"Antes las distancias eran mayores
porque el espacio se mide por el tiempo."
Jorge Luis Borges
A las 7 y 45 am, del día lunes, deje en el terminal de pasajeros de Acarigua-Araure, a una médica especialista (neurocirujana); se dirija al jardín de Venezuela: Boconó –Así la bautizó el libertador- su terruño natal, después de cumplir con su jornada de trabajo en el hospital central. En la tarde, cuando mi compañera, le manda un mensaje para saber a qué hora había llegado, la respuesta me sorprendió: ¡A las 4 y 55 de la tarde! Casi nueve horas en un trayecto, que no supera los 200 kms; el mismo tiempo utilizado por Lilian Tintori –cuestión de clase- para ir a payasear frente al Vaticano. Esto demuestra, algo imposible de ocultar en nuestro país: el subdesarrollo, presente en las actividades más sencillas, golpeando a los de menos recursos, así, sean profesionales.
Todo esto, tiene que ver, con la corrupción. Nadie puede negar, el robo descarado de las divisas, en los últimos 60 años. AD y COPEI, hicieron un festín con las arcas del país, y muchos de sus dirigentes, convirtieron la ciudad de Miami, en el estado de Florida (USA), en un verdadero paraíso para el disfrute de los dineros mal habidos; fue tanto el impacto político, y económico de aquellos años, que en la jerga criolla apareció el remoquete de los "mayameros". Al llegar el Comandante Chávez, parecía, que, por fin, se iba a poner mano duro, a los saqueadores del país, pero la corrupción, es como el agua, entra y sale por cualquier rendija.
Esa podredumbre es parte del subdesarrollo, presente de distintas maneras. Los esfuerzos del proceso bolivariano, por sacar al país de esa rémora, han sido inmensos, pero la dependencia de nuestra economía, con la potencia imperial, a través del signo monetario, es muy estrecha, creando serias dificultades, como las que estamos viviendo hoy en día. Entre esos problemas, está el transporte, agudizándose cada momento, por una razón muy sencilla, nada fácil de solucionar: hasta hace poco, casi todo el parque automotor, tenía el sello "Made in USA" para satisfacción de muchos vanidosos. El crecimiento vehicular fue congestionando, las pequeñas, y grandes ciudades, creando una gran contradicción a medida, que iba creciendo la población venezolana: largas colas de pasajeros, esperando transporte en ciudades inundadas de vehículos. Los metros de Caracas, Valencia, y Maracaibo, parecía la soluciona antes la creciente demanda de usuarios, haciendo muy penosa, la necesidad de movilización.
La crisis ha golpeado al transporte, con toda la voracidad de las grandes mafias, al aumentar el valor de las divisas; eso ha traído la paralización de un número importante de unidades, por la escases de repuestos, y los que se consiguen, es a precios prohibitivos, complicando la reparación, y el bolsillo del usuario; a esto se suma algo inevitable: el tiempo de vida de cualquiera máquina en movimiento, por eso, vemos en calles y avenidas, verdaderas "chimeneas" rodantes, agregando otro problema: la grave contaminación ambiental, en perjuicio de la salud.
Son muchos los factores, atentando contra el transporte, y este a su vez, con la tranquilidad del país. No, vengan los opositores a culpar a Nicolás Maduro. Todo, absolutamente todo, tiene que ver con la dependencia económica. El colonialismo sigue sembrado en nuestra tierra, y la falta de conciencia, contribuye a empeorar la grave situación, por esa la derecha, sigue saboteando el dialogo, echándole más leña al fuego, sin medir las graves consecuencias. Con toda razón un amigo, sin militancia política, pero honesto y consciente de la realidad del país, se atrevió a expresar en una conversación: "Lo más fácil en estos momentos, es atacar al gobierno; difícil es aportar soluciones"