"Tenemos la necesidad del diálogo permanente entre la Iglesia Católica y el Gobierno de la República Bolivariana; el diálogo debe ser nuestra opción irrenunciable, en la que cada quien mantenga su visión y su forma de entender y de actuar en la realidad nacional, pero sosteniendo siempre el diálogo abierto".
(Maiquetía 30 de marzo del 2006; Bienvenida al cardenal Urosa Sabino)
Hugo Rafael Chávez Frías
Es innegable el papel que juega la iglesia en el campo de la política en Venezuela y más si nos detenemos en la iglesia Católica, Apostólica y Romana, dirigida por la CEV, la cúpula de los púrpura.
Hacer un análisis del comportamiento de los obispos y algunos curas de la iglesia en nuestro país, daría pie a una conclusión similar a la conducta asumida por los líderes fascistas y terroristas de la MUD, porque son la misma cosa.
Los antecedentes abundan y su dislocada compostura, similar a la de algunos Pontífices, en especial en la época del fascismo de la II Guerra Mundial, son elocuentes en Venezuela; como por ejemplo su aberrante participación en el golpe de Estado del 2002, contra el Comandante Presidente Hugo Chávez ( Monseñor Velazco, Baltazar Porras y el padre De Viana, etc.)
Hoy desde luego, salvando las distancias, tenemos el llamado del Papa Francisco, quien con una compostura solidaria y transparente hacia Venezuela, ha hecho varios llamados al diálogo y a la paz, lo cual le ha costado el calificativo de "chavista", no sólo de los dirigentes de la MUD sino también el de algunos púrpura "agazapados" quienes comulgan en la CEV.
La buena intención del Pontífice Francisco, la cual agradecemos los amantes de la paz, es un aval loable y respetable junto al de los tres expresidentes Zapatero de España, Torrijos de Panamá y Fernández de República Dominicana, junto al ex Secretario General de UnaSur, el ex presidente Samper.
Los acontecimientos de Venezuela han cruzado episodios que superan las agresiones más diversas, sin compararlas desde luego a los países quienes nos han antecedido en violencia (la cual no deseamos) como los destruidos por el plan belicista de los EEUU, en el medio oriente, Iraq, Afganistán, Libia y ahora Siria.
Si bien las muestras de guerra de los citados países, quienes han acusado muerte y desolación por el uso de las armas son más contundentes que en Venezuela, por el resultado de sus acciones masivas en la población, estas se expresan en la destrucción total de ciudades (escuelas, hospitales, supermercados, etc.).
En la Patria de Bolívar, en los últimos años, si mostramos ya algún balance elevado de muertes, estas superan el centenar desde el intento del golpe de Estado contra el Gobierno Bolivariano del Presidente Chávez y ahora en el golpe continuado en nuestro país con signos de terrorismo, contra el Presidente Nicolás Maduro (guerra de IV Generación).
La situación de violencia como arma irracional impulsada por la oposición venezolana ha generado respuestas, que si bien inteligentemente por parte del Gobierno no han trascendido por sus métodos en el control del orden público, amparados en el plano constitucional, ahora han encontrado una mejor y efectiva respuesta en un proceso Constituyente.
La aplicación de los artículos 347, 348 y 349 de la Constitución son irrefutables y contundentes y a ellos ha acudido el Presidente Nicolás Maduro para poner orden en el país, por las vías constitucionales ante la violencia de la oposición. Su conducta reiterada de desacato se manifestó en su comportamiento en la Asamblea Nacional y ahora también se revive ante la convocatoria a participar en el proceso Constituyente.
Este lunes ante la convocatoria del Gobierno a sumarse al proceso Constituyente, veremos si de verdad la actitud de la MUD es verdaderamente democrática, subversiva o terrorista. No queda otra vía más expedita para lograr con la participación del pueblo, poder dirimir las diferencias y frenar la violencia.
El llamado del Papa Francisco a los obispos venezolanos para sumarse al diálogo y a la reconciliación es un aporte muy valioso y una contribución muy cristiana a la práctica del amor, a la cual nos convoca el evangelio; es decir, "amaos los unos a los otros, como yo os he amado".
No queda duda de la buena intención del Papa Francisco para el logro de la paz en nuestro país, quien – según sus propias palabras - ha manifestado que le tiene mucho afecto a Venezuela.
No obstante el Obispo de Roma ha debido, para la buena marcha y el sano actuar de los obispos venezolanos, convocar dentro de la propia Iglesia Católica a un proceso constituyente, porque existen muchos obispos contrarios a la paz, de comprobada conducta golpista y además defensores a ultranza de los "terroristas" de la oposición quienes mantienen en jaque y en zozobra a la sociedad venezolana.
El recién nombrado cardenal - con antecedentes y prontuario desde el arzobispado de Mérida – electo quizá por un error histórico de la Curia Romana o por un strike que le metieron al Papa Francisco, ha dicho de los terroristas callejeros y guarimberos, que los mismos "son unos rebeldes e inocentes muchachos".
Todos en Venezuela deseamos la paz y no todos los obispos venezolanos salieron en defensa del Papa Francisco, quien fue ofendido por la dislocada oposición venezolana; entre ellos por Henrique Capriles y Ramos Allup.
Estamos en tiempos de Constituyente y llegó la hora de que se caigan las caretas de la oposición venezolana y entre ellas también las de algunos púrpura, quienes se esconden detrás de la CEV, otro partido más y desvergonzado adefesio de la MUD…¡ Amanecerá y veremos!