- AL MARGEN DE LOS PARTIDOS Y ORGANIZACIONES POLÍTICAS LOS REVOLUCIONARIOS TENEMOS UNA TAREA QUE CUMPLIR
Las fuerzas políticas tradicionales han perdido el papel hegemónico que ejercen sobre nuestro pueblo. El PSUV y el GPP, han sido afectados en sus posiciones de poder. Las otras fuerzas tradicionales, incluidos los partidos que se asumen de izquierda, han sufrido un severo desgaste en estos años. Lo mismo, puede decirse de otros sectores como la CTV, quienes han perdido su credibilidad. El caso de las Fuerzas Armadas, es más claro, puesto que en su seno se han hecho evidentes, tendencias que implican una ruptura ideológica dentro de ellas y de hecho se ha roto la unidad de manda.
El caso Fedecámaras, siendo una institución que está muy desprestigiado ante el pueblo, mantiene en su seno a los sectores financieros que dentro del país son los principales beneficiarios de la política económica en marcha; por lo que su influencia sigue siendo determinante en la definición y desarrollo de la política económica. A pesar de la actual inestabilidad política, el programa de ajuste se sigue aplicando de manera consecuente, lo que demuestra que la oligarquía financiera sigue hegemonizando la vida nacional.
Con relación al Poder Popular, podemos afirmar que se han producidos cambios en los últimos dieciocho años. Creemos que hay elementos que se mantienen, en lo fundamental, la inexistencia de un proyecto político de transformación revolucionaria y la inexistencia de una "vanguardia" en capacidad de dirigir las luchas populares. Tal inexistencia contribuye a que se mantenga la dispersión y el localismo. Sin embargo, observamos algunos elementos positivos del Poder Popular:
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- Por un lado, hay un proceso de recuperación y de reagrupamiento de organizaciones de defensa de los derechos económicos, sociales y políticos de los sujetos sociales que conforman el pueblo. Este es, en lo fundamental un proceso espontáneo, en tanto carece de objetivos tácticos y estratégicos claros.
- En segundo lugar, hay una tendencia embrionaria a la coordinación de luchas, trabajos e iniciativas en localidades y sectores sociales. Ello unido a la también, incipiente construcción de niveles políticos avanzados, como resultado de este proceso de coordinación.
- En tercer lugar, está surgiendo de manera incipiente también, una política para la resolución de la contratación entre teoría y la práctica. Diversas organizaciones populares vienen planteando, con una cada vez mayor fuerza, la necesidad de formación que se requieren, los luchadores populares. En este sentido, son muy diversas las iniciativas que se están desarrollando.
- Todos estos procesos se vienen dando, en lo fundamental, al margen de los partidos y organizaciones políticas existentes.
Una posición de compromiso con nuestro pueblo, obliga a favorecerlas y existen condiciones para ello. En el seno del pueblo se está produciendo una ruptura ideológica con el sistema de explotación imperante y con sus manifestaciones más aberrantes. Aclaramos que es incipiente, porque aún no encuentra un rumbo claro. Esto es, no está clara para el pueblo en su conjunto la perspectiva estratégica. De allí, que los revolucionarios tenemos, sin discusión, una tarea a cumplir en la actual coyuntura.
Para muchos estos planteamientos tienen un carácter electoralista, donde se juega la supervivencia de los partidos y no la necesidad de crear una fuerza popular que logre alcanzar una sociedad más justa y democrática. Esta desconfianza tiene su raíz en la actitud de algunos dirigentes partidistas de reincidir en el error de decretar la unidad desde arriba. Nosotros creemos que la unidad no se discute, es un proceso, que obedece a una búsqueda paciente y permanente, a la toma de consciencia, al cambio de actitud frente a la vida, demostrando que podemos trabajar juntos, sin sectarismos ni rencores, con sinceridad y constancia.
En Cumaná, al primer día del mes de mayo del año dos mil diecisiete.