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En la entrevista de 100 horas con Ignacio Ramonet (Fidel castro, biografía a dos vo- ces), este fue uno de los asuntos tratados.
Bien importante lo que le dijo, revelador de que el problema no es de ahora, y voy a ocupar toda esta página a ese tema porque estoy seguro les interesará. Pocas veces un presidente hablaba así.
Todo comenzó con un planteamiento de Ramonet, aludiendo a ese discurso de noviembre sobre "la pequeña corrupción, el robo al Estado, el enriquecimiento ilícito, que hasta ahora no se habían denunciado de modo tan severo públicamente".
Decenas de miles... FC lo admitió. "Estamos envueltos en una batalla contra vicios, contra desvíos de recursos, contra ciertos hábitos generalizados. Sí, estamos frente a una gran batalla que empezamos a librar, y que vamos a ganar. Porque hay, y debemos decirlo, unas cuantas decenas de miles de parásitos que no producen nada y sin embargo se enriquecen. Por ejemplo, comprando y robando combustibles".
Preguntado por qué él personalmente debió intervenir, si es que fallaron la crítica y la autocrítica, FC reconoció que ese método se ha fosilizado, se hace en grupitos, y después no pasa nada.
Como verán, el problema no es de ahora.
Recordó que "hacia 1990, estábamos construyendo en Bejucal (cerca de La Habana) un centro de biotecnología muy importante, y cerca de allí había un pequeño cementerio. Yo daba vueltas, y un día fui por el cementerio, me encontré con un colosal mercado clandestino donde aquella fuerza constructora, sus jefes y un gran número de constructores, tenían un mercado de venta de productos: cemento, cabilla, madera, pintura, todo cuanto se usa para construir. ¿Cuánto se ha robado aquí, hasta en fábricas?". En un laboratorio debieron sustituir a casi 100 personas, incluido el administrador, responsables de robos de medicamentos. Y así por el estilo.
Se refirió al caso de médicos que están "en distantes lugares" que ganan el 10% de ladronzuelos de gasolina, que desvían recursos de los puertos en camiones, y por toneladas, los que roban en las tiendas de divisas, en los hoteles cinco estrellas. "¿Cuántas formas de robo hay en este país?" En las gasolineras, o estaciones de servicio, se descubrió que la mitad de los ingresos se la robaban los empleados. La mitad, escribí.
Igualmente le contó los vicios que ocurrían con las divisas que enviaban del exterior y cómo negociaban y se enriquecían con subsidios del Estado; el negocio de algunos paladares (restaurantes caseros) que robaban la luz y también recibían subsidios. En fin, que parece que por todos lados aparecían muestras de estos robos multiplicados.
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Células anticorrupción.
En el caso de las gasolineras, que es uno de los más extendidos, están utilizando a 28 mil jóvenes trabajadores sociales que les hacen seguimiento a las cisternas, y han descubierto todo tipo de evasiones. "Por ahí se han ido descubriendo servicentros privados, alimentados con el combustible de los carros-pipas (cisternas)". Dijo que se están creando "células contra la corrupción, alrededor de cada punto a observar: una célula". Y que si había necesidad incorporaban a ese trabajo de fiscalización a estudiantes de la Federación Estudiantil Universitaria (No hizo referencia a la participación de militantes de PCC o de la Juventud Comunista).
Cuando cerraban esta materia, Ramonet le recordó el derrumbe de otras revoluciones, y si podía ocurrir en Cuba.
FC le dijo que "los yanquis no pueden destruir este proceso revolucionario, porque tenemos todo un pueblo que ha aprendido a manejar las armas... Pero este país puede autodestruirse por sí mismo. Esta revolución puede destruirse. Nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra. Si no somos capaces de corregir nuestros errores. Si no conseguimos poner fin a muchos vicios: mucho robo, muchos desvíos y muchas fuentes de suministro de dinero de los nuevos ricos. Por eso estamos actuando, estamos marchando hacia un cambio total de nuestra sociedad".
Cuando Ramonet hizo referencia a la información de los medios cubanos, que siempre pintaban un panorama rosa, positivo, FC le respondió: "Mire, aquí ha habido durante bastante tiempo la tendencia a suponer que los señalamientos críticos, la denuncia de las cosas mal hechas hacían el juego al enemigo, ayudaban al enemigo y a la contrarrevolución. Hay temor de informar sobre algo porque se piensa que puede ser útil al enemigo. Y nosotros hemos descubierto que en la lucha contra los hechos negativos es muy importante el trabajo de los órganos de prensa. Y hemos estimulado el espíritu crítico. Llegamos a la convicción de que es necesario desarrollar mucho más el espíritu crítico. Y yo he estimulado al máximo ese espíritu crítico porque es un factor fundamental para perfeccionar nuestro sistema".