Para desarrollar este artículo me permití el abuso de utilizar el epígrafe modificado de una obra de teatro del dramaturgo Cesar Rengifo, "Lo que dejó la tempestad". En esta pieza teatral, el gran maestro ambienta la consumación dramática de la Guerra Federal (1859-1863), los pesares y vicisitudes de unos personajes populares conectados con la melancolía y la desdicha que emergen una vez que el caudillo Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano, es vilmente asesinado en la batalla de Santa Inés (10 de enero de 1860).
En estos últimos días cuando camino por la urbanización donde resido, una mezcla de angustia, resentimiento y desesperación me envuelven, al pensar que ciertos seres humanos logren concebir en su mente tal grado de destrucción. Pasada la alegría de la elección de ANC, desconociendo las futuras acciones terrorista de la MUD y sus talibanes, no me queda más que enumerar en mis caminatas obligadas por el bulevar de El Cafetal, otrora un hermoso paseo, lo que dejó las actuaciones de un grupo de desalmados empeñados en atormentarle la vida a sus vecinos.
Presumo que todos los venezolanos desean vivir en un país donde la vida discurra en paz, sin violencia y que cada uno de nosotros reconozca el derecho del vecino a existir en armonía con el medio ambiente que lo rodea. Lo que los terroristas y guarimberos hicieron en ciertas urbanizaciones del este de Caracas es una muestra gratis de lo que serían capaces de hacer un gobierno de la derecha, en el supuesto negado de triunfar en un golpe de estado. Veamos lo que dejó la mal llamada "resistencia" en las urbanizaciones del este de la capital y en general, en ciertas ciudades de Venezuela.
Todavía para esta fecha los residentes de la urbanización El Cafetal no se han recuperado de la destrucción de la primera guarmiba (2014) convocada por Leopoldo López, cuando, a partir de abril del presente año, la zona de Caurimare, Santa Marta, San Luis, Santa Paula y zonas aledañas se vieron sometidas a acción vandálica de un grupo de seres, que de humano solo tienen la apariencia. Es pasmosa la acción destructiva de estas morrallas terroristas que desarrollaron y lograron que ciertos vecinos aceptaran y celebraran la estética de la basura, de los escombros, de la pestilencia y de la degradación humana. Me sorprendo, cuando obligado a caminar por mi domicilio, observo como mis vecinos salen de sus casas y apartamentos y se arrellanen de manera estoica a contemplar y a respirar las pestilencias emanadas de los montones de escombros y basura, traídos de otras zonas, en espera de los colectivos y GNB que nunca llegan. Hoy 5 de agosto mientras escribo este artículo aún se mantienen las reliquias de esta barbarie, el prototipo de las llamadas barricadas dejadas por "los guerreros", "los admirables", "los servidores", "los motivadores" "el refuerzo" y "la retaguardia" como se autodenominan las pandillas de la "resistencia" de VP.
Pero no solo basura dejó "la resistencia" en la zona de El Cafetal. La mal llamada "resistencia" unificó el hampa política, con los malandros y paramilitares para acabar con la paz de zona y crear estados de zozobra. Es sorprenderte la cantidad de malvivientes que tomaron por asalto esta urbanización que hasta la policía de Baruta, antiguamente alcahueta y cómplice de estos grupos, hoy se encuentra imposibilitada de sacar a estos malandros dedicados a robar, a extorsionar y cobrar a peajes a nuestros vecinos. Desde mi atalaya muchas veces observé en el bulevar de El Cafetal a la policía de Baruta brindándoles protección y apoyo a los terrorista guarimberos, apostados en las calles para impedirles la libre circulación a sus vecinos y sacarle alguno que otro efectivo. Como se nota, la zona del este de Caracas estaba bajo el imperio de la dictadura de "la resisrtencia".
