¿Por qué Gobierno y Oposición se conjuran contra Chávez?

Cuando era unánime el olvido, cuando sólo Cuba mantenía en alto la flama del Socialismo, irrumpió Chávez predicando que no era el fin de la historia, que el Socialismo era posible, y fue más allá de las palabras, enseñó al mundo cómo hacerlo: tomar el poder y desde allí cambiar todo lo que debe ser cambiado, la Conciencia y la Economía.

Los capitalistas se alarmaron, sus teóricos atacaron con sus argumentos marchitos. Los reformistas se asustaron, para ellos no hay mayor peligro que un Socialismo triunfante, sería su derrota definitiva, perderían su razón de ser; "no es el momento", "el Socialismo es bueno pero no hay condiciones", dijeron. Chávez los superó, siguió su camino, avanzó y construyó la esperanza que le valió la inmortalidad y la muerte; el capitalismo no tolera que se le dé a los explotados armas espirituales para su liberación.

Nada es más intolerable para el imperio capitalista que el ejemplo liberador. Su aplastamiento, aunque parezca paradójico, es más importante que los beneficios materiales. Los aterra que se sepa que un nuevo mundo es posible, que los capitalistas no son necesarios, que el mundo iría mejor sin ellos, que el capitalismo es sustituible. Eso fue lo que demostró Chávez, y eso lo convierte en el mayor revolucionario de esta época.

Como era de esperarse, el ejemplo se regó por el Continente y por el mundo, los reformistas se corrieron a la izquierda, los socialistas se sintieron acompañados, una nueva fuerza vigorizó a la humanidad. Contra Chávez, los capitalistas lo ensayaron todo, y en todo fracasaron. Era verdad que Chávez no era Chávez, que era un pueblo, y en esas condiciones era invencible, venció golpes, sabotajes. Entonces, lo asesinaron. Y comenzó la operación de desmontaje de la espiritualidad, del ejemplo chavista.

Los reformistas se sintieron desprotegidos, se debilitaron, los oportunistas buscaron mejores refugios, los capitalistas se envalentonaron. El capitalismo internacional exigió rendición total, esto es, claudicación económica y aplastamiento del ejemplo chavista, que sólo sea un mal recuerdo.

Y así, con esos requerimientos comenzó el desmontaje del Chavismo y, simultáneamente, una batalla cruenta entre las fracciones capitalistas por la disputa del gobierno. Es así que estamos viviendo dos batallas entre tres factores: los capitalistas, gobierno y oposición pelean entre ellos por conducir la restauración capitalista, los dos son enemigos del Socialismo, los dos se disfrazan de chavistas. El gobierno usa la imagen de Chávez para mantener el apoyo, mientras impulsa todo lo que Chávez negó. La oposición, ahora, sinvergüenza, aparece como defensora de la Constitución de Chávez.

Son tiempos de confusión, los líderes deben hilar fino para ubicarse en el campo revolucionario, para no ser arrastrados por la apariencia al campo capitalista.

Ahora bien, el truco es viejo, el capitalismo siempre se presenta en dos bandos, en tiempo de crisis el truco se afirma. Así pasó en la Rusia de Lenin, allá los bandos capitalistas eran Kerensky y los monárquicos, Lenin supo imponer la opción Socialista. Aquí, entre nosotros, la masa y los líderes estuvieron medio siglo batiéndose entre ad y copei, y la posibilidad socialista fue arrinconada.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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