"Más vale incurrir en contradiciones,
Cosa muy fácil en una polémica,
que faltar a las reglas del sentido común"
Balmes
Trato de hablar con todo el que se encuentra a mi lado. A cualquier sitio, donde llego, evito las provocaciones de algunos opositores, quienes aprovechan cualquiera oportunidad para lanzar sus "conchas" de cambur, buscando encender las acaloradas discusiones por demás estériles. Por supuesto, no todas las veces se hace fácil dialogar con algunas personas, que me conocieron en la calle, pregonando el órgano informativo del Partido Comunista, por más de 35 años. Algunos siguen creyendo que, los comunistas se "comen" a los niños; otros adoran el capitalismo, porque lo han vivido en medio de la "abundancia", y el consumismo irracional, llevándose todo, como los espantosos huracanes de los últimos tiempos; sin embargo, a pesar de esa diversidad de criterios, e intereses económicos, muchas personas me preguntan: ¿Qué va a pasar?
Nunca olvidó una sabía expresión del comedido y destacado periodista, Federico Álvarez. En cierta ocasión nos encontrábamos un grupo de alumnos, recibiendo clase de este brillante profesor, cuando uno de los oyentes, hizo una pregunta, causando risas entre el grupo de atentos discípulos; era un verdadero disparate de una persona totalmente desinformada de la realidad del país, de aquel entonces. El educador, con toda la paciencia de un verdadero comunicador lo aconsejó: "Camarada, lea, y trate de ir a los mercados hablar con la gente, para saber, como piensa, de lo contrario, va seguir hablando sin base"
Traigo esta valiosa reflexión a colación, porque muchas veces, escuchó algunos dirigentes, y militantes de la derecha con su acostumbrada verborrea, como si hubiesen nacido en los últimos veinte años, dejando ver una total ignorancia de la realidad del país; para ellos, el problema es Maduro, y casi gritan a todo pulmón, que, al salir de él, todo vuelve a la normalidad ¡Tamaña mentira! Algunos parecen despertar de un profundo sueño, desconociendo la
enorme responsabilidad de AD y COPEI en la complicada situación. Casi todos demuestran el caradurismo del cual están hechos.
Sin embargo, todo cambia, como dice la canción. Hace poco me topé con un señor, vivió las mieles del poder en los gobiernos de AD, faltándole, como dicen los llaneros: ¡Sarna para rascarse!, pero a pesar de su buena posición económica, y política, siempre dialogábamos con mucha camaradería; me confesó sin mucho rodeo, agobiado por la situación económica: "Ahora empiezo a entender lo que es el capitalismo, va colocando a cada quien en su sitio". En esa misma línea, me conseguí un amigo, sesentón, rondaba los 30, cuando lo conocí; las veces que, le ofrecía el periódico, la respuesta era la misma: ¡No!; en cierta ocasión, me respondió con prepotencia: ¡Yo, soy adeco! Se me ocurrió, decirle a manera de chanza: ¡No, importa, los adecos también tienen derecho de instruirse! Se enfureció de tal manera que, la cara se le transformó, parecía un energúmeno. Hace pocos días, hablamos, como gente civilizada, recordamos ese episodio del pasado, sin dejar de reconocer la imprudencia de ambas partes.
Estas amistades, siguen siendo opositores, pero piensan que, el dialogo es la vía para entendernos ¡No hay otra! Pasó la época, cuando los adecos, y algunos copeyanos, usaban las cabillas para resolver los problemas. La opinión del enviado especial del Vaticano, monseñor Claudio María Celli, es muy clara, antes la posibilidad de que fracase el recién iniciado diálogo en nuestro país: "No es la cara internacional del Vaticano la que quedaría expuesta, sino el pueblo venezolano el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre". Estas palabras sueñan, como un aviso, en medio de una peligrosa tempestad, levantada por los que no entienden, nada de paz.