"Que triste sería, ¡por el amor de Dios!, que desperdiciemos esta maravillosa oportunidad que nos ha dado Dios, nuestra historia, el despertar de nuestros pueblos".
Hugo Rafael Chávez Frías (Palacio de Miraflores, 14 de marzo de 2006)
A pocos días de las elecciones convocadas para la Asamblea Nacional Constituyente del próximo domingo 30 de julio, todo parece indicar que la mesa está servida y nada ni nadie podrá impedir este nuevo hecho histórico, cuyo único protagonista es el pueblo venezolano.
Los hechos señalan que justamente el ingrediente de violencia que aplicó la oposición venezolana en nuestro país condujo al Gobierno a la búsqueda de una salida, la cual encontró un respiro de paz dentro de la Constitución de 1999 para poner fin a la turbulencia y colocar las cosas en su lugar.
No ha sido nada fácil entender los cambios iniciados en Venezuela con la llegada de la Revolución Bolivariana, con el Comandante Chávez al frente, precisamente porque quienes fueron desplazados del poder por sus errores a lo largo de 40 años del "Pacto de Punto Fijo", no supieron asumir su verdadero rol en defensa del pueblo venezolano.
Gracias a su actuación y a su mal gobierno, al servicio de intereses capitalistas, se desgastaron y fueron derechito al precipicio a cavar su propia tumba y abrir así las puertas a un auténtico proceso revolucionario y democrático desde 1998.
No ha sido fácil transitar por una vía pacífica y democrática desde la llegada del Comandante Chávez, quien fue el artífice de la primera Constituyente y de una nueva Constitución en 1999, la cual abrió el camino a un cambio político en Venezuela.
Los opositores no entendieron su papel y aun teniendo magníficas oportunidades para capitalizar millones de votos, los cuales no utilizaron a su favor, impusieron una agenda de violencia la cual los condujo a destruir su propia alternativa, creando un cerco con la guarimba a sus propios militantes en sus barrios y urbanizaciones.
Definitivamente el error cometido por los tozudos líderes de la oposición venezolana, gracias a los libretos del Pentágono y del Departamento de Estado norteamericano, no encontraron asidero en la Patria de Bolívar y más bien fueron fortaleciendo las bases del proceso revolucionario y a una verdadera toma de conciencia por parte del pueblo excluido, a quien tanto maltrató y explotó por muchos años el sistema neoliberal.
Los reiterados abortos en sus intentos de golpe de Estado y la aplicación de sus insistentes métodos para acabar con el gobierno revolucionario, desde el Comandante Chávez y ahora con el Presidente Obrero Nicolás Maduro, han significado un verdadero fracaso.
A todo el cuadro de líderes fracasados de los partidos de la MUD, se suman los expresidentes corruptos invitados para hacerles su corte junto a los esfuerzos del Departamentos de Estado con Bush, Obama y ahora con Trump a la cabeza.
Los guiones aplicados en Libia, Afganistán, Irak y Siria han significado también otro fracaso. Igualmente la rastrera posición de ex presidentes latinoamericanos invitados al Plebiscito, todos en desuso; como perritos falderos del imperio van "cuesta abajo en su rodada", así también sus fracasados títeres de Brasil, Temer; Argentina, Macri y del Perú, el gringo reencauchado, Kczynski.
El más reciente ataque contra el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro y su proceso Constituyente, se enfila desde la propia CIA norteamericana. Su jefe Mike Pompeo – según declaraciones del canciller Samuel Moncada - trabaja junto a los gobiernos de Colombia y México para derrocar el gobierno venezolano.
En realidad el camino trazado por los venezolanos no ha sido un camino de rosas. Desde adentro, además de la oposición guarimbera y fascista, se han sumado traidores y muchos más quienes apuestan al fracaso de la Revolución Bolivariana.
Desde los curas guarimberos de la CEV quienes no quieren ni al Papa Francisco, hasta funcionarios de alto rango, como la Fiscal General de la República "la china" Marbella, se han lanzado contra la Constituyente. El mismísimo Presidente norteamericano Donald Trump, alzó su voz para pedirle al Presidente Maduro que frenera la Constituyente.
En realidad el proceso de la ANC ya no lo para nadie. El reto asumido por el Gobierno amparado en la propia Constitución de 1999 (artículos 347,348 y 349) es un recurso de alto calibre, el cual pone a prueba a la propia Revolución Bolivariana.
Los venezolanos pensamos llegó la hora la Revolución. Además de tener una gran oportunidad para renovarse, nuestro país también pone a prueba su destino; el domingo se verán las auténticas caras y las señales del Plan de la Patria.
Con la Constituyente florecerán los cambios que garantizarán una verdadera sociedad socialista, revolucionaria y democrática. Una república inspirada en el espíritu de la Constitución del 99, renovada en el 2017; cosa que "no es concha de ajo" como acostumbra decir el Presidente Obrero Nicolás Maduro…
Las expectativas generadas en el pueblo venezolano han puesto todas sus esperanzas en la Constituyente. Los 545 candidatos sectoriales y territoriales, han expresado ante la opinión pública su criterio y sus proyectos para completar el espíritu de la Constitución de 1999.
La responsabilidad del Gobierno bolivariano tiene en sus manos ahora "una papa caliente". Ya no podrá seguir con excusas para combatir la violencia de la MUD. El pueblo espera aplicar acciones legales e inmediatas contra los enemigos de la Revolución.
Igualmente para todos los líderes de base del proceso, quienes han podido incorporarse a la lista de los diputados de la Constituyente y aspiran ser electos, su propósito es concretar la "Revolución dentro de la Revolución". Es decir, sostienen "que no tendrán compasión contra los promotores de la violencia y además pedirán para ellos, las más duras penas y los máximos castigos que señala la Ley y la justicia venezolana". En conclusión, todos pensamos que: ¡La Constituyente si va!
¡Amanecerá y veremos!