Hay cambios en la naturaleza que modifican las estructuras biológicas de algunas formas de vida en las evolución hacia especies más desarrolladas que significaron el ascenso del mono al hombre ––recordamos el ensayo de Engels al respecto–– a consecuencia del descubrimiento, y la práctica reiterada del trabajo, como hacer productivo, matriz de conocimiento que trascendía la simple imagen, y se proyectaba hacia la génesis del pensamiento.
Hay cambios en el ser social que obligado significan cambios en la conciencia social ––según la apreciación de Marx–– y del decurso, y la realidad científica de la vida social. A propósito de ello el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, obrero Nicolás Maduro Moros, viene anunciando "el fin del rentismo petrolero", al tiempo que nos invita a "conocer muy bien el impacto de la era post petrolera". Este es un asunto delicado, y demasiado importante porque significaría, como ya está significando un cambio profundo en la sociedad venezolana donde se libra una lucha de clases, cruenta y encarnizada.
Si ya no vamos a contar con la renta petrolera ¿De qué manera vamos a obtener los alimentos que no producimos, en su gran mayoría? Evidentemente tendrían que ser importados a la tasa del dólar today, a través de los mismos empresarios, usureros y estafadores que han saqueado las arcas del erario nacional, porque nuestro gobierno no ha nacionalizado el comercio exterior. ¿Cuánto va a costar un plato de comida? ¿Alcanzará el sueldo de un mes para comer un día?
¿Si las divisas de la renta petrolera, no están para apuntalar las políticas públicas diseñadas e implementadas por Chávez, donde va a parar esa gigantesca montaña de billetes verdes? ¿O es que vamos a privatizar PDVSA, privatizando con ella, el futuro de las generaciones de venezolanos y venezolanas que no tendrían industria petrolera, sino los daños de la explotación, su contaminación, y sus desastres medio ambientales? ¿Es que vamos a entregar la riqueza petrolera, entregando con ella, la independencia de Venezuela? ¿Será cierto que vamos a vender el carro para comprarle los cauchos?
La derrota sufrida por la oposición antibolivariana y proimperialista, en el paro petrolero de diciembre de 2002 y enero de 2003, no fue definitiva, porque en la Industria se quedaron algunos gerentes, adeptos a la Gente del Petróleo, a los que se le sumaron los que regresaron de su autoexclusión, y que se quedaron callados y encubiertos en sus antiguos puestos de trabajo, en permanente conspiración para sabotear la producción petrolera, desmejorar y humillar a los abnegados obreros y trabajadores petroleros, arremeter en contra del sindicalismo clasista, promoviendo el sindicalerismo, y a aristocracia obrera, hasta postrar a PDVSA, y justificar su privatización.
Desde el momento en que el señor Eulogio del Pino dio aquellas infelices declaraciones desde el Centro Refinador Paraguaná, uno de los más grandes del mundo, expresando "que había sido un error la nacionalización de los servicios de PDVSA, realizado por Chávez", se inició la reprivatización de los muelles pertenecientes a nuestra estatal petrolera, que ahora han vuelto a las manos de los antiguos usureros de la precarización del empleo, cobrando a precio de oro los trabajos que le prestan a la Industria, y encareciendo por supuestos todo el proceso de extracción y manejo del crudo; sabemos que esa gigante nuestra de la producción petrolera en el mundo, está amenazada de privatización en su conjunto. Inexplicablemente Eulogio del Pino, aún sigue ahí, en PDVSA, como el dinosaurio de Monterroso, y como Merentes, que ya no sigue allá en el Banco Central.
Parece que la era post petrolera es la única solución, que por fin va a construir un aparato industrial, y la tan anhelada soberanía alimentaria. ¿Con qué dinero si ya no contaríamos con la renta petrolera? ¿Con los centenas de miles de millones de divisas en dólares preferenciales que le han escamoteado a la nación, la burguesía parásita, y la de nueva cuño? Todavía no somos lo suficientemente ilusos para creer eso.
La liberación de precios en todo momento y a toda hora, construyó a brinco rabioso una pobreza muy grande en Venezuela, en su fementido equilibro con los aumentos, y la bonificación de los salarios controlados, por los anuncios del presidente, haciendo imposible el cumplimiento del principio de "un salario suficiente para una vida digna" previsto en el artículo 91 de la CRBV; y ahora, la era post petrolera nos amenaza con una miseria nacional.
Curiosamente, la perversa, y lacaya oposición que tenemos, dirigida por la MUD, mandadera del imperialismo, no se pronuncia en contra de la liberación de precios, ni de la privatización de PDVSA. ¿Será que tiene intereses en ello?
Almagro, y su escatológica OEA, son un juego de niños, con los peligros que el imperialismo ha incubado en el seno de la propia República de Venezuela.