el -otro", sino más bien, el proceso mediante el cual se llega a la construcción de algo común. Decir que tenemos un lenguaje es decir que tenemos un mundo, pues una lengua no es más que una acepción del mundo por lo hablado y transmitido en ella, de manera que "[a]prender a hablar significa introducirse en el uso de una herramienta ya existente para denominar el mundo que nos es familiar y conocido, sino que significa adquirir la familiaridad y el conocimiento del mundo mismo tal y como nos sale al encentro". En este sentido, lo que acontece en el encuentro humano al que llamamos diálogo no es sino un encuentro entre las distintas orientaciones del mundo, entre las acepciones del mundo de cada interlocutor, que, no obstante, no tratan de enfrentarse la una a la otra, no tratan de imponerse la una frente a la otra, sino más bien, de desembocar en un cierto acuerdo que "transforma a ambas".

Por ello en el encuentro entre ellas, si es que realmente lo que ha tenido lugar allí es un diálogo auténtico, un diálogo que ha salido bien, se llega a la construcción de algo común que ya no será ni la opinión de uno ni la opinión de otro, ni el lenguaje de uno ni el lenguaje de otro, sino, más bien ese lenguaje común que andábamos buscando. Lo que acontece en el diálogo es, por ello, el entendimiento.

Todo entendimiento no sólo crea sino que también presupone un lenguaje común, de modo que la cuestión ahora está en ver cómo es posible que de hecho haya un lenguaje común allí donde de lo que se trata es precisamente de la conjunción, del encuentro, entre los distintos lenguajes, entre las distintas orientaciones del mundo de cada interlocutor, para la consecución de dicho lenguaje común.

Y es que lo cierto es que, de alguna manera, todo intento de comprensión empieza allí donde lo que acontece es un cierto "acuerdo tácito" que queda, como de repente, interrumpido, roto. "El esfuerzo del querer comprender empieza, así, cuando a uno le hace frente algo que le sale al encuentro de modo extraño, desafiante y desorientador", de manera que puede decirse que todo intento de entendimiento comienza cuando un acuerdo implícito, tácito, se rompe de repente. Esto es aquello a lo que los griegos llamaban átopon: aquello que no tiene lugar, que no encuentra un sitio entre los esquematismos de nuestras expectativas de comprensión y que, por ello, nos deja perplejos, lo cual viene a designar precisamente ese asombro que Platón concebía como el principio de todo filosofar. Todo intento de comprensión comienza, así, con una precomprensión interrumpida. Toda creación de un lenguaje común presupone, a su vez, un lenguaje común que no se entiende del todo pero que, de alguna manera, quiere ser comprendido.

En esta posición intermedia entre un acuerdo previo y un acuerdo logrado lo que tiene pues lugar es el desarrollo del diálogo, un diálogo que no es en realidad sino "el modo de realización del lenguaje". Para Gadamer el diálogo es el lugar donde más propiamente puede decirse que acontece ese comprender que no es en cierta medida sino ese comprenderse los unos a los otros que configura la esencia de lo humano. Trazar las líneas sobre las que puede decirse que tiene lugar el diálogo como espacio del acontecer lingüístico fundamental entre el acuerdo y el desacuerdo, no será a partir de ahora sino el modo de manifestar la manera en que puede tener lugar una suerte de acuerdo mutuo entre los hombre

CODA [Fragmento de Martín Buber extraído de "Diálogo" en "Yo y Tú; y otros ensayos", Editorial Lilmod, Buenos Aires, 2006]

"Conozco tres clases de diálogo: el auténtico (ya sea hablado o en silencio), donde cada uno de los participantes piensan realmente al otro o a los otros como existentes y así como son, y se dirige a ellos con el propósito de fundar una mutua reciprocidad vital; el técnico, que exclusivamente se impone por la necesidad de entendimiento objetivo; y el monólogo disfrazado de diálogo, en el que dos o más personas, reunidas en un espacio común, hablan cada una consigo misma mediante rodeos maravillosamente retorcidos, y sin embargo se siente libradas de la angustia de la autodependencia. El primer tipo de diálogo, como ya he dicho, se ha vuelto raro; cuando surge, aunque sea en forma tal "desespiritualizada", se da testimonios de la continuidad de la sustancia orgánica del espíritu humano. El segundo tipo corresponde al inalienable núcleo de la "existencia moderna", por más que aquí el verdadero diálogo se oculte en toda clase de escondrijos, y a veces, en forma indebida (si bien ciertamente cada vez mejor tolerado que algo totalmente fastidioso), emerja sorpresiva inoportunamente, por ejemplo en el sonido de un maquinista de tren, en la mirada de una vieja vendedora de diarios, en la sonrisa de un deshollinador. Y el tercero...

Un debate en el que no se expresan las propias ideas tal como se las tenía pensadas, sino que se las agudiza al decirlas para que puedan ser lo más impactantes posibles, y de hecho, sin considerar a aquellos a quienes se les habla como personas allí presentes. Una conversación que no está determinada ni por la necesidad de comunicar algo, ni la de experimentar algo, ni la de influir sobre alguien, ni la de entrar en relación con alguien, sino meramente por el deseo de ver comprobada la dignidad personal gracias a la impresión que causa, o de verla consolidada en caso de que fuera dudosa."

medida713@gmail.com

LECTURAS SUGERIDAS

Pistas pra aprender a dialogar (I/III)

¿Qué se entiende por "Diálogo"? (I/II)

¿Qué se entiende por "Diálogo"? (II/II)

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file:///C:/Users/hp/Downloads/Dialnet-ElSentidoDelDialogoEnHansGeorgGadamer-2053477.pdf

http://biblioteca.itam.mx/estudios/60-89/70/FernandoCalocaDialogoenel.pdf

http://www.revistadefilosofia.org/56-05.pdf

http://ebiblioteca.org/?/ver/64688

file:///C:/Users/hp/Downloads/Dialnet-MartinBuberYSusAportacionesALaManeraActualDeEntend-4651063.pdf

file:///C:/Users/hp/Downloads/121147-167494-1-PB.pdf



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

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