La oligarquía explotadora y rentista

Culminó el 2016 y comienza el 2017 con la misma perspectiva del que acaba de finalizar, basta darle una lectura a la prensa u observar las noticias de los canales de tv. Todos aquellos mensajes de años nuevo, sinceros o no, de los jefes de estado no pasaron de ser pura retórica demagógica. Veamos: a principio de enero Obama postergó por un año más el decreto contra Venezuela; el nuevo inquilino de la Casa Blanca dio la orden para iniciar el muro de la deshonra para impedir el paso de mexicanos hacia los EEUU; el sionista Netanyahu, desoyendo el mandato de la ONU, continua robándose los terrenos de Palestina para construir casas para colonos judíos, así mismo, amenaza con bombardear la Franja de Gaza; los fanáticos del estado islámico no abandonan el terrorismo financiado por la EEUU y los países miembros de la OTAN para atacar los civiles de Siria; los gobiernos europeos están repatriando a los refugiados árabes víctimas de la guerras prohijadas por ellos; los ahogados norafricanos en agua mediterránea no paran; Dios perpetúa, como siempre, los terremotos, las inundaciones, los alud, las enfermedades, los conflictos armados, entre tantos males; las oligarquías financieras continúan robando y las oposición venezolana no para de engañar a sus compinches. Este es el panorama con el cual se estrena el 2017.

Evidentemente nada ha cambiado. Todas aquellas pretensiones del viejo rubicundo y obeso de la cocacola, acompañado con un villancico navideño gringo y un brindis con la dañina gaseosa, no pasó de ser una burda propaganda encubierta de mensaje navideño. La oligarquía capitalista financiera no cambia y por lo tanto le ofrece al mundo lo mismo que siempre le entregado a los habitantes del planeta: miseria, desolación, desasosiego, guerras, desempleo, inflación, más neoliberalismo, destrucción del planeta, explotación de los trabajadores, racismo, exclusión, violación de los derechos humanos y pare usted de contar.

La oposición venezolana, encarnada en la MUD, sigue mintiendo a sus acólitos con la esperanza de desestabilizar y derrocar el gobierno del presidente MM, tal como lo ha hecho durante 18 años. Para esto utiliza la sinrazón y la patraña como bandera de lucha, en la espera del enfoque respecto a Venezuela del rubicundo y nuevo inquilino de la Casa Blanca con la finalidad de ofertarle el país, tal como la ha hecho la godarria rentistas desde hace más cien años.

Para nadie es nuevo que el campesino venezolano, durante hace más de cien años, era de los hombres y mujeres más desgraciados del territorio. Contra su vida, su familia y su porvenir conspiraban los latifundistas, negándoles lo que en derecho les correspondía. Eran unos verdaderos parias para los cuales no existía algún gesto de solidaridad. Esto tenía una razón de ser, la derecha venezolana no sabía de leyes, ni de derecho, sino de órdenes superiores irrigadas de incondicionalismo. Eran los vendepatrias de la época, los estólidos lacayos del imperialismo, carentes de escrúpulos, de vergüenza y de venezolanidad cuya única motivación era entregarle el país a sus amos extranjeros capitalistas, a cambio de copiosas limosnas y privilegios.

Al lado de aquellos vendepatrias se mantenía la jerarquía religiosa que embolsaban lo suyo, una parte del botín, quienes cantaban salmos con la esperanza de que se les acrecentara los dineros procedentes de la rapiña y la explotación de los venezolanos. Muchos fueron los arzobispos, obispos y monseñores que recibieron la atención de aquellos nefastos oligarcas criollos, no sin complacencia y los beneficios de aquellas manos manchadas de sangre, convirtiéndose en los cómplices de sus crímenes y atropellos. Los indignos ensotanados se hacían los sordos ante las quejas y los gritos que clamaban pan, justicia y libertad. En oportunidades aquellos vicarios de Dios encumbraban y defendían del origen divino de los desgobiernos, flirteando como siempre con los poderosos y con los déspotas.

