Ciertamente que la paz es el beneficio más grande que puede tener un pueblo; pero esa paz no puede ser la paz de los sepulcros, sino debe ser paz con justicia. Algo como aquello que sustentaba Albert Camus: "No es el odio lo que debe prevalecer sino la justicia sustentada en la memoria". Pero el pueblo venezolano ha tenido muchos problemas, desde siempre, con el tema de la justicia.
Ha existido (y existe) justicia para los ricos y justicia para los políticos, que viene siendo casi lo mismo porque muchísimos políticos (sean de izquierda o derecha) ya no son pobres sino magnates, algo más que ricos; pero justicia para el pobre, el hombre de a pie (por llamarlo de una manera) eso ha estado escaso en nuestra historia.
Las cárceles venezolanas están plenas de personas casi en estado de indefensión jurídica y de esa gran cantidad, la mayoría provienen de estratos pobres. Es decir que solo los pobres pagan cárcel en Venezuela y la condición de pobreza es el detonante principal de su prisión. Pero observen algo. Un criminal entra sigiloso a una casa y asesina a toda una familia de cinco miembros. Padre, madre, abuela y tres hijos.
Capturan al asesino y por la aplicación del Código Orgánico Procesal Penal (Coop) la pena que el juez asigna al asesino es de 25 años, lo cual es muchísimo, porque a nadie en Venezuela se le otorga la pena máxima de 30 años. Posteriormente este asesino, ya en la cárcel cumpliendo su pena, se convierte en evangélico y comienza a desarrollar actividades carcelarias para disminuir su sentencia.
Pide revisiones cada cierto tiempo de su sentencia, y por su "buen" comportamiento al final, solo cumple una prisión de 10 años. Es un caso hipotético, pero existen muchos casos reales y similares a este ejemplo. Es decir que un miserable que entró a una casa y asesinó a toda una familia, solo tiene, al final, una prisión de 10 años.
No existe en el Coop la acumulación de la pena, no existe en ese instrumento la pena de muerte, que muchos miserables deben merecer, ni tampoco rigor en la aplicación de los agravantes y muchísimo beneplácito en loa atenuantes... Es decir que el derecho penal en Venezuela es una porquería que a nadie brinda justicia. En vez de favorecer al ciudadano y a la sociedad, se favorece la hipotética reinserción social del delincuente y del criminal. Situación ésta que no ocurre nunca porque las cárceles son espacios para escalar en el aprendizaje del delito.
A esto se debe sumar el suceso que en las cárceles venezolanas no manda un sistema penal riguroso, un Director del reclusorio, sino un Pran, es decir un penado, un delincuente mafioso. En fin un país donde la justicia no funciona, donde la corrupción de la clase política (sea en la IV República como en la V) ha generado una inmensa burguesía que se ha enriquecido con la renta petrolera y lanzado sus migajas a un pueblo venezolano que cada vez es más pobre y desprotegido... Pobre país rico mi Venezuela tan lejos de la cordura, la felicidad, la justicia, y tan cerca de los Estados Unidos.