Creo que sí. No exagero al señalar que Venezuela hoy por hoy, es un país en llamas. Llamas humanas de venezolanos quemados, pero también de autobuses, centros de salud, guarderías, instituciones públicas. En llamas porque se destruye y asesina sin pudor ni temor, haciéndose llamar "libertadores" y teniendo el foco de la prensa y las cámaras en sus rostros. En llamas porque un grupo de dirigentes de la llamada oposición ha decidido, contra toda sensatez, sin vergüenza ni escrúpulo alguno, quemar al país.
Venezuela en llamas porque la mitad de los venezolanos ya no nos entendemos unos con otros. De esta parte del grupo, la de los chavistas o simpatizantes del chavismo, o de los que creemos que otro mundo es posible donde todos los habitantes del planeta tengamos idénticas oportunidades. Donde enfocamos la tarea en darle prioridad al ser humano y no al dinero. De esta parte, no hemos sido capaces de enseñar, ni de mostrar las bondades de nuestros ideales ni de seducir al otro bando, que habla también de libertad, igual que nosotros. En llamas porque aquí de este lado empiezan ya a escaparse las ratas del barco que naufragaría al ser incendiado.
Pero creo profundamente en los milagros, y en la lluvia generosa que caerá sobre Venezuela apagando todas esas llamas. Y en el milagro que pueden realizar, para Venezuela, personajes famosos nacidos en el país.
Y es aquí mi llamado, ahora, al reconocido y extraordinario Maestro Gustavo Dudamel. Y segura estoy que no se olvida de Venezuela, a pesar de su internacionalización, y del hecho que su liderazgo musical se siente desde hace años en varios continentes.
Y a pesar de los tristes comentarios hechos hace unos pocos meses, pues sinceramente creo que su ausencia del país, y su dedicación a otra esfera, la de gran Director de orquestas famosas, no lo ayuda a entender la realidad, distorsionada y magnificada por la poderosa derecha mediática.
Gustavo, tiene la edad de mi hijo mayor quien también estudió música. Es el fondo, un joven venezolano que ama profundamente a su país, y al igual que a muchos le duele lo que está pasando.
Me atrevo a invitarlo a visitar a Venezuela y a regalarnos un gran Concierto por la Paz. Que traiga implícito claras señales y actuaciones para un diálogo.
Si el mismo Papa Francesco ha puesto sus misericordiosos ojos en nosotros queriendo fervientemente ayudar, ¿por qué Dudamel, un insigne venezolano, no lo haría?
En una entrevista que le hicieran en México hace unos años, Dudamel decía: "….mi compromiso es más grande, porque tú te conviertes en una imagen, pero esa imagen tiene que estar bien conducida, bien guiada, mientras sea para el bien, para dar a esos muchachos una esperanza, a esos jóvenes músicos que en uno miran un punto de referencia: yo quiero ser y eso es muy importante, y mientras yo sea imagen en este punto, con ese fin siempre lo quiero ser. Si sirvo como un referente de superación para ellos, como un ejemplo, me gusta, lo asumo como mi misión, me siento útil".
Quiero creer que la música que el Maestro tocará para Venezuela toda, en un Concierto por la Paz, será como la lluvia que necesitamos todos, y que necesitan todos estos jóvenes, incitados por un odio absurdo que los lleva hasta quemar coetáneos. Sus actuaciones personales que invitarán a los dirigentes políticos al diálogo, no podrán ser ignoradas. Porque él mismo, de tal manera actuaría como un facilitador.
El Maestro Dudamel afirmó también que "…La música es un arte infinito, sensitivo, energético, el cual inspira. Y yo creo que la música realmente rescata lo social, porque inculca sensibilidad, el respeto al otro. Transformas al público, pero te transformas tú mismo al unísono y cuando compartes son tantas cosas, una enseñanza de comunidad…. La música cura. Absolutamente".
Ese es el regalo que como venezolana, como madre, le pido al Maestro Dudamel. Que a pesar de sus apretadísima agenda en Europa, Estados Unidos, en el resto del mundo, compromisos que seguirán dándole la gloria que se merece por todo su talento y trabajo, haga un alto en el camino, un gesto noble de un humilde joven barquisimetano, devolviéndole a Venezuela, en este difícil momento de su historia, un poco de tanto amor que recibió del país, de sus raíces, de sus familiares, amigos, alumnos, compañeros.
Ven rápido a Venezuela Maestro Dudamel, necesitamos con gran urgencia tu música celestial.