Lo cotidiano del terror

Me da la impresión que la humanidad se acostumbró a la tragedia, a una vida de angustia, a una existencia donde prevalezca el temor a lo que vendrá con la seguridad que algo ocurrirá; al final, cuando se produzca la hecatombe no habrá sorpresa. Esta manera de vivir ha perduradodurante siglos y al presente se mantiene y si lo dudan basta repasar algunos episodios de La Biblia.

Quienes han leído el libro sagrado de los judíos y delos cristianos, el Viejo y el Nuevo Testamento, deben recordar numerosos versículos que convierten a La Biblia en un verdadero "triller". Estos relatos nos muetran a un Yahvé vengativo carente de compasión. Basta repasar la lapidación de las mujeres impuras; el reconocimiento de la esclavitud como una actividad normal; la destrucción de Sodoma; la guerra contra los medianitas en venganza por las tribus de Israel; el éxodo de las tribus de Israel errando por el desierto durante cuarenta años; el despojo y el saqueo de las tierras de Canaán por parte de las tribus de Israel ("el pueblo escogido"); la siete plagas de Egipto enviadaspor Yahvé a unapoblación; el reparto de Tansjordania entre las tribus del "pueblo elegido"; la mortandad de inocentes por parte de Pilatos, un suceso del cual dios tenía conocimiento; el sacrificio y muerte de Jesús…como se ve, estos relatos, bastantes crueles, no los escribió Edgar Allan Poe, es la palabra de Dios.

Los libros sagrados nos fueron acostumbrando al terror, estamos en presencia de un Dios al cual hay que temer y no amar. Esta divinidad es vengativa, capaz de mandar terremotos, diluvios, enfermedades, destrucción total, condenando a morir a los habitantes de pueblos enteros. Pero no solo La Biblia nos narra los referidos versículos de pánico, El Corán no se queda rezagado en eso de aterrorizar a sus lectores. Son innumerables los suras donde se amenaza a quien no cumple con la ley sagrada.Se les intimida con el fuego de la gehena (infierno) a los hipócritas, tanto a los hombres como a las mujeres infieles, lugar donde nunca podrán salir. Es el sitio destinado, es la maldición de Dios que les reserva un suplicio incesante. Prefiero mi ateísmo sin miedo que una religión cuya divinidadlesinfundaespanto a sus feligreses.

La gente se fue acostumbrando al miedo, la intimidaciónpropiciada por los reyes, las reinas, los emperadores, los emires, los zares, los ministros, los sha, los papas, los dictadores, los faraones, los lamas,los bajás, los sátrapas,los sultanes, los khan, los presidentes…entre tantos títulos utilizados, tanto por hombres como mujeres, para dirigir los destinos de las naciones.Los mismos nefastos personajes quienes esgrimierony hoy esgrimen el terror para subyugar a sus vasallos. Por lo general, muchos de ellos buscaron el auxilio de unos sacerdotes para establecer la aciaga alianza terrenal con la celestial.

El terror es el arma utilizada por los gobernantes para atemorizar a sus gobernados. El fantasma de la guerra siempre está presente en la atmosfera.En los fastos de la historia, a través de los siglos,los tambores de guerra nunca se han apagado, el olor a pólvora siempre impregna elaire, los lamentos de las víctimas de guerra nunca se han extinguido, el temor siempre está presente porque las guerras jamás terminan. Las conflagraciones bélicas nunca acabarán mientras esta sea un negocio, un negocio de unos seres inescrupulosoquienes hacen de la muerte una forma de enriquecerse.

Lamentablemente la amenaza de guerra y como consecuencia la agoníasempiterna es parte de la cotidianidad de los hombres, de las mujeres y los niños del planeta, Ya no nos sorprende que un dron de EEUU dispare contra una población civil y perezcan unos treinta niños. Nos acostumbrarona que la aviación de los sauditas invada al Yemen y mueran cien personas en una mezquita y esto no pasa de ser una noticia más. Casi todas las semanas asesinandecenas de personas en Irak, en Libia, o en Siria, o en Afganistán como consecuencia de un terrorista que se introdujo en un sitio público y en holocausto activó una bomba.Con la muerte de sesenta o treinta o cuarenta persona la fatalidad ya no sorprende. Algunos aceptarán, tal como se lo transmiten las curas católicos a sus feligreses,que esto ocurre porque "esos musulmanes son unos locos fanáticos", sin que el parroquiano se preocupe por conocer las reales raíces históricas del problema.