Con la intempestiva aparición del crudo en Venezuela, aquella inicua oligarquía rural posteriormente amasó más dinero beneficiándose del tráfico de concesiones petroleras. Muchos fueron los terrófagos a los que el gobierno de turno (el de J. V. Gómez) les entregó concesiones para que en menos de un mes se la traspasaran a las empresas petroleras extranjeras. Algunas veces mi memoria senil falla, pero en este momento una pavesa me iluminó mi entendimiento y recordé a unos de los favorecidos de aquellos otorgamientos de concesiones. Por allá en el año veinticinco del siglo pasado, el terrateniente Henrique Otero Vizcarrondo, a quien una regalía de 50.000 dólares USA le produjo entre los años 1948 a 1952 una ganancia de una no despreciable suma de 1, 6 millones de dólares. Como se ve esa riqueza fue a parar a manos de un Estado mal repartidor que las distribuyó entre un grupo de insaciables privilegiados, quienes solicitaban más concesiones mediante la porfía arbitraria de niños malcriados, los cuales fueron complacidos con el sentimentalismo de un padre derrochador. Así nació nuestra oligarquía rentista, incapaz de generar industrias productivas, solo dedicados a vivir de los dólares derivados de la riqueza petrolera.

Consecuencia de lo anterior la economía venezolana comienza a montarse sobre una base ficticia, dado que los beneficiados con las concesiones petroleras no se dedican a desarrollar los sectores fundamentales de la agricultura ni de las industrias, solamente estaban ante la expectativa de los vaivenes de la producción y el precio del crudo. Así fue como en Venezuela se forma una oligarquía parasita y rentista, que pasado el tiempo evolucionó en una oligarquía financiera especulativa.

Aquella iletrada oligarquía rural, dueña de valiosos terrenos en la capital de los estados y en Caracas, se transformaron en empresas inmobiliarias y las zonas agrícolas tornaron en lujosas zonas residenciales. La remota política usurpadora había dado resultado, la del alambre de púas que cercó las mejores tierras para los latifundistas y expulsó a los labradores de sus conucos después de haber disfrutado de la plusvalía del trabajo campesino. Sin embargo los terratenientes no abandonaron el latifundio improductivo y expoliador de la fuerza de trabajo con los pocos campesinos que no renunciaron al agro para dirigirse a los campos petroleros. Fueron esos hombres, los que se transformaron de agricultores en obreros, los que a la postre fueron explotados por las compañías petroleras extranjeras. Paradójicamente la nueva riqueza petrolera fue creando más pobreza, además dio paso a un atraso moral y político en el comportamiento de numerosos venezolanos.

Ante el deslumbre de esta nueva riqueza rentista se fueron forjando nuevos liderazgos que fue arengando discursos en la plaza ante un público, en su mayoría analfabeta, sobre democracia, sobre la lucha libertaria, sobre los Derechos del Hombre, de la exaltación de un Bolívar de bronce, de la admiración bolivariana pasiva, contemplativa y estática. Pura retórica vacía. Muy lejos del Simón creador, proclamador de doctrinas reformadoras y antimperialistas, el prohombre quien con mucha gloria se colocó a la cabeza del progreso social en todos los tiempos. Aquellos oligarcas habían secuestrado al Bolívar humano y lo sustituyeron por el Bolívar de bronce, solamente para llevarle una corona de flores a los pie de su estatua en el Panteón y en la plaza que lleva su nombre.

Fue esta oligarquía la que en 1830 aprobó no negociar con Nueva Granada, mientras el General Bolívar pisase tierra granadina; la misma que le impidió la entrada al mariscal Sucre a Venezuela; la misma, encarnada en el general Páez, que le negó al general Jacinto Lara, el héroe de Corpahuaico y Ayacucho, una pensión en pago por los servicios prestado a la nueva república; la misma que trató de impedir el ingreso y permanencia de los restos del camarada Fabricio Ojeda al Panteón Nacional. La misma oligarquía rentista que con sus actos desestabilizares, personificados en los dirigentes de AD, PJ, y VP, pretenden gobernar de nuevo a Venezuela. Voy hacer mía las palabras del doctor austríaco Emil Franke: "Una democracia que no puede defenderse no tiene derecho a existir". Estoy seguro que el presidente MM y el pueblo venezolano si preservarán el legado de Hugo Chávez. Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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