El golpe es inevitable

En estos días se habla mucho de la posibilidad de un golpe, el gobierno se prepara -o dice prepararse-, la oposición lo susurra, la población espera. Veamos.

La posibilidad surge de las condiciones, los rumores se apoyan en la posibilidad. Entonces cuando hablamos de golpe, en una primera instancia, se refiere a si hay condiciones para la asonada. Pero, ¿cuáles son las condiciones fundamentales para la manifestación militar? Intentemos tocar algunas.

La primera es la necesidad de sustituir el gobierno, ésta puede ser por antagonismo, en este caso el gobierno representa intereses opuestos a los golpistas, un ejemplo sería el golpe de abril, el capitalismo se opuso al Socialismo que Chávez asomaba; el golpe contra Allende es otro ejemplo. La necesidad puede surgir de la pérdida de la gobernabilidad aunque el gobierno y los golpistas tengan los mismas intereses fundamentales. No obstante, la pérdida de credibilidad, el agotamiento de la forma, hace imprescindible la sustitución, quizá aquí podríamos situar el golpe a pérez jiménez. Los intereses económicos de variado tipo producen también la necesidad.

Otra condición es la fuerza para producir la sustitución, para dar el golpe. Y aquí debemos hablar de la fuerza física, militar, y la fuerza espiritual. No es un problema de sumar los tanques, los cañones de cada lado y esta álgebra nos dará el vencedor. El asunto, como todo en la guerra, es más complejo. Se trata de una acción donde lo militar y lo político se fusionan como en ninguna otra ocasión y siempre lo político prevalece. La evaluación de la fuerza debe ser política.

Abril de 1810 es un clásico de acción política-militar, lo mismo se puede decir del 4 de febrero: el Gobierno obtuvo una victoria militar pero una derrota política.

Debemos concluir que la posibilidad de golpe en Venezuela se apoya firmemente en las condiciones. Si bien es verdad que no hay un choque de sistemas antagónicos, que los bandos son capitalistas, que el Socialismo no entra en la disputa, también es verdad que está presente el choque de intereses de grupos, de pérdida de gobernabilidad, de credibilidad, el agotamiento dramático del gobierno.

Las señales son claras, las manifestaciones, la actuación de grupos civiles anarcoides, los saqueos por ahora puntuales, la agitación en fechas extraordinarias como la Semana Santa, indican pérdida de la calma necesaria para la dominación capitalista. Si a eso sumamos el desprestigio de la Constitución invocada de forma oportunista, de las instituciones y de los líderes de ambos bandos; la incapacidad para analizar el momento, la evidente pérdida de apoyo, el recurso gastado de excusas y mentiras, debemos concluir que estamos en terrenos de golpe.

El golpe no es un asunto militar, policial, de detener a unos oficiales y mandar a otros al exterior, de tomar medidas represivas, de hacer instructivos que nadie cumplirá. Se trata de superar las condiciones que soportan el levantamiento. Y en esta tarea el gobierno, a pesar de las advertencias, ha fallado. Insistió en seguir por el camino del capitalismo, se apartó de las enseñanzas del Comandante, y así perdió fuerza, justificación, dilapidó el amor que Chávez dejó.

No sabemos si todavía hay tiempo, no sabemos si el gobierno es capaz de retomar el camino perdido, menos aún sabemos el carácter del golpe. Lo que sí estamos seguros es que mientras permanezcan estas condiciones el golpe es inevitable.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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