La historia es extraña, no se evidencia en la inmediatez. Es necesario que pase el tiempo para que se muestre. Es sólo observable tras los ojos del alejamiento. Para ella, quizá, el gobierno de Chávez será simplemente un interregno en la larga concertación burguesa que padeció el país, y que se conoce como pacto de punto fijo en su primera y segunda etapa.
Por los vientos que soplan, el regreso de la cuarta es un hecho, la quinta no avanzó al Socialismo, sino que restauró a la cuarta. No es la primera vez que la historia da marcha atrás, al contrario, el retorno parece ser una ley.
Establecido ya que el fenómeno de la restauración se dio entre nosotros, que la cuarta regresó con sus peleas de circo, sus búsquedas del mal menor, sus dos polos partes del mismo sistema, surge una pregunta: ¿qué hacer frente a la nueva cuarta?
Variadas son las conductas frente al advenimiento del pasado. Unos se refugian en el desencanto, se desentienden de la "cochina política"; otros intentan, como el náufrago, construir una tablita electoral que les permita vivir entre las grietas del bipartidismo; otros llevados por el desespero atacan a la nueva cuarta con pedradas que tienen más rabia que argumentos; los otros, más plásticos, se amoldan, mantienen algunas palabras que los justifiquen, como patriotas, productivos, dialogantes, para seguir flotando en las aguas del oportunismo, aceptan a la nueva cuarta y, si es el caso, al nuevo fascismo también; otros se resignan con la tesis de que el "momento revolucionario pasó". En toda esta confusión, ¿cuál debe ser la posición revolucionaria?
No es fácil la respuesta, la restauración se viste con ropaje de abuelita, usa la imagen de Chávez para congelar las luchas socialistas y justificar la descarada entrega al capitalismo, oculta el contenido revolucionario del mensaje del Comandante, borra al Socialismo, falsifica el Plan de la Patria, usa videos trucados a su conveniencia. Esgrime la paz como argumento, a sabiendas de que no hay paz para los humildes dentro del capitalismo. Hace ver que oponerse a sus triquiñuelas es oponerse a Chávez, confunde así a un gran segmento de la sociedad.
La restauración se construye sobre una gran confusión de la masa, un inmenso desconcierto, un escepticismo que crece en el sentirse perdidos, sin rumbo, sin metas, desprovista de sentido. Y he aquí una primera tarea de los Revolucionarios: explicar qué está pasando, marcar las metas estratégicas y las tácticas, dotar de sentido a las luchas; en resumen, reivindicar al Comandante, al Chavismo, desenmascarar la traición. Es necesario que la llama de la Revolución siga encendida, sobre todo mantener la idea, enriquecerla.
Ya lo dijo el clásico: "sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaría". La burguesía y la pequeña burguesía, su lacaya, intentan despojar al movimiento revolucionario de la idea, saben que así éste es incapaz de producir acciones revolucionarias, sólo motines que no ponen en peligro al sistema. Siempre, en una Revolución la batalla principal es la batalla de ideas.
Aquí la restauración lo primero que hizo fue desechar la teoría socialista y sustituirla por el pragmatismo, reemplazar el Socialismo por la colaboración con la burguesía. Podemos afirmar que el Chavismo se pierde, la Quinta República se desvanece, al perder la guerra ideológica. Es ese el principal frente de lucha.
La restauración no resiste los embates de la verdad que la desenmascara, esa verdad es requisito previo, indispensable, necesario sobre la que se yergue la acción que despierta conciencias. La idea precede a la acción. No olvidar las enseñanzas de Fidel: "el deber de todo revolucionario es hacer la Revolución".