Simón Bolívar arribó a Carúpano, procedente de Haití, el último día del año 1816. Sus preocupaciones las dirigirá ahora hacia tierras sureñas, hacia las tierras de la provincia de Guayana. Atrás quedaban los largos meses de peregrinación de puerto en puerto, de navegar desaforado a través del mar Caribe. Ya no más embarcaciones y aguas antillanas. De aquí en adelante, durante unos 24 meses, serán las aguas del Orinoco y las montañosas tierras de Guayana las que sentirán la presencia del héroe. Sus compañeros de lucha lo habían invitado a regresar a Venezuela y hacerse cargo de las tropas republicanas, y con ese aval se presentaba de nuevo en su tierra natal, luego de casi dos años de ausencia. Para ese momento las tropas republicanas se hallaban desperdigadas en diferentes lugares de la geografía venezolana. Cada grupo hacía su guerra particular a los realistas sin coordinación ninguna entre ellos. Eran varios los frentes de batalla abiertos contra un enemigo español único. En los llanos de Apure y Barinas estaba Páez y sus lanceros; en Margarita se encontraban Juan Bautista Arismendi y Santiago Mariño; en Caicara del Orinoco andaba Manuel Sedeño; en Cumaná y Barcelona se hallaban Antonio José de Sucre y José Francisco Bermúdez y en Guayana estaba Manuel Piar.
Todavía existían recelos en algunos miembros de la oficialidad libertadora respecto a la jefatura de Bolívar. No obstante, a sabiendas de tales aprensiones y de la fragmentación de las tropas patriotas, Bolívar se hace presente de nuevo en territorio venezolano, pero esta vez sus acciones serán ejecutadas en un escenario distinto al de la provincia de Caracas. Varias derrotas había sufrido en esta provincia por ese terco empeño suyo de tratar de tomar la capital y expulsar de allí a los realistas. Tales derrotas le indujeron entonces a cambiar el escenario de la confrontación. La liberación de su amada Caracas había que posponerla.
Desde este año 2017 se abrirá entonces un nuevo teatro en la guerra de independencia de Venezuela. Un territorio extraño a la presencia del Libertador le brindará acogida. Guayana, una provincia bastante alejada del tradicional escenario de la guerra, gobernada por los realistas, defendida por una inmensa muralla de agua y que no presentaba a simple vista ningún atractivo militar, será desde entonces y hasta diciembre de 1819 el lugar donde fijará residencia El Gran Caraqueño y otros destacados oficiales del ejército libertador, entre ellos: José Félix Blanco, José Francisco Bermúdez, Manuel Cedeño, Carlos Soublette, Luis Brión, José Antonio Anzoátegui, Pedro León Torres, Bartolomé Salom, Santiago Mariño, José Félix Blanco, Juan Germán Roscio y Juan Bautista Arismendi.
Una invitación de Manuel Piar de venir a Guayana fue lo que le indujo a mirar hacia el sur venezolano, en un momento cuando era por demás evidente la situación de fragilidad de las armas republicanas dada su dispersión y fragmentación en numerosos cuerpos, así como en razón de las rencillas manifiestas entre sus jefes militares. Además, estaban las amenazas que se cernían sobre la ciudad de Barcelona a punto de ser atacada y tomada por un fuerte contingente realista enviado por El Pacificador. Al mismo tiempo, en el bando realista, este se presentaba unificado y fortalecido con la llegada a Venezuela de las tropas integrantes de la expedición pacificadora comandada por Pablo Morillo. En tales circunstancias fue que Bolívar decidió aceptar la invitación de Manuel Piar de Venirse a Guayana.
Ante el inminente peligro que se avecinaba sobre Barcelona sale El Libertador de esta ciudad con rumbo a Guayana el día 25 de marzo de 1817. Lo acompañaba un reducido número de colaboradores. La distancia que lo separaba de la Angostura era de poco más de 400 km. El pequeño grupo la recorrió en trece días, no sin afrontar varias celadas de partidas realistas escondidas a lo largo del trayecto. El objetivo de este viaje de Bolívar quedó expresado en carta suya del día 18 de abril siguiente al Almirante Luis Brión. Dice aquí: "Con el importante objeto de incorporar la división que obra contra Guayana al ejército de Barcelona, marché de esta ciudad el 25 del próximo pasado y ordené a Su Excelencia el Jefe de la Fuerza Armada marchase a Aragua con el resto de las fuerzas que deben componer el ejército de operaciones y encargué de la plaza de Barcelona al señor general Freites con una guarnición suficiente para rechazar cualquier fuerza que la invadieran, mientras debía ser auxiliado por el Jefe de la Fuerza Armada, a quien ordené expresamente volase en su socorro al primer aviso". Queda dicho pues que Bolívar viaja a Guayana a convencer a Piar de regresar con su ejército al oriente del país, para sumarse a las fuerzas patriotas que hacen la guerra por estos lados de Venezuela. Guayana, según él, no estaba lista para la independencia. Se requería una fuerza naval poderosa para dominar el río y tomar Angostura, su capital. Pronto se dará cuenta de lo errático de su apreciación.
