Mientras la oligarquía y los grandes empresarios usureros, dueños y amos presumidos del capital, se visten con el traje de rayas arrogantes de la especulación, la clase trabajadora lo hace con la talla perfecta de su fuerza de poros abiertos por donde corre el sudor que baña los sueños por lograr una sociedad venezolana de verdadero rostro humano, tal como la visionó ese trabajador incansable y eterno, como lo fue Hugo Chávez Frías.
Por ello decimos que, más allá de las marchas revolucionarias de ayer, que llenaron las calles y avenidas de las diferentes ciudades de país, hay que ver este primero de mayo con la visión revolucionaria de los tiempos históricos. Hoy más que nunca la clase trabajadora y el resto de los sectores revolucionarios del país deben estar conscientes del momento que se vive, donde las alarmas del terrorismo producen los sonidos de la muerte, creando un escenario marcado por la sarcástica decadencia de una clase política opositora que apuesta al terror más que a la paz y la vida. Igualmente, en esos ambientes de caos y fascismo rondan los usureros para explotar –hasta el último aliento- a los trabajadores, que a pesar de eso sigue su jornada de construcción.
Debemos estar claros en que ayer no fue un día festivo, sino que fue un día de victoria y revolución, donde de respirar profundo y llenar los pulmones de energía para seguir luchando y rechazar ese terrorismo, ese fascismo y todo ese discurso hipócrita que viene desde la voz malvada de los miserables y detestables opositores, quienes practican el terrorismo y con una capucha quieren tapar su responsabilidad que es grande. De allí pues, que la visión revolucionaria de este primero de mayo debió apuntar y aniquilar todos esos desmanes cometidos por la oposición que hacen mucho daño a la sociedad y que también atentan con la clase trabajadora.
Así que en cada paso, en cada zancada de ayer debió ser para afincarnos más en la fe de la consciencia revolucionaria y que juntos podemos enfrentar a las fuerzas oscuras que hoy quieren llenar de tinieblas el cielo azul de la patria venezolana. No y setenta y siete mil veces no a la oposición venezolana, que quiere sangre, quiere muertos, que quiere invasión. Los trabajadores y trabajadoras lo que quieren es que las grandes mafias, empresarios y comerciantes no se sigan robando su salarios y sus prestaciones; porque el descaro es tan grande que ahora, los precios de todos los productos, sobre todo el de los alimentos, se han convertido en una escalera, donde cada travesaño significa un aumento exagerado, que daña enormemente la capacidad de compra de la familia venezolana.
Además de la violencia opositora, por allí merodean campante y sonante la especulación y la estafa. El pueblo venezolano, el pueblo trabajador, inclusive el propio escualidismo, está siendo ultrajado por el precio de los alimentos y el resto de mercancías, que no se justifican si apela a los costes de producción. Lo que quiero decir es que la inversión y la fuerza de trabajo invertido no justifican el precio de muchos productos que forman parte de los alimentos que consumimos. Esa es la verdad que debemos denunciar y enfrentar. ¡Vivan los trabajadores! ¡Viva Venezuela! Ayer fue un día de victoria y revolución.