No es un hecho raro que a los líderes de movimientos revolucionarios, luego de su desaparición, los conviertan en agentes contrarios a sus sueños, en sostén de las causas que tanto adversaron con sus luchas.
Si pensamos en Cristo nos encontraremos que la iglesia oficial de Roma lo convirtió en defensor del imperio, el emperador dictó las normas que regirían al cristianismo deformado, se olvidaron de la prédica del pescador de Galilea y lo ubicaron en el bando de los privilegiados, de los mercaderes.
A Bolívar le despedazaron su sueño, la Gran Colombia, y en nombre del bolivarianismo se siguieron llamando bolivarianos.
Con Lenin sucedió igual, su figura sirvió de soporte a una feroz dictadura, muchos crímenes se perpetraron en su nombre.
El mismo Marx es usado por muchos para justificar, apuntalar, a la burguesía, al punto que Gramsci calificó a la Revolución Soviética como una rebelión contra el Capital. La Soviética fue una Revolución basada en una lectura correcta de Marx y contra la deformación de su obra.
En China y Vietnam "reverencian" a Mao y a Ho Chi Minh y hacen todo lo contrario de lo que ellos pregonaron.
En Venezuela conocimos la deformación del Libertador, usado para calmar a los humildes y castrado de su espíritu rebelde. Hubo que esperar doscientos años para que un grupo de oficiales del Ejército Libertador, liderados por el Comandante Chávez, recuperara el pensamiento y el espíritu libertarios genuinos de Bolívar.
Ahora nos confrontamos con un intento por sepultar, falsificar, convertir en su contrario al pensamiento de Chávez. La operación es tan elaborada cuanto infame. Veamos.
Se trata de usar a Chávez para hacer tragar a las masas humildes un gobierno capitalista, socialdemócrata, sepulturero del Socialismo, del sueño del Comandante. El gobierno no da un paso sin teñirlo de Chávez. Dicen: "nosotros hablamos con cisneros, y Chávez también lo hizo"; entregan el Arco Minero y dicen "Chávez también habló de ese Arco"; dicen "todo lo que hacemos es Chavismo", y así superponen este gobierno al gobierno de Chávez. Actúan como si Chávez cogobernara, cuando en realidad sólo se usa para enmascarar el antichavismo.
La identificación de este gobierno con Chávez es sólo en la superficie, en la fachada. Así, falsificado, sirve para engañar a primera vista, rapidito, sin dejar pensar. Los dos gobiernos hablaron con cisneros, es verdad, pero Chávez no llegó a acuerdos con el capitalista, no le entregó participación en la Faja ni en el Arco Minero. Chávez habló del Arco Minero pero no de un ecocidio, no de entregarlo a las transnacionales. El Plan de la Patria lo falsificaron, esto es reconocido hasta por sus ex ministros. Lo que hoy muestran es sólo la portada, allí dentro todo está vacío, tanto como sus corazones.
Se evidencia que este gobierno usa a Chávez para justificar su conducta reaccionaria, ya sabemos que no es la primera vez que este tipo de fenómenos ocurre en el mundo. En otras palabras, este gobierno se sostiene en el espejismo de que es chavista, de esta manera usa al Comandante para lubricar su entrega, su rendición al capitalismo.
El deber de los revolucionarios hoy es denunciar que esto no es Chavismo, que Chávez no lo hubiera hecho así; que Chávez no extendió un cheque en blanco, al contrario, la Presidencia de Maduro tenía instrucciones, límites, metas estratégicas que el gobierno, con desfachatez, no cumplió. Podríamos parafrasear a Miguel Enríquez y decir que el fracaso de este gobierno será el fracaso del Chavismo sin Chávez, y no el fracaso de Chávez, del Chavismo auténtico, del Socialismo.