Las acciones de los terroristas de VP y PJ también dejaron en la urbanización a un grupo de resentidos (arrechos), en la mayoría de los casos militantes de esos partidos, personas que no pudieron salir para ir a trabajar; otros obreros que tardaban en llegar al sitio de labor; empleadas(os) quienes venían caminando desde muy lejos para cumplir con sus faenas en la zona, con la intención de ganar el salario diario; niños y jóvenes impedidos de asistir a sus colegios; médicos que no concurrieron a sus consultas para atender a sus pacientes; enfermos imposibilitados de traspasar las barricadas a riesgo de perder la vida; miles de personas secuestrados bajo amenaza de ser agredidos. Así mismo. "la resistencia" conminó a los vecinos a acudir a los centros comerciales a realizar las compras en los automercados, donde los lusitanos nos chupan la sangre con descaro, dado que los mercados populares no pudieron ingresar a la zona para ofrecer sus productos un poco más económicos (no mucho). Así mismo la "resistencia" privó a los adultos mayores del uso del servicio de metrobus dado que, consecuencia de los continuos ataques contra estas unidades por parte de los "guerreros de la resitencia", el gobierno se vio obligado a suspender la ruta. No nos quedó más remedio que los choferes de las camionetas nos chuparan la sangre.
Todo lo anterior podría tomarse como algo doméstico en el ámbito local. En lo que respecta al contorno nacional, la "resistencia" se quitó la careta nacionalista para mostrar los verdaderos rostros de los vende patria, de los arrastrados al imperio. Ya no disimulan sus traidoras intenciones. Advierto atónito como Borges solicita al imperio la aplicación de sanciones económicas, las cuales no perjudicarán solo al presidente MM sino a todo el pueblo venezolano; otros tunantes como Juan Requesen, promoviendo una intervención armada para que la derecha de país tome el poder (caso negado) y le entregue las reservas petroleras a las compañías extranjeras, además de los tesoros de otros minerales estratégicos.
"La resistencia" también nos dejó a una jerarquía eclesiástica mostrada en franca rebeldía contra el papa Francisco y se apersoga, de forma descarada, con la derecha terrorista. Es deleznable como algunos sacerdotes y monjas les conceden la bendición a grupos de terroristas armados, partícipes de las manifestaciones con intenciones criminales, es decir la de matar soldados de la patria y a cualquier chavista que se le atraviese en su camino.
La CIA no pudo ocultar sus verdaderas intenciones y en la voz de Mike Pomposo, su director, reveló sus encuentros con representantes cipayos del gobierno de Colombia y de México para derrocar al gobierno del presidente MM. Tampoco el secretario de estado de EEUU Rex Tillerson se quedó atrás al declarar explícitamente la voluntad del gobierno de EEUU de derrocar el gobierno de del presidente MM. Es decir, "la resistencia" también nos dejó ver el antiguo y eterno rostro injerencista del gobierno de EEUU, cuando se enfrenta con un gobierno cuyo presidente no se echa en la alfombra del amo para menearle la colita.
"La resistencia" nos permitió ver detrás de las cortinas de la Unión Europea, cuyos presidentes no son más que una cuerda de testaferros de los dueños de tacañas empresas globalizadas, siendo sus intenciones la de apoderarse de todas las riquezas de los pueblos del mundo. Por esta razón, obedeciendo las órdenes de su jefe Donald, solicitan aplicar sanciones económicas y políticas al pueblo venezolano. Ciertamente, los gobiernos de los países europeos no se han despojado del manto colonizador y todavía se les agua la boca cuando advierten las riquezas de los pueblos de África, Asia y América, sus antiguas colonias.
Por fortuna, "la resistencia" también nos dejó un FANB cohesionada alrededor de un proyecto de país que responde a los intereses del pueblo de Venezuela y no a los mandatos de las avaras corporaciones energéticas, financieras e industriales.
Finalmente, "la resistencia" le dejó al mundo entero las imágenes de un pueblo, que harto de la violencia, de las amenazas de los grupos de la derecha internacional, de las violaciones de los derechos humanos por parte de los terroristas de la oligarquía sumisa, decidió de manera contundente reivindicar el modelo político legado por mi comandante Chávez y para eso salió a la calle para respaldar masivamente la convocatoria a la ANC. Tiene razón el Libertador cuando sentenció: "Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de la calamidad pública: la ignorancia y la debilidad". Lee que algo queda.