Es importante reiterar que Venezuela se encuentra inmersa en un proceso revolucionario de, supuestamente, carácter socialista; es decir, va más allá de las continuas y cansonas declaraciones de "tirios y troyanos" referidas al tema del socialismo. Es evidente que bien estaría presente en la siquis social un absoluto desconocimiento conceptual de la "estructura y super-estructura" como del propio proceso del sistema capitalista en las actuales circunstancias de reingeniería global de los paradigmas del sistema capitalista, bien un proceso ajeno del propio proceso histórico en un simple análisis del sistema capitalista no solo a nivel mundial como fundamentalmente en lo local-nacional, como también podríamos confrontarnos, todos y todas, considerándonos que estamos confundidos. Es decir, la simple declaración del socialismo no tiene efecto alguno real sobre la economía como tampoco en factores fundamentales de la super-estructura que no vayan más allá de lo sico-social en objetiva y cercana objetividad.
En días precedentes, Fernando Soto-Rojas, exponía, en el Centro Nacional de Historia, la necesidad de ir a las fuentes históricas aseveración reiterada, días posteriores, por el intelectual, Vladimir Acosta, sobre la necesidad de la comprensión obligante de los procesos históricos y sus influencias en los procesos nacionales cuando conversaba con la audiencia sobre los efectos del imperialismo en referencia al texto escrito en Suiza sobre dicho proceso histórico del sistema capitalista, escrito realizado por Vladimir Ilich Ulianov, aka: Lenin. Ambas exquisitas conferencias nos han permitido en obligada objetividad histórica penetrar en algunas reflexiones sobre nuestras realidades en este proceso de "cambios profundos nacionales", específicamente, con sus efectos allende nuestras fronteras históricas, durante la gesta independentista tanto nacional como andina.
En análisis en subjetividad podríamos proponer que el proceso independentista se desarrolló como un proceso revolucionario tanto por sus efectos y consecuencias sobre la metrópoli borbónica como por el proceso de la constitución de primarios estado-nación. Ello nos permite, groseramente, sí ello es aceptado, que el proceso independentista venezolano se pudo realizar en escenarios particularmente de carácter propio, es decir, nacional, con fuertes e importantes diferencias comparativamente con los procesos independentistas que se irían desarrollando en esas regiones andinas con líderes y soldados venezolanos acompañados por patriotas de las futuras nacionales independizadas lo cual es una realidad histórica que incide y marca al actual proceso revolucionario contemporáneo venezolano.
Es decir, sí se nos permite, estaría presente, antes y ahora, una realidad dialéctica que nos marca como nación, como país y como estado refiriéndonos a Venezuela lo cual es de profunda obligación considerar cuando analizamos el actual estado del proceso revolucionario venezolano en función de las actuales contradicciones tanto a lo interno del proceso revolucionario venezolano como en los efectos y consecuencias que dicho proceso revolucionario ha tenido allende nuestras históricas fronteras tanto durante el desarrollo del proceso durante el "periodo Chávez" como las actuales circunstancias del "periodo Maduro" lo cual, cuando penetramos en nuestros análisis, saltan las evidentes contradicciones de toda lógica en el propio proceso en perfectibilidad revolucionaria e inevitable.
En ese orden de ideas, en cuanto nos adentramos al análisis histórico de procesos revolucionarios de corte socialista a nivel global buscando paradigmas, variables y conceptos que nos permitan reflexionar sobre una praxis inteligente y posible en el lógico marco de las contradicciones cuasi-naturales de perfectibilidad del proceso socio-económico-revolucionario venezolano, podemos alcanzar algunas consideraciones conceptuales que nos llevan, irremediablemente, a expresar, vehementemente, que el proceso revolucionario venezolano es "único y dramático" en cuanto consideramos que nuestro proceso revolucionario se ha alcanzado por la vía del "voto popular" y se sostiene sobre el marco referente de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, evidente y lógicamente, no respetada por los factores sociales, internos y externos, que se oponen con militante ahínco al proceso revolucionario, es decir, a los necesarios e importantes cambios profundos del Estado venezolano en su marco histórico.
