"El recuerdo es el perfume del alma."
George Sand
Sábado y domingo, los adecos se acordaron del pasado, como si estuvieran en una de las tantas romerías blancas. Montaron sus acostumbradas carpas de su época de gloria, con la firme esperanza de ver renacer la maquinaria que los mantuvo en el poder, por más de cuarenta años– en alianza con los copeyanos– pero muy maltrecha en los últimos años. La debacle comenzó, desde el mismo momento de llegar Hugo Chávez al poder; no esperaban un golpe tan certero y violento, por el cual están padeciendo en carne propia semejante pesadilla. Nadie se imaginaba ver desinflarse a los todos poderosos de la política venezolana –AD y COPEI–como los panes de hoy en día, apenas los muerden se les escucha el chiflido espichándose.
La validación se realizó en dos días con realidades totalmente distintas: el sábado, con calles y avenidas completamente abarrotadas de gente, que van y vienen en su gran mayoría con bolsos a cuesta en busca de alimentos, algunos muy escasos, y los que se consiguen con precios alarmantes, algo totalmente planificado. Los domingos, después de las doce, las avenidas y calles de cualquier ciudad y pueblo se convierten en verdaderos desiertos, dando la ligera impresión, que esas mismas personas se encierran, para desafiar una nueva semana en medio de los bachaqueros, y muchos comerciantes asiáticos inescrupulosos, quienes parecen haber llegados para aumentar la zozobra del pueblo.
A pesar del oscuro panorama, los adecos agarraron el pasado fin de semana, para echar a un lado sus grandes contradicciones, alimentadas por las divisiones y los traumas de las derrotas; se acordaron de la consigna del patriarca: ¡Adeco, es adeco, hasta que se muera! Muchos han muerto, olvidados en medio de la soledad, y los recuerdos del poder; otros siguen aferrados a la tradición adeca, y los más osados, se han atrevido a la aventura: desafiar al gobierno, por la vía de la violencia–golpe de estado del 2002– sin ningún resultado beneficioso.
Por una cuestión vital, muchos adecos han regresado al "nido" del cual partieron para formar hogar aparte. Se acordaron de las viejas casonas abandonadas –sedes del partido–convertidas en "casas muertas" donde solamente se ve un grupo de personas jugando domino. Se dispersaron, como plumas tocadas por el viento, dejando muy claro: sin una formación ideológica, es muy difícil mantener firme a una militancia; muchos se enchufaron en la "dictadura" de Chávez y Maduro, queriendo ser, más "revolucionarios" que el mismo "Che" Guevara.
Ahora, salen nuevamente al ruedo a recoger las firmas, para poder atestiguar su presencia, como partido político antes el organismo más cuestionada por ellos mismos: El CNE. Con razón, alguien se atrevió a decir: "Los adecos, son como Jalisco, nunca pierden y cuando pierden arrebatan" han perdido varias elecciones, pero ahora arrebatados por la esperanza de volver a Miraflores, desempolvaron la boina blanca, olvidando un pasado no muy lejano, cuando sembraron terror, corrupción y la exclusión de un pueblo amante de la paz y la libertad, motivando al compositor apureño Cristóbal Jiménez, a escribir doce estrofas muy jocosas, tituladas: ¡No volverán! del cual transcribo la número ocho: "A mecerse en un bejuco/ puede que vuelva Tarzán/ puede volver Rintintin/ puede volver Superman/ Y puede volver Cantinflas/ con Capulina y Tintán/ pero adecos y copeyanos/ Esos nunca volverán"
La vigencia o entierro de esta estrofa, depende de los Hijos de Bolívar y Chávez; solamente ellos pueden aportar las fuerzas necesarias para enrumbar definitivamente la nave dirigida por Nicolás Maduro, y detener la "resurrección" de los fracasados, quienes pretenden levantar vuelo nuevamente, aprovechando la grave situación económica, haciéndole el juego a los enemigos de la patria, en el seno de la OEA, con el vocero oficial del imperialismo: el títere Luis Almagro.
