Dentro del universo amplio de la izquierda hay quienes no creen que la sociedad deba humanizarse con premura, que todavía queda tiempo como para apurar los cambios de humanización. Por eso, se concentran solamente en hacer del capitalismo y del capitalista algo más amable, que piensen en los costos sociales y materiales que a la larga tiene la ganancia excesiva. Por ahí van los tiros de sus argumentos.
Admitiendo que son honestos en estas razones, vale preguntar ¿Cuáles son los descubrimientos marxistas más importantes en relación al futuro de la sociedad, dentro del sistema capitalista? Uno de ellos está en haber desvelado científicamente (o con ese espíritu) la naturaleza constructiva y destructiva, es decir, transformadora del paisaje del capitalismo, eso de que en el capitalismo "todo lo sólido se desvanece en el aire" que se lee en el Manifiesto Comunista. Esto supone una vorágine de transformaciones al paisaje brutal a causa de maximizar cada vez más las ganancias, (otra razón que explica en un nivel anterior a la transformación, la naturaleza propia del capitalismo). A su vez, supone una escalada depredadora incontenible. En tiempos de Marx ya se notaba el desarrollo tecnológico y científico motivado por objetivos puramente capitalistas, productivos y mercantiles. Sin embargo, hoy, aquello que solo se podía calcular matemáticamente, lo podemos constatar con nuestros sentidos. Lo podemos documentar visualmente, estadísticamente, físicamente, bilógicamente, y en sus repercusiones o efectos en el desarrollo humano, biológico psicológico, social (psicológicamente, sociológicamente…)
La naturaleza del capitalismo burgués es depredadora y progresiva. Aquí es donde cobra vigencia Marx (y el marxismo consecuente) sobre la idea revolucionaria de cambiar el modelo de sociedad, de manera integral pero de manera urgente, sin esperar desarrollos tecnológicos y sociales en las fuerzas productivas, organización del trabajo, conciencia de clases, etc. porque la globalidad del sistema capitalista solo ha beneficiado hasta ahora a los grupos más poderosos y al mismo capitalismo, recuperándose exitosamente de cada resistencia, aun siendo una minúscula minoría social. Romper ese monopolio del poder es una tarea que se debe intentar y desarrollar como sea, en cualquier parte del planeta, ahora mismo, porque el enemigo de la humanidad se fortalece, muta, se recupera, y es cada vez más irracional.
La razón principal para acelerar los procesos de cambio revolucionarios socialistas, reforzarlos y cuidarlos como el último retoño de la nueva humanidad, se debe a que todos los desarrollos sobre la base del modelo económico capitalista son desiguales, y en los países donde las fuerzas productivas están más desarrolladas la clase obrera o trabajadora está, comparativamente más aburguesada o más atontada, la conciencia de clase está diluida en una Libertad individual y negativa (dejar hacer), en la democracia burguesa, en una cantidad de símbolos y conceptos capturados por el capitalismo y puestos al servicio de sus intereses. Esperar de ello un cambio revolucionario socialista es casi una utopía (cuando fue casi una ley hace ciento cincuenta años).
Para muestra de lo que se puede hacer hoy con la revolución está la Cuba de Fidel y Che. Y el mismo fenómeno Chávez, que solo fue apercibido por Fidel Castro. Solamente Fidel Castro vio en Chávez el espíritu de Bolívar (por decir algo significativo) vio renacer el espíritu de la revolución socialista.
Quienes hoy critican a Chávez por neófito, improvisado, inculto, lo hacen desde una postura extremadamente teórica o extremadamente pragmática, olvidando, de plano, el fin último de cambiar la sociedad y el sistema capitalista. Políticamente hablando, hacer la revolución es un caso, más para un buen jugador de ajedrez, que para un intelectual o un teórico sin ánimos de tomar riesgos en su propia vida, sin ambiciones heroicas y nobles, políticas, en el más elevado sentido de la palabra, podríamos decir. O para un aventurero, un caudillo, por más valiente que sea, sin ideales, sin metas claras, sin inteligencia y grandeza de espíritu.
Lo que pasa es, que, como casi todos sus contemporáneos tuvimos algo que ver con la vida de un ser humano real, como Chávez era básicamente como nosotros, no creemos, sobre todo ahora, fue un verdadero héroe de la revolución socialista. Decimos, "los héroes de la revolución fueron tipos estudiosos, valientes y están contados", y los cuentan; "Lo héroes no se mueren así". Y muerto, no resulta difícil recordar sus faltas pero jamás recordaron ni reconocen su grandeza como revolucionario socialista.
Esta crítica vale tanto, para el presidente y sus acólitos, como para Giordani, o Héctor Navarro y otros de sus ministros; hasta para gente seria como Vladimir Acosta, que como buen intelectual habla siempre como si estuviera por encima de todas estas contradicciones que nos revuelcan a todos.
Para todos los revolucionarios honestos, honestos, que crean en el socialismo, más allá de sus ambiciones y mezquindades personales, creo que es justo volver a reflexionar sobre el valor de cambiar con urgencia y de forma radical el sistema y la sociedad capitalista, sin hacer concesiones y haciendo alguno sacrificios personales, por lo menos enfrentando al engaño y a la mentira. A mi manera de ver. con esto es suficiente el sacrificio.