Se ha puesto de moda el abuso de la Constitución, todo se califica en relación con ella, y cualquiera califica un acto como constitucional o inconstitucional según su conveniencia.
La asamblea es constitucional según la oposición y para el gobierno inconstitucional; el Tribunal Supremo está fuera de la Constitución, el Presidente también, borges flota en un limbo y allup sigue siendo el presidente de una asamblea que no existe. Hay partidos inconstitucionales, hay elecciones previstas en la carta magna que no se hacen, son inconstitucionales.
En resumen, podemos parafrasear aquel refrán de las viejas de antes: "Tanto fue el cántaro a la fuente que al fin se rompió". Tanto se manoseó a la Constitución que al fin se rompió. Ya perdió el respeto, la prostituyeron.
Es que la Constitución es una hechura humana, no es una diosa; la vida, la fuerza, le viene del acuerdo nacional para respetarla, sin eso no tiene sentido, es letra muerta.
El asesinato de la Constitución es perpetrado por las manos de los estadistas improvisados, y nos referimos al gobierno y a la oposición, que la usaron para salir de las dificultades del momento, basaron su acción en la mentira fresca y fueron creando una ingobernabilidad, un vacío de instituciones creíbles y de leyes funcionales que nos sumergieron en una verdadero caos.
Lo que sucede con la Constitución es reflejo de, indica, la profunda y extendida crisis que la sociedad vive. El proyecto de restitución socialdemócrata, de transición del Chavismo al neo pacto de punto fijo se agotó en poco tiempo. Y las reglas de la disputa ya no sirven para controlar las tensiones, el choque desbordó a la oposición y al gobierno
El grave problema, el reto inmenso de hoy, es cómo llenar el vacío, como restituir el orden, quién lo hará. Los actores de hoy están fracasando y con su hundimiento arrastran a instituciones y leyes. Abren las puertas a una salida de fuerza.
La única manera de frenar al fascismo, a la dictadura, es el Socialismo, volver a Chávez, desechar los espejismos y regresar al Comandante. El problema aquí, el peligro de hoy, no viene del exterior, no es una invasión. El peligro surge de las entrañas del gobierno y de esta oposición, ambos chimbos, jugando a estadistas cuando no llegan ni a conserjes.
La situación se desarrolla espontáneamente, navegando en la brechas de la estulticia hacia el fascismo, se van creando la bases psicológicas para esa barbaridad: el que discrepe, el diferente, no tiene derechos. Un ejemplo: ahora es que el gobierno se empieza a dar cuenta del desastre de la olp, y la solución es cambiarles el nombre, pero sigue la ética terrible certificada por esos operativos, la de violación aceptada de los derechos humanos, la masacre de los humildes, recordemos Cariaco, Higuerote y los asesinatos sin juicio de tantos de los que sólo se saben que eran delincuentes "sentenciados" por los mismos verdugos.
Cuando es necesario un estremecimiento ético, un profundo cambio de rumbo, el gobierno arregla el asunto con una bravata y un cambio de nombre.
El dilema hoy es Socialismo o fascismo, Socialismo o barbarie. Si el Socialismo sigue secuestrado por los malos hijos, si los llamados a rescatar al Socialismo no acuden al llamado del clarín, entonces las madres de la Patria llorarán lágrimas de sangre.