La gusanera anda suelta fuera de sus cuarteles mayameros, con dirección a la Cuba que perdieron para siempre, y no recuperaran jamás. Anda desatada la gusanera enfilando sus baterías en contra de la revolución bolivariana, y en contra de la Venezuela heroica que supo impregnar de libertad popular a este continente bajo la genial conducción de Bolívar.
La gusanera trabajando, como siempre ha trabajado, en plena conchumpanza con la CIA, contamina con su guerra sucia, y sus operaciones encubiertas a Cuba y a Venezuela. Subestima una vez más la gusanera el Espíritu combativo de nuestros heroicos Pueblos, olvida la gusanera, que detrás de Fidel Castro y Hugo Chávez, van decenas de millones de seres humanos que han vuelto a abrazar el legado de los prohombres que nos dieron Patria, y cuya causa había pisoteada por la acción del capitalismo salvaje hecho prepotencia imperial.
En opinión de José Martí, hay una sola forma de vencer la muerte, y esta es, luchando por la liberación de la humanidad. Ciertamente hay hombres y mujeres que una vez persuadidos de que en el mundo que les ha tocado vivir hay un indeterminado número de entuertos que a diario asesinan la justicia e impiden a toda costa el derecho a la vida digna y sin amarguras de la mayoría de los seres humanos; una vez empapados de las lágrimas de la gente empobrecida por la explotación capitalista de la clase dominante; arremeten con tesón y fervor inusitado, en contra de esas fuerzas retrógadas, sin pensar en lo poderosas que pueden ser, sin medir que en esa arremetida, se puedan perder las vidas que haya que perderse, incluida la suya. Que si son vencidos se vuelven a levantar con fuerza redoblada hasta vencer cualquier tiranía, del cuño que sea. Esos hombres y mujeres han nacido desde siempre, como brotados de la naturaleza por un elemental principio de equilibrio. Son los hombres y las mujeres que portan la antorcha, la llama, el haz de luz que conduce a los Pueblos a su propia liberación.
En las épocas más ignominiosas de la Historia mundial siempre surgieron esos hombres, y esas mujeres. Una vez se llamaron Espartaco, antes se habían llamado Niobe, después Gracos, Garibaldi, Juana de Arco, José Leonardo Chirinos, José Antonio Galán, Simón Rodríguez, Miranda, Bolívar, San Martín, Artigas, Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Maceo, Máximo Gómez, Sandino, Guiteras, Julio Antonio Mella, Abel Santamaría, Camilo Cienfuegos, el Che, y ahora, Fidel... Una lista larga que no cabe aquí, y que en definitiva ha sido siempre una lista fundida de hombres y mujeres paridos por la tierra y por el equilibrio de un Mundo que aun sigue teniendo hambre de Justicia. Podríamos decir que son los mismos hermanos de todas las épocas, que se suceden unos a otros, que en realidad son una misma fuerza telúrica que de tiempo en tiempo, nace con otra fisonomía, otro nombre que vela el nombre que han tenido desde siempre: DIGNIDAD.
Recientemente Fidel cumplió 80 años, y hay una celebración en nuestros Pueblos, Cuba y Venezuela, que ahora somos un mismo Pueblo, para siempre. Quizás sea el momento propicio para decir que Fidel está cumpliendo desde hace muchos años, los siglos que dure la Historia Humana.
No habrá gusanera mayamera, o en cualquier parte del globo capaz de asesinar moralmente a Fidel. No habrá fiesta, ni carnaval ni cualquier otra expresión del colmo de la degradación humana que pueda acabar con la vida de Fidel. Y eso por que esas fuerzas retrógadas, fiel expresión del imperio, no se han dado cuenta que Fidel, y ahora Chávez, no son matables. La gusanera, torpe como siempre, no se ha fijado que Fidel y Chávez, más que hombres, son parte de la misma fuerza que ha dado luces, en todas las épocas de la Historia, para que la Humanidad sea liberada por si misma.