Nos volvieron a derrotar y por la misma causa

Reconocer una derrota es el primer paso; el segundo, analizar bien sus causas; el tercero, corregirlas. Sólo de esta manera podremos convertir derrotas en victorias. Veamos.

El Movimiento Revolucionario, el Chavismo, el Socialismo, han sufrido una importante derrota en manos del advertido reformismo. El movimiento revolucionario perdió la iniciativa y quedó atrapado entre los dos fuegos de las fracciones capitalistas, del gobierno y de la oposición.

Hoy toda la política del circo socialdemócrata gira alrededor de la constituyente y el 350. De esta manera, la situación es muy halagadora para el capitalismo: pase lo que pase la opción revolucionaria no cuenta, no participa de la disputa, estamos ante un triunfo incuestionable del capitalismo y una derrota para el Socialismo.

La causa de esta derrota debemos buscarla en la debilidad ideológica del movimiento revolucionario. Se impuso otra vez en la historia el pensamiento del clásico: "Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria". Y es así, un movimiento atrapado por la ideología marginal y pequeñoburguesa no podía ir más lejos de donde fue: quedar atrapado en la tela de araña capitalista.

El prestigio de la ignorancia y la satanización del estudio, repetir la conducta adeca del Juan Bimba, obstaculizó una organización para los desposeídos y una teoría soporte para la revolución. No pudieron reconocerse y construirse como fuerza revolucionaria. Los llamados a ser su vanguardia se dejaron atrapar en la idea difusa de "pueblo sabio", y de esta manera la vanguardia se pasmó, fue delito.

La defensa de la revolución quedó en manos de nada, de nadie, inerme frente a los ataques de los enemigos internos que no se reconocieron.

Los llamados del Comandante al estudio, sus esfuerzos, fueron mediatizados, saboteados por la pequeña burguesía y los marginales internos. La necesidad de organización de cuadros fue sustituida por la muchedumbre, se prestigió el tumulto. "Todos sabemos, nadie enseña a nadie", "contra la ciencia de batas blancas" fueron las consignas disolventes.

Y así volvimos a la alerta del Libertador: "Por la ignorancia nos han sometido más que por la fuerza". Nos sometieron de nuevo, y aún no nos damos cuenta que nos derrotaron porque ignoramos hacia dónde vamos, de dónde venimos, no tenemos conocimiento para evaluar el movimiento de la historia.

La Revolución no debe seguir repitiendo los mismos errores, es necesario llegar al pie de la montaña y subirla, no podemos conformarnos con triunfos parciales, con la esperanza de que ahora sí.

La Revolución necesita encontrarse con una teoría vigorosa que nos permita transformar la realidad, construir una organización capaz de dirigir las prácticas revolucionarias que den nacimiento al hombre revolucionario.

El momento es promisorio: la práctica, la realidad derrotó a las teorías deformadoras de la idea revolucionaria. El fracaso que hoy vivimos es imputable al capitalismo y a su variante reformista. El capitalismo ha quedado en evidencia como una teoría de muerte, incapaz de ofrecer futuro a la humanidad, al país. Y sus variantes se han develado como inoperantes, más bien castradoras de la posibilidad revolucionaria.

Ahora está clara la necesidad de una vanguardia impregnada de una teoría revolucionaria. Es el momento de los dirigentes con el coraje para asumirse revolucionarios, para proclamarse chavistas y traer de nuevo al Socialismo al combate.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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