Crónica y Poesía (I)
(a mis hijos)
En un libro publicado por el
periodista, poeta y narrador José “Cheo” González aparece una conferencia que
dictáramos con el título de esta entrega. Fue editada, junto a las de otros escritores y académicos, invitados por
el ya desaparecido e inolvidable Cheo González a una jornada sobre comunicación
social, por la Universidad
del Zulia.
Años después, en estas horas,
algunos intelectuales organizadores de la “Plataforma Sevilla Bolivariana”
echan mano de nuestra condición de hacedores de poemas y contempladores de un
tiempo, para invitarnos a charlar en el Teatro del Duque de Comisiones Obreras,
en la citada urbe española, sobre “Venezuela y el llamado Socialismo del Siglo
XXI”, y para leer algunos de nuestros temblorosos versos. El 11 de Septiembre, día emblemático para
América –del Sur y del Norte-, a las 20:00 h. será el evento. Expresamos nuestra gratitud al sociólogo de
origen quiboreño Jacinto Castillo y al documentalista hispano Samuel Pérez
Arguellada por esta invitación.
La Crónica, como su nombre lo sugiere, es el uso de la
palabra en función de dar cuenta del tiempo, del Dios Cronos, del devenir
social. Es de origen e incidencia
colectivos. Se refiere a la pluralidad
del acontecer de las comunidades no sólo en el presente, sino en toda la
continuidad histórica. Tiende a ser
sencilla pero precisa en informaciones y detalles que podrían, a la larga,
ayudar a reconstruir y comprender la vida de las sociedades en las cuales es
desarrollada.
Como profesores de
comunicación, la experiencia de nuestra convivencia quiboreña, por ejemplo, nos
condujo en su momento a escrutar el problema de la tenencia de la tierra y los
personajes más resaltantes, honestos los más, y abyectos varios, de esa
población. En ocasiones generamos
sonrisas y complicidades, pero también odios e intrigas. Dejamos, sin duda, un material informativo
que podrá ser útil a los historiadores. Unos nos condenarán por subjetivos, o tal vez seamos recordados por
pretender estimular en el prójimo preocupaciones por su entorno, sus tierras,
sus aguas, sus gobiernos, sus artistas, su fauna, sus tradiciones, en fin, su
realidad: la suma y el continuo de sus vidas.
La poesía es otro
asunto. Más íntimo, más personal. En el caso del poeta-cronista a veces se
confunden emociones y géneros. Ello irá
a caracterizar el estilo del cronista. Existen los directos, de intencionalidad objetiva; los graciosos,
humorísticos; los light, los de tendencia filosófica, los políticos. La crónica es la desnudez del tiempo. La poesía es, en mucho, la propia
desnudez. Cuando el poeta se desnuda en
una crónica asume su condición de ser social. Su criptoescritura en cambio, le otorga, en cierta forma, el dominio
exclusivo de sus demonios, su más acendrada libertad personal.
Por ello, sirva lo anterior
para mostrar a seres muy queridos, lo que sucede cuando un poeta-cronista es
insultado en público, sin razón, con odio fríamente calculado, oportunista y
destemplado:
1. El cronista querrá echar el cuento; ubicar al agresor en su lugar;
señalar sus vicios, su egolatría, su cinismo, sus frustraciones, su soberbia;
es decir, desnudar al tiempo, ubicar al referente en sus diversas
contextualidades históricas, sociales, económicas, políticas, sexuales; como
hacíamos en Quíbor con un Alcalde a quien llamábamos Dr. Acude, o con los
terratenientes que usurpaban las tierras de “El Pueblito”, “La Florencia”, “Cerro
Morón” y hasta del cementerio, o con los transportistas de tesoros todavía
ocultos en esta supuesta o real revolución.
2. El poeta optará por el silencio, caerá en una pasajera crisis, llamará
de madrugada a sus más largos amigos, cometerá las mismas o nuevas impertinencias,
llorará sobre los senos de su mujer, mirará el álbum familiar, recordará las
virtudes de su agresor que de seguro las tiene a raudales, porque el tiempo no
es bueno ni es malo, es la suma, ya dijimos, de la realidad. Y el poeta, también advertimos, es parte del
colectivo, en cuanto ser social. A lo
mejor olvidará la agresión y dirá para sus adentros: no quiso molestar al
poeta; hirió al cronista.
Entonces, el vaticinador
llegará sonriente a Madrid. Y hablará en
Sevilla y en París del llamado “Socialismo del Siglo XXI”, de la vigencia o la
muerte de la lucha de clases, de la libertad de expresión, en Venezuela y en
Barquisimeto, de Globovisión, de PROMAR, TELECENTRO, de “El Informador” y de
otros que ¡Ay! ocupan un capítulo en la novela que escribimos con regusto.
Pero un día, no sabemos cuándo,
brotará de su pluma una gota, una pequeña gota, una sentida y dolorosa gota, lo
que Lubio Cardozo llamó, con nosotros, “El Insobornable pudor del poema”… Y
nacerán versos desnudos, pobres y huérfanos.
(continuará)
nunezsilva@hotmail.com
Barquisimeto, 06 de Septiembre
de 2006
Publicado por la ANPA. noticias del pueblo