El día 3 de abril, su mirada refulgente divisa las cobrizas aguas del Orinoco y se acerca a la orilla occidental del gran río por el sitio llamado el Jobito, a corta distancia de Angostura. Para este momento, Manuel Piar ya tenía cuatro meses haciendo campaña militar en esta provincia de Guayana. Había tomado bajo su mando los numerosos pueblos de misión gobernados hasta ese momento por los capuchinos catalanes, y tendido un cerco militar tanto sobre la ciudad de Angostura como sobre la Vieja Guayana, donde estaban atrincherados miles de realistas, con el brigadier Miguel de la Torre a la cabeza. El siguiente día Bolívar atravesó el río y asentó por vez primera la planta de sus pies en tierras guayanesas. Venía a parlamentar con Manuel Piar para hacerlo desistir de continuar con su campaña militar en Guayana. Ambos jefes se encontraron este mismo día, fecha que también coincidió con la salida de un contingente realista de la sitiada Angostura en procura de alimentos, que solo podían conseguir en las misiones.
El Libertador se mantuvo en tierras de la provincia de Guayana hasta el día 7 de ese mismo mes. Pero el parlamento con Piar duró escasas horas de ese mismo día del encuentro, pues ambos hombres se separaron cada uno a cumplir diferentes tareas. En esas breves horas juntos, los dos hombres pasaron revista a las tropas, además de abordar temas propios de la guerra en la que estaba envuelta Venezuela. Seguramente ambos hicieron un balance del conflicto, hablaron del fracaso de la reciente campaña de Barcelona, de los reiterados desencuentros entre la oficialidad del ejército libertador, de las dificultades para proveerse de armamento, del regreso a Venezuela del jefe Español Pablo Morillo, de la campaña militar de Guayana, de las tropas disponibles para esta campaña y de sus probabilidades de éxito, así como también de la necesidad de superar las discordias y unificar la jefatura de las tropas republicanas. Al mediodía Manuel Piar partió a darle caza al jefe español La Torre e impedir que lograra avituallarse con recursos de las misiones. El día 11 de ese mes de abril se encontraron ambos ejércitos en la cercanía de la población de San Félix. La contienda duró apenas una hora y la buena suerte acompañó esta vez al jefe patriota. Fue una oportunidad feliz para las armas libertadoras, cuya trascendencia no la pudo conocer el general curazoleño, pues no vivió lo suficiente para ello. Seis meses después de obtenida esa victoria sería fusilado en la capital de la provincia, luego de realizado el juicio al que fue sometido por sus propios compañeros de armas.
Bolívar, por su lado, repasaría el Orinoco esta vez por Angosturita, sitio ubicado poco más abajo de la capital. Iba camino a Aragua de Barcelona pero en el trayecto recibió la noticia de la victoria obtenida por Piar en San Félix y decidió regresar. De nuevo atravesó el Orinoco a la altura del río Aro. Esto ocurrió el día 27 de ese mes de abril. A poco, el 2 del mes siguiente el general Manuel Piar y el Jefe Supremo se encontraron. Ese mismo día recibió el caraqueño de manos del curazoleño las tropas integrantes del ejército victorioso en San Félix. En ese preciso momento, mientras se iniciaba para Bolívar un largo ciclo de acontecimientos afortunados para Piar comenzaba el tiempo de su ocaso irremediable.
Hoy se están cumpliendo doscientos años de haber visitado por vez primera Simón Bolívar las tierras de la provincia de Guayana. Ese día marca el inició de la campaña militar de Bolívar en este territorio, que se extenderá hasta el 24 de diciembre de 1819. Durante esos dos años ocurrieron aquí acontecimientos extraordinarios que cambiaron definitivamente el curso de la guerra en nuestro país. En esos meses ésta provincia pasó a ser el epicentro de las luchas por la independencia de Venezuela, el lugar donde se decidió la suerte de la guerra. Conmemoremos entonces ahora el ciclo independentista de Guayana, uno de cuyos eventos extraordinarios fue la Batalla de San Félix.