De las misiones de Chávez a la catástrofe del "dakazo" y el "juguetazo"

Se puede deducir la calidad de un gobierno por la calidad de sus acciones sociales, éstas dependerán de la ideología, de las metas estratégicas, serán como una vitrina que muestre las entrañas, la intimidad de la conducción.

Cuando los historiadores estudien el periodo de Chávez deberán comenzar por analizar las Misiones, allí encontrarán resumida la ideología que guía y a la vez construye al Chavismo. Veamos.

La primera Misión es la Misión Robinson. De entrada se expresaba la batalla revolucionaria en su raíz más profunda: el alma, la cultura, lo espiritual. El capitalismo había condenado a la gran masa a la miseria espiritual y material, de allí que el primer paso era reconstruir el espíritu colectivo que sostuviera una masa consciente capaz de hacer Revolución y defenderla, con instrumentos para librarse de la ética egoísta, de diagnosticar el momento histórico y tomar partido. Chávez, con su discurso y con su Misión, decretaba que la primera batalla era cultural, en el alma, Robinson traía a los humildes de la prehistoria a la historia, los preparaba para ser vanguardia de la Humanidad.

Luego vinieron la salud, la vivienda, la comida, y se construyó un tejido social revolucionario, buscando la solidaridad, la elevación de la autoestima, la organización social. La relación humana cambió. Los Médicos Cubanos nos trajeron el amor, un médico metido en un barrio, curando de otra manera, hablando de un país no muy lejano donde todos se preocupan por el bien de todos, donde un "Fidel brilla en la montaña" y los niños pueden salir a la calle con la seguridad que, como soñó el poeta Andrés Eloy, serán protegidos, serán los niños de todos. Las Misiones nos enseñaron lo que era el Socialismo que debíamos construir: un país de hermanos, "con todos por el bien de todos".

La gente cambió, ahora se veían a los ojos sin temor a una agresión, teníamos cara de solidaridad, se podía esperar una mano extendida y no un puño en ristre. Los timoratos se volvieron fuertes, los fuertes ayudaron a sus hermanos, las dudas se esfumaron, la alegría nos colmó. Fuimos a la avenida Bolívar y formamos un solo cuerpo, una sola voluntad, fuimos ungidos, oímos el Sermón de la Montaña, vimos al Mesías, fuimos pueblo privilegiado.

Luego supimos que el renacer cuesta mucho, el intento de saltar del yugo de la mercancía al reino del amor despierta el odio de las bestias. Vinieron golpes de verdad, verdad, sabotajes de la oligarquía herida en su privilegio más valioso, la superioridad sobre los humildes. Los miserables aprendieron a leer, ahora supieron del engaño, el truco estaba descubierto. Eso era imperdonable.

Y nuevamente crucificaron al Mesías, y nuevamente montaron su farsa, y nuevamente engañaron a la masa. La masa fue a elecciones a escoger su verdugo, forzada a abandonar el camino de la redención que le señaló Chávez. Y la rueda de la restauración comenzó a girar.

El nuevo gobierno centró su obra en cambiar bienes por afecto, el "dakazo" significó el decreto de la nueva ideología, "el circo y la mercancía". Se persigue a un musiu, se reparten los espejitos, y la masa se olvida de la entrega de la Faja, de la alianza con los capitalistas, del estímulo al egoísmo.

Esta ideología, ya lo sabemos, ya lo sufrimos, nos condujo al desastre que aún no toca fondo. Las dificultades materiales son grandes, pero lo peor es la pérdida de la relación humana fraterna. El nuevo gobierno, los malos discípulos, sustituyeron la ética de la fraternidad que se estaba construyendo, por la ética del todos contra todos, del pranato, de la viveza, del atropello, el arrebatón. Más que la pérdida de lo material, que es muy lamentable, nos arrebataron la hermandad, que es definitiva. Ahora somos cada vez más náufragos, tristes, asustados, solitarios.

El gobierno de los malos sucesores, blindado frente a la crítica, inmune a la realidad, insiste en el camino del desastre, incapaz de entender la esencia de las misiones chavistas, sólo atina al arrebatón; del "dakazo" pasó al "juguetazo", así lo juzgará la historia.

El gobierno de Chávez pasará a la historia como un intento de construir, de integrar al humano en sociedad, de la búsqueda de la felicidad en colectivo. El gobierno de los malos discípulos pasará a la historia como el gobierno que fragmentó a la sociedad como ninguno en la historia, como el organizador de la mezquindad, el enterrador del sueño.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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