Chávez murió

La afirmación del título es chocante, lo sabemos. Pero es indispensable para mantener viva su obra, su recuerdo, para seguir el camino que él nos trazó, el Socialismo. Veamos.

En la manipulación de los pueblos, la burguesía, las clases dominantes, son expertas. Han desarrollado técnicas ancladas en el inconsciente colectivo, les dan excelentes resultados. La principal es suplantar la realidad real por una realidad ficticia, virtual. Por ejemplo, lograron satanizar la palabra comunismo, la gente reacciona frente a este calificativo con rechazo, sin pensarlo, la repugnancia es automática. La palabra comunismo, en realidad, denota al Reino de Cristo, el "amaos los unos a los otros", y la burguesía la trastocó como significando cualquier crueldad.

Bolívar no escapó de la manipulación de los dominantes, al final de sus días salió de Bogotá a los gritos de "longaniza", y diciendo "vámonos que esta gente no nos quiere". Habían abusado de la credulidad del pueblo. Después, la misma oligarquía que lo execró, lo trajo a Caracas, pero ahora sin su pensamiento, al contrario, a un colgajo, una hilacha de su sueño, de la Gran Colombia.

Cristo es un claro ejemplo de la triquiñuela de las clases dominantes. Es suficiente pensar qué tiene que ver el lujo, el oropel del vaticano con las sandalias del pescador de Galilea. Se deduce que el discurso que nos presentan como cristiano lo que intenta es tapar la realidad de la traición a su prédica.

A Chávez lo asesinaron y se abrió un periodo de disputa del poder entre dos corrientes de la socialdemocracia y el Chavismo auténtico. Es interesante estudiar las acciones, las estrategias de estas tres corrientes.

La socialdemocracia de oposición basa su manipulación en superponer la imagen de dictadura a este gobierno, cuando en realidad lo que hace el gobierno es retorcerse en el barrial de la hipócrita legalidad burguesa, aplicar las argucias propias del parlamentarismo, los legalismos típicos de la falsa democracia, estimular al capitalismo, no se diferencia en esencia de macri o de temer.

La socialdemocracia en el gobierno aplica un populismo chabacano, desgastado, trampas y argucias para sostenerse en el poder. Su mayor manipulación es cubrir su imagen real (lo que es) por la imagen de Chávez (lo que no es). El gobierno intenta, y lo consigue con éxito, camuflar su verdadera imagen socialdemócrata humillado al capitalismo, por la imagen revolucionaria de Chávez. Así, un Chávez falsificado convoca a marchas, habla y canta en las concentraciones, las radios oficiales empapan a los oyentes con audios editados, trucados, de la voz de Chávez. Al Cuartel de la Montaña van los oficialistas a conversar con Chávez, llevarle regalos, presentarle leyes.

Se trata de prolongar el duelo por la muerte del Comandante, de instalar en el inconsciente la visión de que Chávez y este gobierno son idénticos, aunque en la realidad este gobierno traicione su legado. La falsificación, la traición, es de muchas maneras comprobable, pero se impone no la razón sino la manipulación psicológica.

Por último, encontramos la corriente chavista. Sus dirigentes no consiguen estructurar una respuesta, organizar una resistencia, atrapados en el espejismo de la manipulación mantienen una lealtad a la falsa imagen que los protege del dolor de aceptar que Chávez murió y asumir el deber de los revolucionarios: hacerlo resucitar en la concreción de su sueño, el Socialismo.

Esa es la gran verdad de estos tiempos. Chávez volverá en el Socialismo, sin Socialismo Chávez será un instrumento vil de sus contrarios, de los capitalistas y sus cómplices de ocasión.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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