Una de las inquietudes del Chavismo, como corriente de la social democracia progresista, fue el protagonismo popular. El llamado a una Asamblea Constituyente para refundar la República, tenía como tarea inicial redactar una carta magna. La nueva constitución es un instrumento idóneo para reformar la superestructura estatal, pero no para demolerla y edificar encima de sus ruinas, un discursado Estado socialista.
La CRBV tiene como fin la reforma del capitalismo para hacerlo más humano, y acondicionar al Estado bajo la realidad favorable de propiciar el Derecho y la Justicia, en el beneficio tangible del amparo a toda la ciudadanía.
El artículo 5 de la CRBV define al Pueblo como la fuente, y el depositario de la soberanía, "al cual todos los poderes del Estado están sometidos"; sin embargo la categoría pueblo, es muy difusa, y se presta a la retórica de la demagogia social demócrata. El pueblo que aparece en el referido artículo, es ahistórico, es decir no tiene identificación de clase; o sea la soberanía está condicionada de antemano a la tolerancia tácita del modo de producción capitalista. Si hablara del Pueblo trabajador, nuestra norma fundamental, estaría introduciendo elementos para enfrentar de verdad al capitalismo, dentro del cual siempre habrá injusticia, y la violación de los derechos a la clase obrera
La Revolución Bolivariana es un proceso histórico continuado iniciado por Bolívar, Artigas, San Martín, O'Higgins, Morazán, Ezequiel Zamora, Eloy Alfaro y José Martí; es un proceso emancipador e independentista de este vasto territorio, que el discípulo de Robinson gustaba llamar la América Meridional, que incluye al Caribe, y parte de Centro América. Este proceso no le pertenece a ningún partido, ni mucho menos a ningún gobierno, tampoco a unos caudillos, o a individualidades de uniforme, de ministerios o de cancillerías; este proceso le pertenece a los pueblos trabajadores de este continente, oprimidos por la dictadura capitalista.
El gobierno, encabezado por Nicolás Maduro, presidente constitucional de la República, administra el Estado burgués venezolano, pero no encabeza, ni está en capacidad de dirigir la Revolución bolivariana como un proceso de liberación nacional, y de edificación de la transición socialista en Venezuela.
En estos últimos 17 años, el gobierno, administrador del Estado, vamos a volver a recordar que es burgués, ya que es suicida olvidarlo, se ha dedicado a prohibir la crítica y la autocrítica de realidades álgidas como el manejo de la economía, la asignación de divisas, la ausencia de controles para poner en cintura la corrupción, y conjurar la impunidad; y sobre todo, el estancamiento, y la desviación del rumbo del proceso bolivariano.
La prohibición de la crítica y la autocrítica es un precedente gravísimo, e inaceptable, en cuanto que es profundamente contrarrevolucionario. ¿De qué nos sirve que el nominativo de los ministerios contenga el apellido "del poder popular", si allí no estuvo, ni está el protagonismo popular para impedir el desastre en la Corporación Casa, CVAL, Abastos Bicentenario, PDVAL y MERCAL, al igual que en otras empresas quebradas por la burocracia y la corrupción; al igual que no estuvo, no está el Pode Popular, en el cangrejado manejo de las divisas, en la dirección de la economía, del Banco Central, de la banca pública, y en general de todos los Ministerios, que siguen diciendo que son del "Poder Popular".
El poder popular, en el modo de producción capitalista, surge de la clase obrera que se encuentra sometida a la esclavitud por la burguesía nacional y trasnacional; el poder popular necesariamente se conforma en la unidad de todos los sectores del proletariado, cuya máxima aspiración es derrotar la historia capitalista, para edificar la historia socialista de transición hacia el comunismo.
Queda claro que el Gobierno no es el proceso bolivariano, conocido como Revolución Bolivariana, y que tiene la tarea fundamental de completar la obra de nuestra independencia, y avanzar en la transición socialista.
El gobierno ha sido elegido para dirigir el Estado; el poder popular tiene la obligación de dirigir el proceso bolivariano.
Estas confusiones entre gobierno y proceso, y su consecuente anarquía, cuya inducción no parece ser inocente, son las causas fundamentales de la descomposición y el retroceso de la Revolución Bolivariana. Nuestro querido presidente Nicolás Maduro, es el presidente del Estado, que lamentablemente sigue siendo burgués; el poder popular tiene que parir una dirección colectiva para dirigir el proceso bolivariano
El capitalismo como concreción histórica, su dinámica y funcionamiento, condiciona, en Venezuela o en cualquier parte del mundo, donde este ejerciendo su dictadura de clase, unas relaciones sociales de producción, y con ellas, genera una cultura que no puede ser transformada ni cambiada con leyes, decretos, en el caso que las hubiese habido, consignas, o con cualquier otra manifestación voluntarista. Contrario a eso, la clase obrera tiene que tomar el poder económico, y por consiguiente el poder político, para poder decir que estamos cambiando la historia hacia el socialismo.