Este 30 de Julio está pautado un evento de gran importancia para el país: la elección de los integrantes a la Asamblea Nacional Constituyente.
Nunca, en estos últimos 18 años, un evento electoral había sido realizado no solo en condiciones bastantes desfavorables para el chavismo, sino bajo un auténtico clima de verdadero miedo y terror, promovido por TODA la dirigencia de oposición venezolana, contra quienes aspiramos participar en esa consulta.
He estado acostumbrado al torpe accionar de la derecha venezolana, pero en los últimos 4 años he visto como la ofensiva desplegada por este sector político ha asumido las más asquerosas posiciones fascistas y actuado con una cobardía e irresponsabilidad infinitas.
Reconozco que el gobierno del presidente Maduro adolece de muchas contradicciones con relación al proyecto político iniciado por el comandante Chávez, incluso puedo aceptar y hasta compartir la afirmación de que él y su equipo ha cometido muchos errores en la conducción del país; pero también creo que ha sido subestimado no solo por quienes nos han adversado en estos 18 años de Revolución Bolivariana, sino por quienes nos consideramos militantes de esta causa revolucionaria; y han sido los hechos, los que han demostrado cuán equivocados estamos con respecto a aquel compañero. La historia le dará a Nicolás Maduro el puesto que realmente se merece en esta hora difícil para todos.
Considero que esa discusión sobre la supuesta ilegitimidad de la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente es un simple pretexto de la dirigencia opositora para negar la posibilidad del necesario diálogo que el país pide y que ellos mismos esgrimen hipócritamente todos los días, si bien legalmente el jefe del Ejecutivo no estaba obligado a llamar a un refrendo, quizás el haberlo hecho para convocar ese mecanismo le hubiera dado mayor legitimidad; pero realmente la oposición lo habría permitido? Estoy seguro que no.
He visto en los últimos 4 meses como una oposición a la que JAMÁS le ha importado mis intereses, ni los de mi clase, secuestra banderas que no siente como suyas, no solo para cometer los más abominables crímenes de odio, de racismo social y étnico jamás vistos en nuestro país, sino –lo más grave- para poner el país y a todos nosotros, a disposición de los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales para destruir el Estado Venezolano. Creo que pocas veces en la historia de la humanidad, una dirigencia ha sido tan torpe, tan cobarde, tan descaradamente embustera, tan soberbia y tan asquerosamente apátrida. Si hay algo en lo que destacan individuos como Julio Borges, Henry Ramos, Luis Florido, Leopoldo López, Lilian Tintori, Freddy Guevara y demás especies de esa cloaca autodenominada “Unidad” es por aquellas indignidades antes mencionadas.
Por eso voy a votar para escoger a los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el próximo 30 de Julio, porque llevo 3 meses calándome esa maldita miseria escuálida que me señala como “un chavista ignorante y descerebrado”, porque estoy obstinado de que no pueda transitar por una calle porque un grupo de fascistas enmascarados y cobardes pretendan quemarme vivo, porque me da ASCO una dirigencia que sale del país para que nadie comercie con nosotros, pero cobardemente cierra su tarifada jeta cuando los que terminan comerciando con el rrréégimen son sus propios amos corporativos (como Julio Borges con Goldman Sach, por ejemplo).
Llevo más de tres meses soportando los repugnantes señalamientos de gente de clase media, víctima dela inoculación de un odio absurdo por parte de sus dirigentes, que me piden que como funcionario público que soy, me “rebele” contra la dictadura, o ver cómo le piden a los miembros de la FANB que protagonicen un golpe contra el gobierno y sus instituciones luego de que llevan 18 años gritándoles “cobardes”, “vendidos” y “esbirros” (sin mencionar las víctimas de ese cuerpo armado provocadas por el odio opositor) , cuando paradójicamente muchos de esos “libertadores” no son más que una caterva de raspacupos oportunistas y vividores de un cargo o de un contrato con la administración pública que tanto desprecian, pero que bastante explotan.
Voy a votar porque tengo la esperanza de que a pesar de que en esa ANC habrá muchos “revolucionarios de camisa roja”, esos que siempre hemos visto más marxistas que Marx, más chavistas que Chávez y quizás más maduristas que Maduro, pero en realidad son unos habilidosos oportunistas, también tendrá una mayoría que realmente esté comprometida con este proceso, que con todo sus defectos y retrocesos es hasta ahora el único camino factible para nuestra redención social, política y económica; y serán quienes contribuyan a empujar este autobús por senderos mejor definidos.
Voy a votar porque cada vez que veo a una viejita hablando en televisión, a un estudiante, un obrero, o un empresario, de su postulación y sus propuestas, por más ingenuas, acertadas, increíbles, disparatadas, audaces o necesarias; veo a un pueblo que se niega no solo a que le conculquen los derechos que con muchos sacrificios ha conquistado en estos 18 años, sino también se resiste a ceder su vocería a una clase política que no ha estado a la altura del tiempo histórico que vivimos, ni de las aspiraciones que como pueblo tenemos y lo peor: ha demostrado que jamás lo estará.
Voy a votar este 30 de Julio porque soy chavista y un chavista por más arrecho que esté, por más rencor que guarde de tanta mierda que nos han lanzado, se desquita votando; demostrándole a nuestro enemigo que nuestra calidad humana y nuestra conciencia revolucionaria está muy por encima de esa basura pequeño burguesa que muchos de ellos desesperadamente imitan. Porque me niego a ceder al chantaje del miedo y desespero que una derecha sin creatividad ni amor patrio pretende imponerme.