Los signos de los tiempos chavistas son claros: la costra se ensaña contra la Fiscal y arrastra a la jauría a un linchamiento vergonzante; y por otro lado, el gobierno chapotea en el tremedal de una constituyente que pretende ser panacea, salmo, y sólo es ponzoña, canto agónico. Estos dos hechos (hay muchos más) ilustran el evidente deterioro del campo chavista, no quererlo ver precipita la caída.
Se relajaron las fuerzas que mantenían la cohesión, los símbolos fueron arrasados por la estupidez, la organización, el partido, fue sustituido por una red de clientelismo, con los carnet se estimula la conciencia mercenaria, que ya sabemos obedece al mejor postor y es insaciable. Ahora, cruel paradoja, los principales enemigos del Chavismo son sus herederos convertidos en sepultureros, ellos le han dado golpes nobles al corazón de la Patria Socialista.
Es perder tiempo seguir con el diagnostico, la anécdota distrae de los problemas principales. Mientras entregan la Patria, el Chavismo mal dirigido por la costra se importa de un piche avión, o de la sanidad mental de los adversarios; ni a mariacorina se le había atacado con tanto odio. La pregunta clave es qué debe hacer el Chavismo para sacarnos de este laberinto.
Se ha invitado a rectificar, se les ha dicho que den marcha atrás y recojan a la constituyente, se les ha dicho que la situación está peor, y que más allá de lo material el deterioro espiritual es grave. La respuesta es descalificar, acusar al que alerta de cobrar en dólares, estimulan el fanatismo, la vendetta. De esta manera, están sembrando la psicología que el fascismo cosechará.
El error fue dejar que cambiaran la ideología de Chávez por el reformismo. Con el chantaje del peligro externo, de mantener la unidad, se aplastó la crítica, los dirigentes sanos se cohibieron de opinar, cualquier disparate se aprobó, desde el pacto con la burguesía, hasta hablar con los enviados del "camarada trump". Y así quedamos: reformistas, pragmáticos haciendo revolución, absurdo que sólo podía parir este desastre. Fue una manera de enterrar el intento socialista.
Ya tenemos las primeras dos tareas: volver a la ideología chavista, al Socialismo, el que va contra la lógica del capital. Y dejar claro que esto no es Chavismo, que esto no es Socialismo. Estas tareas son fundamentales, pero son insuficiente, es necesario ir más allá.
El escenario es complejo, hay una brutal campaña de desprestigio del Chavismo auténtico, el reformismo lo considera su principal enemigo. Es más probable un diálogo con el papa francisco, aliado de las dictaduras del cono sur, que con un disidente; hay más condescendencia con los empresarios explotadores y apropiadores de la renta que con un chavista histórico.
El Chavismo auténtico se fragmentó, está huérfano de vanguardia, sin líder se refugia en la resistencia pasiva, murmura, rezonga, pero no llega a organizarse. La masa está confundida, oscila entre el fanatismo de una falsa lealtad, y la apatía, el vacío espiritual.
El desengaño, la traición, empujan a la sociedad al fascismo.