La embriaguez no es más que locura voluntaria.
Séneca
Hace unos meses, me encontré a un amigo, a quien tenía algunos años sin ver; apenas iniciamos la conversación me sorprendió al hacerme la siguiente observación: "He leído varios artículos tuyos por internet, sobre el alcoholismo, y el cigarro, pero, que yo sepa, tú no tienes problemas con la bebida, y nunca te he visto fumar" Dejé pasar unos minutos, para satisfacer la observación del compañero, sabiendo que, desde muy temprana edad, comenzó a ingerir licor: "Tienes toda la razón. No tengo esos problemas, pero estoy muy consciente del grave daño para la salud, y el bolsillo, y mientras pueda ayudar a personas sumergidas en ese abismo lo hago"
En todo el encuentro no hablamos, sino de la terrible enfermedad del alcoholismo, mal, al cual, el amigo se encuentra haciéndole frente con tanto empeño, y determinación, tomando la decisión de acudir a la organización: "alcohólicos anónimos" próxima a cumplir 82 años (mañana 10 de junio) de haber dados sus primeros pasos, para tratar de rescatar a las personas de un "monstruo", el cual no solo afecta al individuo, sino a todo el entorno familiar.
En varias oportunidades he asistido a un grupo de A.A (calle 30 entre 33 y 34, Acarigua) por invitación de un gran amigo, rescatado de ese mal tan absorbente, el cual no respeta edad, color, sexo, profesión, afiliación política, ni condiciones económicas, a pesar que el camino por donde transitan los consumidores, nunca es el mismo, pero al final muchas veces se ven las caras, al encontrarse sufriendo la misma enfermedad: el alcoholismo.
Escuchar los relatos de personas, conscientes de su grave adicción, permite conocer en profundidad una enfermedad, convertida prácticamente en una epidemia silencioso, incitada por la sociedad capitalista, el cual no respeta nada, con tal de ver abultar sus ganancias. Todos tenemos el compromiso, de orientar a cualquiera persona a salir de ese terrible mal; el requisito indispensable, o llave para abrir la puerta, donde se encuentran encerrados, como bien lo dije el programa de A.A: es tener la firme voluntad de querer dejar de beber.
La experiencia de una dama, relatada de manera muy concisa en una corta misiva nos permite conocer su vida en un infierno: "Estuve sumergida en el alcohol por más de 20 años. Al principio me gusto el efecto que causaba en mí, me sentía diferente (poderosa) lo use como mi aliado en todo mi entorno, no era feliz, al menos así lo sentía y fue esa auto conmiseración de mi misma lo que me conllevo a beber más y más progresivamente. Que dolor tan grande ya no había efectos, una vez que comenzaba ya no podía parar de beber hasta no saber que hacia (lagunas mentales). ¡Fue una horrible pesadilla! Ya no era tanto el ratón físico, si no el moral que vergüenza sentía al darme cuenta de los bochornos que hacía y me enteraba porque me contaban. Toque fondo y desperté de esa pesadilla al aceptar que no podía sin ayuda dejar de beber. Recorté un aviso en el periódico pequeñito, pero con GRANDES RESULTADOS. Me comunique con esas personas y me ayudaron. Ahí supe que el alcoholismo es una enfermedad y también aprendí a tener fe a creer y aceptar con humildad esa ayuda que me ofrecieron. Hoy por hoy tengo 7 años en esa hermosa Comunidad (Alcohólicos Anónimos). Hoy vivo del presente y no del pasado y menos de un futuro incierto…"
Esa lección es para reflexionar. De ti depende, vencer una fatalidad de la sociedad de consumo. Nunca es tarde para rectificar. No pierdas la oportunidad de cambiar, para tu beneficio personal, te lo va agradecer el entorno familiar, y de esa manera contribuyes a una mejor sociedad.