"No hay camino para la paz, la paz es el camino"
Mahatma Gandhi
"La paz es participar en la armonía del ritmo del ser"
Raimon Panikkar
"la paz se construye diciendo "no" con los hechos al odio y la violencia, y "sí" a la fraternidad y la reconciliación"
Papa Francisco
En la actualidad y desde posiciones ideológicas distintas y con diferentes intereses, constantemente se nombra y apela a la paz, lo que la convierte en uno de los términos más fácil y profusamente manipulados. La paz encuentra un lugar conceptual común en el imaginario social como una idea motor de la sociedad y que a la vez funciona como una utopía. En los discursos sociales generales, como sociedad y como individuos buscamos la paz pero casi convencidos de que es imposible encontrarla. Y, a la vez, desde conceptos muy diferentes, aunque dentro de la vaguedad y ambigüedad de una idea tan utilizada, todos parecen estar a favor de la paz, al igual que sucede con otros conceptos afines como la libertad y la igualdad.
Pero, ¿qué es la paz?, ¿con qué concepto de paz estamos de acuerdo? O, ¿cuál sería el concepto de paz que es realmente funcional para la construcción de una ciudadanía genuinamente democrática y solidaria? Buscando la respuesta, nos encontramos que para definir la paz se ven involucradas importantes variables culturales, religiosas, sociales, históricas, políticas.
Como es bien sabido, la paz no puede definirse solamente como la negación del conflicto o como la ausencia de guerra, sino más bien como un estadio de equilibrio y de armonía tanto interior, es decir, del sujeto en relación consigo mismo, como exterior, o sea, del sujeto en relación con el mundo que le rodea. Existe la falsa paz o la paz aparente, que se refiere a un estado de cosas verosímilmente ordenado, pero que esconde, en estado latente, o un conflicto futuro, o un conflicto del pasado no resuelto de una manera favorable. La paz aparente puede ser el comienzo de un conflicto futuro o bien el resultado de un conflicto mal solucionado. La paz auténtica, que no debe identificarse con el concepto kantiano de paz perpetua (ewige Frieden), es un estadio frágil y vulnerable de equilibrios que hay que vigilar y mantener constantemente.
Partimos de la idea de que la paz eterna es un concepto demasiado utópico para el ser humano, y por eso es inalcanzable en el tiempo y en el espacio, pero sí tenemos la impresión de que, con la ayuda de la educación, se pueden conquistar a los agentes sociales y políticos determinadas cuotas de paz auténtica en esta sociedad nuestra. Ahora bien, la única manera de alcanzar esta autenticidad es poniendo de manifiesto la inautenticidad de la paz presente y de sus fragilidades. Ello implica una actitud crítica frente a nuestra situación de hecho y una capacidad para detectar las falsedades de la pretendida paz social, política y religiosa que vivimos.
La paz auténtica –a la cual nos referiremos simplemente como "paz" –requiere un esfuerzo y un trabajo dialógico continuado, lo cual afecta a todos los agentes sociales y políticos, desde los que ocupan puestos de alta responsabilidad hasta los que ocupan pequeñas parcelas de poder. La paz es una tarea corresponsable que afecta directamente a las instituciones educativas y, especialmente, a los agentes transmisores de valores.
El valor de la paz no ha sido precisamente un valor muy enaltecido a lo largo de la historia de Venezuela, y se hace necesario ponerlo en el lugar que le corresponde para alcanzar una sociedad futura más equilibrada y armónica que la presente. La paz no se alcanza por gracia, sino que exige un esfuerzo colectivo, el reconocimiento de unos derechos, pero también de unos deberes que, como ciudadanos de una nación(país),no podemos dejar de cumplir.
Generalmente se pone especial acento en la paz en el nivel intersubjetivo, pero se olvida que la paz, en un sentido integral, exige necesariamente tanto la paz ad intra como la paz ad extra. Es evidente que la paz tiene mucho que ver con las formas de relación que se producen en el seno del espacio público, es decir, en el marco de la intersubjetividad, pero la paz también se relaciona con la propia naturaleza del sujeto. Hay formas de vida intersubjetiva, como el odio, la venganza, el resentimiento y la crueldad, que son claramente perniciosas para la consecución de la paz, pero muchas veces estas formas son la expresión de un conflicto interno vivido en el seno del propio sujeto. En otras palabras: el conflicto intersubjetivo es a menudo la epifanía de un conflicto intrasubjetivo, aunque también se da a la inversa, pues muchas veces un conflicto intrasubjetivo, como por ejemplo el resentimiento, es consecuencia de una mala relación con el otro.
CODA
No existe un único concepto de paz. Paz es una palabra polisémica: tiene muchos significados. También es pluralista: tiene muchas interpretaciones doctrinalmente incompatibles .Mi noción de paz puede no coincidir con la de otros. La paz no es una ideología. Paz no es sinónimo de pacifismo. El camino a la paz no es fácil. La paz es revolucionaria, perturbadora, provocadora, exige la supresión de la injusticia, del egoísmo, de la codicia. Por eso la imposición de nuestro concepto de paz no puede llevar a la paz. Sin verdad, justicia y solidaridad no puede haber paz verdadera. Los caminos que conducen a la paz son tres: el diálogo, la justicia y la libertad. Conseguir la paz consiste en trabajar por la verdad y la justicia.
BIBLIOGRAFIA MINIMA
Jean-Yves Calvez: Entre la violencia y la paz
Immanuel Kant: La paz perpetua
Xabier Pikaza: El camino de la paz. Una visión cristiana,
J.L.Vazquez-Borau: Constructores de paz
https://www.youtube.com/watch?v=6XP-f7wPM0A
https://www.youtube.com/watch?v=WWcgTh7mxxs
http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem.html