El calor era un bisturí que abría los poros y hacía que gotas salobres de sudor corrieran por el cauce de los rostros de las personas que conversaban en el porche de una vivienda en la Tacarigua de Margarita.
La conversa giraba sobre las amenazas y las sanciones que el Presidente de Estados Unidos ha tomado contra el Mandatario venezolano y la patria. "¿Pero quién carrizo es ese señor para meterse en este santificado suelo de la patria? Pues nadie, porque con qué derecho opina y sanciona, si aquí queremos vivir libre y sin intervención extranjera", dijo Moncho González, a quien Lalo Quijada le manifestó: "Y lo que esto trae son unas amenazas y un desafío por parte del Presidente Maduro, que a mí, sinceramente, me da miedo".
"Es verdad, dijo Pedro Cachamay, y a mí también me da miedo, pues si el gobierno no pudo ni ha podido con cuatro guarimberos, quienes apenas están encapuchados, lo que tienen son armas artesanales y piedras; cómo será, entonces, si se enfrenta a los marines gringos, armados hasta los dientes, con artefactos de las más alta tecnología. Eso no es juego, amigos, ni mucho menos estar jugando a la candelita con éllos".
Pedro Cachamay se calló, ante el grupo que se sumó en una honda reflexión, se despidió y se marchó a buscar alimentos y medicinas.