Al interior de la maltrecha derecha, la fauna opositora ya no sigue ciegamente hacia el vacio a sus llamados líderes. Esta gente se ha convertido en una carga pesada, difícil de defender y apoyar. Ante tantos disparates, han aflorando sus verdaderos rostros de animas en pena, disociados, indecisos (temerosos de la opinión pública y la tuitercracia), quejosos y lacrimosos, divisionistas, mercenarios, peseteros, macolleros y comploseros. Todos estos términos definen y explican la ruindad existente en la cúpula de la miserable derecha. Que no persigue el bienestar del pueblo, sino que viven destrozándose unos a otros, tratando de cuajar sus frenéticos intentos de asalto al poder político, siguiendo fielmente las instrucciones de los laboratorios de mercadeo y los manuales de la USAID.
Del otro lado de la acera tienen un enorme ejemplo a seguir. Del lado de la Revolución Bolivariana está un pueblo valeroso lleno de hombres y mujeres que se han hecho grandes en la lucha y el combate contra todas las adversidades que hemos enfrentado. Nuestro pueblo merece todo el reconocimiento del mundo. Ha soportado con sapiencia, coraje y dignidad, en paz, las mayores distorsiones y ataques que hayamos vivido en toda nuestra historia republicana. Hablamos de soportar agresiones violentas (garimbeos y ataques terroristas), de resistir implacables ataques a nuestro sistema económico y financiero, y de enfrentar ataques permanentes a nuestro aparato productivo y de distribución con el contrabando de extracción, el bachaqueo y la especulación.
A pesar de las justas molestias del pueblo, éste se ha mantenido alerta, ecuánime y en resistencia permanente contra nuestro verdadero enemigo: la burguesía parasitaria. Esta enorme claridad política, este espíritu de resistencia y de paz, debe llenarnos de orgullo y darnos ánimo para el futuro.
Una colaboradora médica cubana, explicando las condiciones en las que atienden a nuestro pueblo humilde, aún en las zonas más difíciles de accesibilidad o inseguridad, afirmaba con orgullo que para su generación, "esta es nuestro Playa Girón". Eso es lo que estamos viviendo los venezolanos. Estamos en pleno combate en una nueva gesta libertaria por defender nuestra independencia y soberanía. Estamos enfrentando nada menos que a la más rancia burguesía criolla, a los partidos de la derecha fascista y reaccionaria, y al más poderoso y criminal imperio del planeta, para el cual somos odiosamente "una amenaza inusual y extraordinaria" para su pomposa Seguridad Nacional".
En esto estamos, con mucho orgullo, garantizando la libertad y la independencia que nos legaron nuestros libertadores. Los venezolanos nunca se arrodillan ante nadie y mucho menos se dejan infundir del espíritu de la fatalidad y la pesadez que quiere imponernos la derecha. Nuestro pueblo, como en las gestas libertarias de Bolívar, Miranda y Sucre, está colmado de sueños, de optimismo, de solidaridad. Buscamos siempre la superación con el estudio y el trabajo honesto y productivo. Irradiamos energía positiva que nos trae buenaventura para nuestros hogares, nuestras familias y comunidades, encontrando siempre las mejores soluciones y caminos posibles ante las adversidades. Nunca nos rendimos, vamos siempre hacia adelante persiguiendo nuestros sueños y nuestras metas.
Pero nos es fácil la tarea de luchar contra los derrotistas, los pesimistas y los espíritus tóxicos. Ellos están envenenados por las lógicas perversas del capitalismo donde todo tiene precio, incluyendo a la vida misma. La insaciable voracidad de la burguesía ha generado una ingente e inmoral acumulación de capital y riqueza concentrada en manos de unos pocos, y elevados niveles de pobreza y exclusión para las grandes mayorías, para el pueblo humilde.
Contra esta lógica perversa se levantó el Comandante Chávez, y nos habló con palabras mágicas para soñar y construir ese "otro mundo posible", lleno de paz, justicia, igualdad y solidaridad. Nuestro pueblo unido saldrá adelante frente a cualquier adversidad y reto. Sigamos juntos, batallando, persiguiendo nuestros sueños.