Es extremadamente urgente que, como revolucionarios, actores transformadores o como nos queramos llamar, rechacemos categóricamente la última maniobra de las cúpulas del PSUV-Gobierno. El mismo, mediante su principal vocero, Nicolás Maduro, anunció, el pasado Primero de mayo, la convocatoria a una asamblea constituyente, la cual no es sólo ilegal sino ilegítima por lo siguiente:
Es inconstitucional y violatoria de nuestros derechos como pueblo, ya que una asamblea constituyente debe emanar de las grandes mayorías de nuestro país, no de un sector minoritario, y mucho menos de una cúpula política y económica. En este sentido, el artículo 347 de nuestra Constitución canta más claro que un gallo: "El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución". El artículo 348, en todo caso, no hace sino abordar un aspecto meramente técnico al explicar qué instancias pueden tomar "la iniciativa de la convocatoria": el Presidente de la República, la Asamblea Nacional, los Consejos Municipales o un mínimo de 15 % de lectores. Pero más allá de este aspecto operativo, el único "depositario del poder constituyente originario" es el pueblo en su conjunto, es el único que tiene la facultad de convocar a dicho evento, y la única función del Presidente de la República sería la de canalizar esta convocatoria. Ahora bien, debemos preguntamos: ¿en qué momento el pueblo de Venezuela convocó una Asamblea Constituyente? Hasta donde nos acordemos, la última vez que lo hizo fue en 1998, eligiendo a Chávez como su máximo vocero para esta convocatoria; el mismo organizó, inmediatamente después de su victoria electoral, la convocatoria a este máximo evento. Por lo tanto, el actual llamado de las cúpulas del PSUV a desencadenar un proceso constituyente que no resulta de una voluntad del actor constituyente es sencillamente absurdo, ilegal e ilegítimo. Por ello hay que compararlo con el Carmonazo del 11 de abril de 2002, que pretendió acabar con la Constitución de 1999;
Los argumentos esgrimidos por la burocracia gobernante no tienen ni pie ni cabeza: ¿Cómo justifican, en estos momentos tan complejos de nuestra patria, una Asamblea Constituyente? Dicen que la misma debe llevar a un gran entendimiento nacional, a un gran diálogo, a un gran debate y que, además, la nueva constitución que resulte de esta asamblea institucionalizará "las conquistas de la Revolución Bolivariana", como los consejos comunales y las misiones… Oír estas incoherencias por parte de antiguos constituyentistas nos deja literalmente asombrados… ¿De cuando acá se debe convocar un proceso constituyente, labor titánica y complejísima (lo vivimos en 1999), para sencillamente favorecer un "gran diálogo nacional"? ¿De cuando acá hay que enterrar una constitución completa para introducir únicamente una cuantas reformas en una hipotética nueva constitución? ¿No se llamaría esto simplemente "reforma constitucional", señores sabios constituyentistas? En pocas palabras, este llamado parte del desprecio de esas cúpulas hacia el pueblo, pues consideran que lo puede engañar como a un niño de pecho, metiéndole gato por liebre;
Finalmente, lo que está detrás de este gran engaño llamado "asamblea constituyente" sin actor constituyente, es una maniobra descomunal, por parte del PSUV-Gobierno para eliminar toda posibilidad de elecciones constitucionales en Venezuela. Y este es otro de los gravísimos delitos inconstitucionales y anti-populares que cometen estas cúpulas. Creen que, al suspender indefinidamente las elecciones en nuestro país (por ejemplo, las de gobernadores y alcaldes, que deberían haberse realizado en diciembre de 2016, y las presidenciales, previstas para 2018) van a poder perpetuarse en el poder indefinidamente y llegar a un punto de atornillamiento "sin retorno"… Pero están totalmente equivocados, pues, como lo cantaba nuestro hermano Alí Primera, "el pueblo es sabio y paciente"…
Por lo antes expuesto es urgente llamar al pueblo a no atender el llamado del PSUV-Gobierno y a boicotear la mal llamada convocatoria a asamblea constituyente que hizo el Presidente Maduro el pasado Primero de Mayo. No nos sumemos ni participemos en esta nueva farsa del gobierno, que desconoce la voluntad del pueblo y la propia constitución. La consigna debería ser, por lo tanto: ¡No asistir ni participar en esta Asamblea Constituyente y construir una nueva alternativa revolucionaria frente a la falsa polarización entre la burocracia y el capital!
Mayo de 2017