Es decir, de entrada, la contradicción principal actual de la Revolución Bolivariana con respecto a las derechas radica en la aceptación y/o rechazo real y absoluto de la Constitución del 1999 por sus contenidos cuales no significan sino un camino hacia los "cambios profundos" revolucionarios y conceptuales de un sistema socio-económico que propone y entra en profunda contradicción en su evolución no solo con los paradigmas del sistema capitalista sino con sus especificidades en referencia al marco histórico de su desarrollo en Venezuela cual, por cierto, es profundamente diferente a los procesos expresados del sistema capitalista en los diferentes países americanos donde la Revolución Bolivariana ha tenido una importante incidencia incluyendo al proceso socio-económico-socialista en la República de Cuba. Es decir, mientras no comencemos aceptando esas realidades nuestro proceso revolucionario "está caminando al abismo" aún cuando no lo aceptemos, nos neguemos a aceptarlo mientras que las contradicciones continúan profundizándose.
Hemos expresado que la "etapa Chávez" concluyó, en nuestro modesto entender, aún antes de su partida al Eterno por lo cual la "etapa Maduro" entró con ciertas "verdades consolidadas" que han venido afectando, profundamente, al proceso revolucionario venezolano. A esta realidad se la debe incluir la fuerte y sólida arremetida contra el proceso perfectible de la "etapa Maduro" conjuntamente con el desarrollo de una interesante matriz de opinión generalizada en todos los países que militantemente se adscribieron al proceso revolucionario nacionalista-continental cuando nos estamos refiriendo a la "corrupción".
Este tema de la corrupción que ha sido muy bien y cuasi perfectamente desarrollado tanto desde Washington como a lo interno de los países afectados, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Perú, Panamá, entre otros, por las derechas contra-revolucionarias, ha tenido dos efectos demostrables: la pérdida de los procesos nacionalistas de corte revolucionario-social cuando se han instalado gobiernos de derechas bien por la vía del voto como en Argentina, bien por la vía del "golpe parlamentario" como en Brasil y Paraguay, como por las presiones reales sobre gobiernos "reformistas" como son los gobiernos de Panamá, Chile y Colombia, etc. Ello ha traído como consecuencia demostrable la pérdida de poder real de la Revolución Bolivariana encontrándose en las actuales circunstancia, prácticamente, aislada del resto de los países que componen a la Organización de Estados Americanos, OEA, con lo cual se podría ir desarrollando en escenarios reales que obliguen al gobierno venezolano a tener que bien radicalizarse en la profundización del proceso revolucionario, bien alcanzar ciertos acuerdos temporales en el marco de la "doctrina leninista".
Pero no solo y únicamente es el tema de la corrupción cual no es ni analizado y mucho menos "tocado" a pesar de las patrióticas declaraciones permanentes sin efecto alguno, desgraciadamente. Ya lo hemos señalado reiteradamente en otros escritos cuando hemos precisado que las revoluciones en Rusia, China y Cuba sufrieron importantes momentos históricos cuando la corrupción irrumpió en los más elevados estamentos de las políticas nacionales.
Está presente otro considerando que se compone de dos variables. La primera es la "nueva doctrina militar" mientras que la segunda en la composición de esa nueva doctrina militar con lo social-revolucionario en la conjunción de la "unión cívico-militar".
En ese orden de ideas, es evidente que la nueva doctrina militar entra en perfecta contradicción paradigmática con la filosofía militar que se viene desarrollando desde Washington y el Pentágono, globalmente, en el marco de la "nueva política Obama" (JVR dixit) a la cual se la deba enriquecer con la "doctrina Trump" que ya comienza a expresarse en sus propias realidades y contradicciones fundamentales en el marco de la referida reingeniería del sistema capitalista en lo que hemos denominado como la "fase superior del imperialismo", cual es, dicha fase, una contradicción en si misma.
La praxis de la nueva doctrina militar venezolana que ha venido siendo expuesta continentalmente a través de la UNASUR, la está, en perfecta comunión, con "lo social-nacional-venezolano" pero considerando que el concepto "lo social-nacional-venezolano" está, fundamentalmente, circunscrito a los "invisibilizados", es decir, al "pueblo de a pie" con lo cual es un "muy mal ejemplo" para los estados capitalistas-suramericanos, centroamericanos y caribeños en el marco de la "Doctrina Monroe" en su actual reingeniería como lo podernos demostrar sin mayores ambages en los golpes parlamentarios y elecciones de empresarios profundamente liberales y radicalmente de derechas aún y cuando utilicen paradigmas marxistas y políticas calificadas como "populistas".