Al final de la segunda guerra en Corea surgió la llamada guerra fría(1947-1191), una guerra no declarada pero si una beligerancia pasiva que mantuvo en ascua a millones de personas del planeta. Todos los habitantes del globo permanecían en la expectativa terrorífica, por si el gobernante de algunos de los países que poseía armas nucleares se les ocurría apretar el botón que expulsaría el misil que acabaría con una gran parte de la humanidad. Eran tiempos del mundo bipolar, era tiempos de angustias de jóvenes de destinos inciertos y de imprecisos futuros.

Convivimos con el terror desde hace siglos y ese terror tiene utilidad, sobre todo electoral. Luego de los discutibles bombardeos de la torres gemelas en NY, W Bush le sacó provecho a este infausto e inexplicado acontecimiento. Esto sirvió para infundirle miedo a la población y así ganar la presidencia en una reelección. El pánico se le inoculóen el cerebro de los electores quienes confiaban que el presidente reelecto acabaría con el terror. Craso error, el mandatariono acabó con el terror,el alcohólico Bush continuó sembrando el terror, no solo en EEUU, sino en todo el planeta expandiendo el pánico hacia los países árabes en venganza por el luctuoso acontecimiento (el derribo de la torres de NY) cuya responsabilidad no se ha establecido con trasparencia.

El terror no para, con frecuencia recogen en las aguas mediterráneas centenares de muertos que huyen de las guerras propiciadas por la OTAN. Estos hechos lastimeros, a pesar de las espeluznantes imágenes, se convirtieron en parte de la cotidianidad de la prensa internacional. Las aterradoras fotografíasmostradas por la prensa y los videos de niños norafricanos recogidos ahogados en las costas bañadas por el Mediterráneo se convirtieron en costumbre. Las bombas colocadas en una mezquita, los asesinatos ejecutados por los terroristas en locales de Europa, los millones de desterrados que huyen de los países árabes asolados por los bombardeos de la OTAN y por los terroristas financiados y preparados por los países occidentales (EEUU, Inglaterra, Francia, España…), son solo noticias diarias que aterrorizan a los lectores. Todas estas son parte de la cotidianidad. Y cuando el terror se hace cotidiano e indiferente, la raza humana está el peligro de extinción.

Hoy por hoy se habla de guerra mediática como si esta no encarnara el terror.Lamentablemente esta es peor que la guerra activa. Aquella incita a los lectores, a los oyentes, a los televidentes y a los asiduos a las redes sociales a familiarizarse con el terror. Ya no importa si la noticia es verdad o es mentira, simplemente los medios de comunicación de masa van preparando a las personas a infaustos acontecimientos, de tal manera que cuando se produzca la mortandad el desastre quedará perfectamente justificado.

Venezuela actualmente está sometida a una guerra mediática fundamentada en falsedades, para sudifusión cuenta con agente externos y agentes internos. Desde el exterior, el oscuro secretario general de la OEA, el sumiso al imperio, el abominable Almugre, dirige la vocería de un grupo de extranjeros que piden a gritos la aplicación de la Carta Democrática contra nuestro país. Así mismo, asalariados criollos de las avaras corporaciones financieras energéticas y financieras transnacionales solicitan descaradamente la aplicación de la referida carta, con los resultados predecibles: la invasión de los marines a Venezuela.Asociada esta ofensiva, en el futuro, escenas de terror y muerte, tal como ocurre en Irak, Libia, Siria, Yemen, Afganistán…Estos agentes internos, los apátridas como Borges, Lilian Tintori, Capriles, la señora Machado, Luis Florido, Ramos Allup entre otros, son los representantes de la necrofilia y de la bastardía política.Con susactividades traidorasy maledicentes opiniones propulsan la siembra del terror en las mentes de los venezolanos, para cuando lleguen los soldados de la ONU a recoger los cadáveres de jóvenes, niños, ancianos, adultos, chavistas y antichavistas nadie se sorprenda. Esta será la noticia.

El barniz del tiempo me ha blanqueado mi pensadora, pero por fortuna me siento joven, con mi testa púber extirparé de mi cerebro las mentiras de la mediática internacional.Solo sobreviran en mi cerebro aquellos sueños, aquellas alegrías y aquella esperanzas de las cuales nos hablaba mi comandante Chávez. No al terror, si a la vida. Lee que algo queda.



 



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Enoc Sánchez


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