La política está llena de ironías. Ahora Fabricio va al Panteón Nacional en hombros del reformismo, de la socialdemocracia, de un pacto burgués, en hombros de lo que él siempre combatió, de los que le arrebataron la vida.
Entra al Panteón esposado, como un día lo hizo en la "sifa". Ahora, como antes, no puede defenderse, no puede opinar. Acudamos a la literatura para intentar dar voz a Fabricio.
Fabricio dirigió la lucha contra la dictadura de pérez jiménez, era el Presidente de la Junta Patriótica. En la transición de la dictadura a la democracia burguesa, Fabricio vio traicionados todos los ideales que motivaron la lucha contra la tiranía. Aquel episodio se parece a la transición del gobierno de Chávez al gobierno actual. Ahora hubo un cambió de hombres y un cambio en el camino, se torció el rumbo trazado por Chávez, es la misma traición del 58 que motivó la renuncia de Fabricio.
Fabricio resume lo que pasó en la transición del 58 escribiendo:
…un cambio de nombres. La oligarquía explotadora, los servidores del imperialismo buscaron acomodo inmediato en el nuevo gobierno. El poder político había quedado en manos de los mismos intereses y los instrumentos de ese poder seguían bajo la responsabilidad de las mismas clases. Así hemos seguido, pero esto no podrá continuar por mucho tiempo.
La coincidencia clara de la situación de hoy con aquella que atormentaba a Fabricio se explica por sí sola: con la llegada de este gobierno, con el asesinato de Chávez, los capitalistas, la oligarquía, los mismos intereses de siempre se aprestaron a entrar de nuevo a Miraflores y a quedarse, buscaron fórmulas para dar la apariencia de continuidad del Chavismo cuando en realidad lo traicionaban.
Fabricio frente a la traición decide en palabras de Martí:
…cambiar la comodidad por la miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y desnuda.
Y más adelante aclara la calidad, el carácter, de la lucha que emprendía:
Hacemos armas contra la violencia, la represión, las torturas, el peculado. Tomamos las armas contra las depravaciones y la traición. No lo hacemos por romántica concepción de la lucha ni sometidos a otra decisión que a la nuestra, sólo comprometida con Venezuela. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas, en su conjunto, en cuyo senos nos consta por experiencia personal y por la acción conjunta que libramos en Enero del 58, se han formado Oficiales cuya única ambición es también la nuestra: ser útiles a la Patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque la inmensa mayoría de los clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las familias sin pan, ni tierra, ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas como ciego e incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt, ello no puede ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares nos encontraremos juntos en un mismo propósito fraternal y patriótico. Evidencia de esta afirmación es la reciente "Sublevación de Carúpano" y "la heroica acción de Puerto Cabello", donde Oficiales de limpia trayectoria como Jesús Molina Villegas, Pedro Medina Silva y Manuel Ponte Rodríguez supieron dar un paso al frente de la historia, antes de vivir en la ignominia.
No hacemos las armas contra el Ejército, la hacemos contra quienes sirven a los monopolios extranjeros causantes de nuestra pobreza; hacemos la guerra, contra los asesinos de estudiantes, de obreros, de campesinos; hacemos la guerra contra los que roban y comercian a nombre de una democracia falsa; hacemos la guerra contra los que siembran el hambre, la angustia y el dolor en la familia venezolana; hacemos la guerra contra una vida de corrupción, de odios y de intrigas; en fin, hacemos la guerra para que la aurora de la libertad y la justicia resplandezca en el horizonte de la Patria.
Sobradas razones tiene Fabricio para renunciar al Panteón, donde hoy lo confinan sus verdugos socialdemócratas y reformistas, no para homenajearlo, sino para neutralizar su ejemplo.
Vuelve Fabricio a la lucha como un día te fuiste:
Esta es nuestra decisión, este nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros está el pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante todo lo noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo.
Vuelve a la lucha Fabricio con alegría, que el reformismo no te atrape y mutile tu pensamiento... Te prometemos que tu pueblo un día te llevará al Panteón en hombros de la Revolución Chavista auténtica.