"A Richard y a su primo el Disney los agarraron presos por traficantes, su familia calla. En el barrio se murmura el hecho y la familia insiste en el silencio. Esperan, como en otras ocasiones, que la gente olvide o que otro suceso, un asesinato quizá, sustituya los susurros"…
La conducta descrita en el cuento funciona en los barrios, en la vida normal. Ahora bien, cuando el suceso involucra a la familia presidencial, el silencio, esperar, trae gasto político grave.
Los dos muchachos tontos presos y sentenciados en los Estados Unidos han servido de pretexto a propios y extraños para atacar al gobierno y al Socialismo. Nosotros no entraremos en ese gallinero. Primero, porque consideramos que es un drama familiar, nadie quiere que en su entorno surjan estos infortunios. Y segundo, y más importante, porque distrae de los problemas principales. Veamos.
Se cree todo lo malo dicho por los tontos, dignos de poca confianza: "el uso de la rampa", "la influencia en el aeropuerto", "nosotros mandamos en Venezuela", "aquel, el pagapeo también estaba implicado". Todo se cree, se espera con sadismo que los tontos acusen a un gentío. El chisme avanza sobre la crueldad, sustituye a la crítica que reclama temas más importantes para esta sociedad.
La derecha externa, sus medios de comunicación, contribuye a diseminar el chisme, el gobierno estimula con su silencio. Dentro del Chavismo se comenta, los rumores queman el aire, se desprestigia, se pierde confianza, y el gobierno como siempre guiado por el pragmatismo aplica la de Richard, el del cuento del barrio: "si no hablamos nada existe".
La derecha externa se da un banquete con esta actitud de tontos y familiares, con el silencio del PSUV. Así puede atacar al gobierno sin tocar al capitalismo, puede atacar al Chavismo sin ni siquiera nombrar al capitalismo, desprestigiar al Socialismo. El asunto contribuye como el que más a despolitizar a la masa, ya no se habla de política, sino de los chismes, farandulearon la política, ahora es más importante la salud mental de Allup que la entrega de la Faja.
La conducta es característica de este gobierno socialdemócrata: no hablar, ignorar, deformar, aplastar con sus poderosos medios de comunicación; no enfrentar la realidad, vivir en una fantasía construida, que al ser irreal no acepta crítica, no soporta disidencia, es "perfecta"; nos ha traído hasta estos territorios de dificultades y nos ha separado drásticamente de la realidad, de la masa, de la gente. Nos confundimos cambiando la extensa nación por unas cuantas cuadras con personas que al salir de allí se enfrentan, ellos sí, a la triste realidad, son carne de motín, tanto como son borregos de las movilizaciones.
La conducta de Richard nos deja sin vía para defender al Chavismo. Cómo hacerlo si los sucesos se ignoran, no sabemos si en "realidad" sucedieron, cómo hacerlo si no hay crítica, si "no hay nada que criticar". Pero por sobre esa actitud cataléptica, de parálisis, la realidad avanza, la masa adquiere cada vez más conducta de cazadores de renta, de guerra de todos contra todos, de mercenarismo, en esa tónica se educa, así privada de conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad, se prepara para apoyar barbaries, a sus verdugos.
Que mañana, pase lo que pase, esta conducta, esta gestión, no sea unida al Socialismo, al Chavismo.